Se oyen muchos consejos sobre cómo esquiar centrados. A veces se esquía mejor gracias a ellos y, otras veces, juas, a pesar de ellos. Como hemos comentado en este blog, ayuda mucho asumir que el equilibrio no se mantiene, sino que se regula. Digamos que se "prepara" y, luego, se pierde y se recupera. El equilibrio es como tantas cosas, jaja, que haces planes y te salen, o no, pero, con la experiencia, desarrollas estrategias para tenerlo más o menos bajo un control siempre precario.
Pero estoy filosofando, así que vayamos al grano. Para los principiantes e intermedios, el mejor truco es pensar la frase mágica “de pie”. Unos millones de años de evolución para caminar erguidos, junto a algo que aprendimos de chicos y llevamos toda la vida practicando, hacen el milagro. Digámonos de pie y, después de esto, ya habrá tiempo de pensar en posiciones de base, atléticas y todas esas cosas originales que tanto nos gusta decir a los profesores. No me quiero enrollar porque he escrito abundantemente sobre el tema, pero, hagamos la prueba: pensemos "de pie" y el cuerpo se organizará solo, para equilibrarse, todo el resto de la curva que estamos empezando a hacer.
El segundo truco más eficaz que conozco, sea para intermedios o para expertos, es notar que el pie esté detrás de la línea del trasero al inicio de la curva. Casi todo el mundo, y más desde que apareció el esquí moderno en los 90 del siglo pasado, se conforma con inclinarse y empezar un viraje con el pie alineado debajo del cuerpo o, incluso, a un lado. Así, en cuanto el esquí se enfrenta a la máxima pendiente y nos adelanta, perdemos la posición. Por el contrario, si el pie se mueve por detrás de nosotros (podemos probarlo ahora mismo, sentados en un borde de la silla), canteamos antes, presionamos y deformamos el esquí desde el principio, en una posición ya adelantada que nos costará mucho más perder.
El tercer truco es tan natural como respirar. Porque es respirar, juas. La tensión excesiva perjudica al equilibrio y no oxigenarse nada ni digamos. Si coordinamos la inhalación del aire con la extensión (justo con el pensamiento “de pie”) y la exhalación con la flexión, conseguiremos un grado alto de relajación y de eficiencia. Tomar aire se coordina con ese acomodo del cuerpo durante la extensión y, aparte de darnos oxígeno, contribuye a ese momento dulce donde los músculos descansan brevemente al quedar los segmentos del cuerpo alienados. Soltar el aire, a su vez, ayuda a que las articulaciones se relajen, combinándose perfectamente con la flexión, y favoreciendo la amortiguación de las vibraciones y las pequeñas irregularidades.
Como el tema se lleva comentando aquí veinte años por lo menos, dejo unos cuantos articulillos, de más a menos reciente, en los que lo hemos tratado:
- El "momento dulce" de las curvas
- Respirar para fluir
- Cómo adelantarnos al inicio de las curvas
- Cómo corregir las posiciones retrasadas
- Un truco para la posición
- Espalda y tibias paralelas
- Pies juntos y baches
- Tres pasos simples para esquiar mejor
- Desencadenamiento en paralelo
- Esquiar retrasados ¿Es tan malo?
Feliz salida del invierno y
¡Buenas huellas!
Carolo, marzo de 2022