Al día siguiente de Wagrain, también con un tiempo excelente, mucho frío y buena nieve nos fuimos directamente a Flachau, donde el ídolo local es Herman Maier.
Vaya por delante que a mí, Herman Maier siempre me ha impresionado, pero que no está, por lo menos hasta ahora y no creo que mejore, entre los tres mejores esquiadores de todos los tiempos.
Para mi los tres mejores son, por orden de antigüedad: 1º Tony salier, austriaco, que obtuvo la triple medalla de oro en descenso, gigante y slalom (entonces no había supergigante) en las olimpiadas de Badgatein, precísamente, creo recordar en el año 1958.
Luego el francés Jean Claude Killy, que obtuvo los mismos laureles en las olimpiadas de Granoble del año 1968.
En cuanto al sueco Ingmar Stenmark no lo pudo conseguir al ser apartado de los juegos olímpicos porque entonces el COI se la cogía con un papel de fumar, y decían que Ingmar Stenmark era un profesional, por lo que no le permitieron correr las olimpiadas.
Luego ha habido primerísimos esquiadores, entre los que obviamente se encuentra el héroe de Flachau.
Y como a todo héroe, le han hecho una horrible estatua en el más puro estilo del realismo artístico soviético, delante de la subida en el telcabina Achter Jet que parte del parking nº2 de la zona, que hace más referencia a macizo albañil (su profesión antarior) que a un ágil atleta de la nieve.
En esa estación, la pretigiosa Austerreich Skichule, se pretigia aún más y se llama Herman Maier Skichule.
En otros post se habla de las escuelas de esquí y a ver si le dedicamos algún capítulo a las de Austria, que como todo lo de ese país no tienen nada que ver con las del resto del mundo de la nieve.
Pero veo que es una idea excelente que los grandes y prestigisos esquiadores funden escuelas en las que bajo su nombree y quizá bajo su tutela se enseñe lo mejor de lo mejor en materia de esquí a los niños.
Porque no se si sería por casualidad, pero es una de las estaciones en las que había más niños. Niños diminutos como pulgas, algo así como cascos sobre una especie de bolsas amarillas (los petos) arrastrándose por el suelo en los perfectamente preparados y atendidos por profesor@s especializad@s parques infantiles en la base de la estación en sitios al abrigo de las inclemencias del tiempo.
Y serpientes de 9 o 10 chaveas bajando, perfectamente encasquetados tras profesores que se paran los corrigen, les dan cuatro gritos y meten en vereda al que se desmadra.
Así no me extraña que salgan los campeones que salen en esos sitios.
La estación de Flachau está muy cerca de la Autopista A10. De hecho se pueden divisar sus amplísimas pistas desde la carretera.
Es divertido ir por las autopistas de las zonas y comprobar cómo te señalan los pueblos y las estaciones de esquí, cosa lógica, pero también los medios mecánicos más importantes, que están señalizados con carteles rectangulares verdes y los parking adjuntos a dichos medios mecánicos (no hay un sólo medio mecánico de los que largan gente para las cumbres que no tenga a su lado uno o varios parkings gratuitos, perfectamente limpios y señalizados).
Las pistas de Flachau son muy panorámicas y las más amplias de todas las de la zona.Se esquía de cara al valle y aunque hay bosque , sus pistas no están ocultas entre él,
Hay un Telecabina, el Achter Jet que sale del Parkin 2 y luego una serie de rápidísimos telesilals sextiplazas acolchados y encapotados que en paralelo y desde otro parking, el 3, te suben a la cota más alta de la estación, el Griessenkarek a 1991 metros de altura.
No hay pistas negras, sólo rojas y azules y normalmente se esquía en un amplísimo espacio, perfectamente preparado que transcurre entre la línea del telecabina y de los telesillas.
NO es una estación muy grande, pero está muy soleada, ya que tiene orientación sur.
Pero desde la parte alta se puede conectar con las pistas de Wagrain, tomando un desembragable cuatriplaza que te sube a la cima Saukarkopf a 2014 metros.
Wagrain es una de las zons en las que yo recomiendo quedarse si se quiere estar una semana esquiando sin moverse de la estación.
Sus pistas, con orientación, unas oeste y otras este transcurren entre magníficos bosques, donde hay una pista FIS.
El pueblo se encuentra en un valle y para pasar de las pistas de la parte este a las del oeste hay que tomat un skibus gratuito que sale de los bajos del Telecabina Grafenberg.
Han creado un espacio llamado Flying Mozart, con un circuito de pistas muy bonitas servido por un telecabina y un teleski con el nombre del preclaro y manosado músico.
Como consecuencia de mis excesos en las Felsentherme cogí un costipado de aúpa y dejamos de esquiar sobre las 3 de la tarde, cosa que hcimos porque también se nubló y empezó a nevar.
En vez de tomar las tradicionales salchichas en las pistas, tras quitarnos los esquies y las botas buscamos un sitio encantador donde al lado de una magnífica chimenea, y con mis espaldas bien calentitas contra las ideales estufas de cerámica que calientan los hogares austríacos saboreé una exquisita Knoeldensoupe o sopa de albondiguillas, que es una de los platos favoritos de los austriacos.
Mi sorpresa fué cuando la sopa me la sirvieron en una taza en vez de en un plato, y las albondiguillas era un enorme albondigón con fuete sabor a hígado que me recompuso realmente.
Al final de mis relatos haré un repaso gastronómico del país, que aunque no se puede comparar con Francia o España tiene sus cosas curiosas.
¿Sabíais que al apfelstrudel (patel de manzana y crema sobre hojaldre) es una invención austríaca y que para saber si está bien trabajada la masa, hay que deslizar debajo una vieja carta de amor.Si se puede leer, la pasta del strudel está bien hecha?
¿O que la forma de saber si los Wienerchitzel (los famosos escalopes empanados) estan bien fritos, es colocándolos sobre el impoluto delantal blanco de una moza vestida a la usanza tirolesa?
Si el filete deja alguna manchita, es que no está bien hecho
saludos y hasta mañana que os hablare de Flachauwinkl.
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