Así que apetecía subir a aprovechar esas buenas condiciones antes de que el calor haga de las suyas. A ver cómo puedo organizar una subida entre días laborables, compromisos familiares, meteorología, etc.
Mira por donde los martes termino de trabajar temprano, y a mi Sra. suegra se le ocurre irse unos días a Lanjarón, y me pide que la lleve. Miro la meteo y da bueno… lo veo claro: dejo a mi suegra y tiro para la sierra. Puedo estar allí a eso de las dos de la tarde. Adelante.
Un par de días antes, mi hijo empieza a encontrarse mal. Parece un resfriado sin importancia.
El día D, estoy en el trabajo (con todos los trastos en el coche), y me llama diciendo que se encuentra muy mal, que lo lleve al médico… vaya, se me chafó el plan.
Pero el médico le manda reposo y de todas formas tengo que llevar a mi suegra al balneario… por la tarde tiene quien lo cuide… el plan sigue adelante. ¡Bien!
A partir de ahí sale todo como estaba previsto, casi al minuto.
Salgo de Lanjarón a la una, y a las 2 y cuarto estoy en la Hoya de la Mora. Hago los preparativos para subir a Borreguiles en bici, y a las 3:30 llego allí tras un ¿agradable? paseo con 200 m de desnivel.
Ahora hay que hacer la transición al esquí: descargar todo de la bici, ponerse botas (las pieles las llevaba ya puestas de casa), y echar a andar hacia el primer objetivo del día: el radiotelescopio.
¿Será hoy, por fin, el día en que baje la Visera?
En +- ¾ de hora llego arriba subiendo por Cecilio. Pero han limpiado la carretera hasta el edificio y hay un desnivel de más de 1 metro que me dificulta el paso hasta la Visera. Vaya. Interpreto esto como una señal y…
… vuelvo por donde he venido. Los primeros giros me confirman que he hecho bien. Luego, según voy bajando y cogiendo soltura me arrepiento un poco… … pero no tanto.
Llego de nuevo a la inferior del telesilla de la Visera, y envidio a todos los que son capaces de bajar por todos esos sitios que, a mí, me parece que están a un nivel muy superior al mío.
Pero bueno, la tarde es joven; vamos a por el segundo objetivo de hoy: el observatorio. Pongo las pieles (por cierto, de estreno, junto con los esquís, que ya he usado en modo pista pero no en modo travesía) y subiendo por una nieve con una calidad de 9 sobre 10 me dirijo hacia la superior del Emile Allais y luego hacia el collado de la Laguna antes de desviarme por el camino que sube al observatorio.
Al llegar arriba me recibe amablemente el famoso…
… zorro de Sierra Nevada, que se queda conmigo todo el rato que permanezco allí. Parecía el conserje. Cuando empecé a bajar me acompañó hasta que cogí la curva y me alejé. Parecía querer asegurarse de que me iba sin provocar daños o algo así.
Tras bajar el camino hice una diagonal volviendo por donde había venido, con una nieve suave y cremosa, más polvo que primavera, super agradable de esquiar, y me dirigí por donde había venido hasta la parte inferior de la Visera, disfrutando de cada giro y preguntándome si alguna vez yo bajaré la Visera. Y eso que la que hay a la derecha (Trampolín) sí la he bajado alguna vez, pero entonces era más joven…
Pues nada, llego a Borreguiles a las 7, organizo de nuevo los trastos en la bici, y me voy para abajo en un agradable (ahora sí) paseo cuesta abajo, llegando en 15 minutos al coche.
Nueva transición, metiendo todo en el coche, y para casa, a donde llego antes de las 10.
Una tarde agradable hasta más no poder. De lujo.