¿Pescando clics? juas, juas. Pues no. Los lectores saben que, desde hace más de veinte años, venimos dando consejos que funcionan. Tratamos de que sean sencillos, al grano y aplicables en la realidad. No siempre lo conseguimos, como es natural (los consejos generales son, por definición, incompletos, porque las recomendaciones tienen que ser personales, para un escenario determinado y, sobre todo, resultado de un análisis desprejuiciado de cada caso) pero, hoy, principios del año 2024, vamos a recordar algo de lo que ha funcionado para una inmensa mayoría.
Todos sabemos que hay varios factores que afectan al esquí: técnica, condición física, mente y material. Desarrollar cualquiera de ellos mejorará el rendimiento. Trabajar en todos equilibradamente, nos hará mejorar aún más. Menudo descubrimiento ¡eh! Pero, vayamos al grano:
Notemos qué pasa debajo de los pies
Esto aunará físico, técnica y mente de forma sorprendentemente sencilla. Concentrarnos en lo que pasa en los pies evitará que nos distraigamos con pensamientos inoportunos, nos equilibrará naturalmente sin tener que pensar chorradas sobre la posición y, justo por eso, favorecerá que las piernas trabajen funcionalmente, permitiéndonos emplear mejor la fuerza de que disponemos. Encima, ese “diálogo” entre los pies y lo que pasa en la nieve, nos dará esa paciencia y progresividad que tanto agradece ella y nuestro propio esquí.
Más fuertes que el vinagre
No podemos mejorar la condición física de un día para otro, pero sí sacar lo mejor de ella en un momento concreto. Consejos conocidos aparte como dormir, comer bien y todo eso de las mil revistas de salud, seamos sensatos y no pretendamos rendir mucho a últimas horas de la tarde o cansados por cualquier circunstancia. La excitación o el pundonor al esquiar entre amigos puede hacernos perder la perspectiva y jugarnos malas pasadas. Traslademos al esquí la filosofía del entrenamiento de series, y descansemos lo suficiente entre tirada y tirada cuando queramos aprender algo, probar cosas nuevas o rendir en una bajada exigente. Cansarnos innecesariamente en altura y, probablemente, deshidratados, subirá mucho el nivel de cortisol, reducirá el rendimiento físico y cognitivo y, a la larga, le pasará una factura cara a las articulaciones, sin que sepamos de dónde nos ha venido.
Estate a lo que estás
No solo por todos los rollos sobre el foco que hemos soltado aquí durante veinte años para cuando estamos bajo estrés, sino, sobre todo, cuando intentemos mejorar algo, concentrémonos en eso y trabajemos sobre una sola habilidad cada vez. Lo más probable es que, al mejorar una sola cosa, un montón de las piezas del puzle del esquí se acoplen de repente y demos un paso mayor de lo esperado. Ese sugestivo "clic" que todos hemos experimentado alguna vez en algún campo, consiste, con frecuencia, en que hemos encajado la pieza maestra aldedor de la que se articulan las demás.
No todo es esquiar
No todo el mundo puede subir a menudo o perder, entrenando, sus preciosas horas de esquí en familia, pero sí podemos mejorar en casa alguno de los factores que citamos al principio. Lo de la condición física es obvio, pero la mente se suele olvidar y, trabajar la visualización, la capacidad de concentración y toda esa “spicoferia” (juas) de la que hemos dado tantos consejos, se puede hacer en cualquier sitio, justo ahora, tras leer este articulillo.
Aquí, de propinilla, algunos articulitos en los que daba ideas más allá de las pistas:
- Tres propósitos para esquiar mejor este nuevo año
- Cuatro errores típicos al intentar mejorar nuestro esquí
- Cuatro campos en los que mejorar nuestro esquí
- Ocho consejos para esquiar con maestría
- Tres pasos simples para esquiar mejor
Sin más, espero que tengamos todo un magnífico año y que este, sí, por fin, lleguemos al final de la temporada habiendo subido esos escaloncitos que queríamos, empleando inteligentemente esa sencillísima receta de esquiar con los pies. No garantizamos nada, eso lo dejamos para los pescadores de clics, los idealistas canónicos y los vendedores de humo pero, eso sí, intentamos, con todo nuestro escaso aunque voluntarioso talento, que estos consejos ayuden a todo el que ponga el resto de su parte, juas, juas.
¡Buenas huellas y feliz año!
Carolo, enero de 2024