Hemos escrito decenas de artículos sobre la posición (y algún libro) en la que explicábamos cómo regularla. Lo primero es recordar que la posición no es algo estático, no es una "posturita" que mantengo todo el rato, sino que es algo que cambia todo el tiempo y que tengo que regular. Solo aceptando esto ya tenemos mucho ganado. Las claves para regular bien esta posición a lo largo de la bajada son:
- Partir de una posición sobre las plantas de los pies. El peso varía a lo largo de la curva: pasa de estar sobre los metatarsos al inicio, al talón al final del viraje. Como regla general, si pensamos en mantenernos "de pie", el peso se distribuirá naturalmente sin que tengamos que preocuparnos demasiado de dónde está exactamente en cada momento.
- Flexionar el tobillo hacia adelante. A esto se le ha llamado siempre "apretar en las espinillas" o la lengüeta de la bota, aunque su fin no es exactamente apretar la tibia contra la bota sino, precisamente, que el punto de aplicación de la presión esté en el metatarso, tras el dedo gordo del pie, que es donde mejor nos equlibramos y generamos los movimientos de locomoción.
- Llevar las manos adelante, lo que incluye los hombros relajados y levemente inclinados por delante de la cadera. Si nos fijamos esto es una postura universal de alerta y acción en infinidad de deportes.
- Mantener la vista alta y anticipada. Por nuestro "diseño" de bípedos, la masa del cuerpo tiende a desplazarse hacia adonde miramos. Si lo hacemos muy cerca o a los esquís, es seguro que nos quedaremos retrasados en seguida; si miramos hacia donde vamos, la masa del cuerpo, mucho mayor arríba, entre la cabeza y el torso, nos ayudará a mantenernos adelante.
Normalmente empezamos las curvas con muy buena voluntad pero, en cuanto los esquís apuntan a la máxima pendiente, se aceleran y perdemos la posición. No nos preocupemos; tan pronto el esquí haya atravesado esa línea de máxima pendiente nos será más fácil apoyar la planta del pie, sentir el canto bajo éste y recuperar la posición. También, en cuanto hagamos una extensión para iniciar una nueva curva, la cadera quedará encima de los pies y nos equilibraemmos automáticamente.

Al exteder las piernas para iniciar una curva nueva, el centro de gravedad se equilibra naturalmente sobre los pies. Es un patrón aprendido durante millones de años de evolución como bípedos, que nos saldrá espontáneamente si pensamos algo tan sencillo como "de pie".
Si queremos hacerlo bien desde el principio, preocupémonos de comenzar el viraje flexionando el tobillo, de este modo la presión (el peso de nuestro cuerpo) se transferirá a la espátula del esquí, y permaneceremos equilibrados sobre él durante toda la curva. Probemos esto haciendo diagonales - teniendo en cuenta las cuatro claves de arriba - y notemos la sensación de precisión y control que se consigue al girar los esquís si nos concentramos en la flexión de tobillo.
Veamos una serie de fotos bien conocidas por los lectores de este blog y comentemos algunos problemas de posición:

Aquí he perdido la posición en una pendiente fuerte, pero mis hombros y mis manos están adelantadas, el bastón presto y la vista al frente. Esta actitud anticipada me permitirá contraer la musculatura, extenderme y recoger los pies por debajo del cuerpo para recuperar la posición para la siguiente curva. No estoy pensando en lo que me está pasando, sino en lo que voy a hacer para recuperarme: la anticpación visual lo es también mental.


Y esto es todo por hoy; una buena posición nos permitirá esquiar mejor, pero no desestimemos los beneficios, a largo plazo, para la salud de las articulaciones de las rodillas y la zona sacro-lumbar. Pensemos, para hacernos una idea, que éstas soportan cargas, durante los virajes, de hasta tres veces el peso de nuestro cuerpo. Feliz comienzo del año y
¡Buenas huellas!
Carolo © 2015
Fotos Jan Vokaty