Hace unos diez años, cuando todavía estaba formándome en la Escuela Española de Esquí, se solían enseñar tres tipos de cambios de cantos: por extensión, por flexión y neutro.
Hoy en día en muchos centros de formación se suele hablar ya únicamente de dos tipos, por extensión (o ‘por arriba’ ) y por flexión (comunmente llamado ‘por abajo’ ) ya que en realidad el ‘neutro’, que se suponía producido sólo por un intercambio de la función de las piernas (el famoso 'pedaleo') y en el que el centro de masas ni se elevaba ni descendía era técnicamente correcto pero casi inexistente en la práctica habitual.
Entonces, si nos centramos en los cambios ‘clásicos’ por extensión y por flexión así como en las diferencias entre ambos podríamos decir que:
- Extensión: en el momento del cambio y la proyección del centro de masas del esquiador, las piernas se igualan en extensión y se produce una elevación del centro de masas del esquiador. Este cambio es más lento que el de flexión y suele llevar a un inicio de la presión más tardío en la siguiente curva pese a que la presión final ejercida podrá ser mayor que en el cambio por flexión. Al permitir un mayor estiramiento de las piernas también facilita la eliminación de residuos resultantes del esfuerzo muscular y por tanto una mayor 'descarga' de la piernas.






- Flexión: en el momento del cambio y de la proyección del centro de masas del esquiador las piernas se igualan en flexión y el centro de masas del esquiador no se eleva o incluso desciende (se absorbe lo que comúnmente se conoce como el ‘bache virtual’ entre las dos curvas). Este cambio de cantos es más rápido de ejecución que el cambio por extensión, facilita el contacto esquí-nieve en todo momento y permite iniciar la presión antes sobre la siguiente curva. Pese a todas sus ventajas, también es cierto que es más exigente (física y técnicamente) y que en la fase final de la curva la presión sobre el exterior suele ser menor a la que se podría producir en un cambio por extensión.






Ahora que podríamos decir que hemos sentado las bases de conocimiento necesarias, vamos a entrar en un análisis más detallado sobre la vigencia de este modelo.
Si pensamos en la técnica moderna llevada al máximo exponente y reflexionamos sobre los tipos de cambio explicados anteriormente debo decir que metodológicamente creo que siguen totalmente vigentes. Aunque, si me lo permitís, querría proponeros una reflexión:
¿creéis que hay manera de ejecutar una cambio de cantos por flexión (sin que se produzca una elevación marcada del centro de masas del esquiador) partiendo de un final de curva como el que se vé en la imagen de aquí debajo?

Dado que la cadera del esquiador está prácticamente en contacto con la nieve creo que es bastante difícil. En el cambio de cantos deberá elevar su centro de masas (ya sea de manera más o menos activa) para poder dejar que los esquís pasen por debajo de su cadera, quedándose primero planos y posteriormente efectuando el cambio de cantos para iniciar la siguiente curva.
¿Y este tipo de cambio cómo lo denominaremos? ¿Será un cambio por flexión o por extensión entonces? (intuitivamente diría que lo clasificaremos de una u otra manera en función de lo mucho que eleve el centro de masas)
En realidad a donde quería llegar es a que, pese a que metodológicamente y durante la progresión de un esquiador se deben aprender y trabajar los diferentes tipos de cambio, creo que la realidad del esquí perfeccionado exige olvidarnos un poco de las clasificaciones ortodoxas y ver los cambios de cantos como un movimiento en el que elevaremos más o menos el centro de gravedad y en el que las piernas se igualarán a un nivel de flexión u otro en función de la necesidad del momento.
Dicho de otra manera, ¿dónde cortaríais lo que es un cambio por extensión y lo que lo es por flexión? ¿Si en ambos se eleva la posición del centro de masas del esquiador en que nos basaremos para determinar si se trata de uno o otro tipo, en el nivel de flexión de las piernas? Y, si esa es la clave para diferenciarlas, ¿que pasa con los cambios en que las piernas están a media flexión?
Según mi punto de vista las cosas no son blancas o negras sino que vivimos y esquiamos en una infinita gama de grises. Imaginemos, por ejemplo, que cuelgo una secuencia de fotos en que en el momento del cambio mis piernas no están tan extendidas como en la primera secuencia ni tan flexionadas como en la segunda, ¿cómo clasificaríamos ese cambio? ¿estarán lo suficientemente extendidas o flexionadas para que nos decantemos por uno de los dos tipos de cambio básicos? ¿Volveríamos a hablar del cambio 'neutro'?
¿No es más fácil simplemente entender que el cambio de cantos se puede gestionar con mayor o menor elevación del centro de masas del esquiador igual que se puede hacer con una mayor o menor proyección de éste hacía la siguiente curva y que en cada bajada, en cada curva, realizaremos el cambio de cantos según nos marque el terreno (debemos absorver un bache?), la pendiente, el tipo de nieve o según como queramos o necesitemos efectuar la presión para iniciar la siguiente curva?
Tal y como digo, metodológicamente me parece correcto enseñar los dos extremos de los 'tipos' de cambio, pero una vez asimilados, creo que es importante olvidarnos de las reglas y de los dogmas y aprender a gestionar los cambios según la situación lo requiera, independientemente de que queramos llamarlos o considerarlos por extensión, por flexión, o incluso neutros...
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Sam Suarez,
Técnico deportivo superior