Un entrenador francés al que aprecio dice que en el esquí no hay cosas buenas ni malas, sino cosas que sirven a un propósito determinado, o no. El enfoque me encanta y, como ya saben los lectores, aquí defendemos una enseñanza que proscriba definitivamente palabras como “vicios” y los juicios de valor sobre el nivel de cada cual.
Tampoco se trata de tirarse por un barranco y decir que eso no es malo, juas, que me lo ha dicho Carolo, sino de aprender para qué sirve cada cosa y, a partir de ahí, juzgar con objetividad. Por ejemplo, en el esquí moderno hay una serie de conceptos confusos que han creado muchos conflictos y discusiones de aula y de bar; expliquemos brevemente algunos:
- Angulación e inclinación: la angulación de cadera aumenta la presión sobre el exterior, la inclinación aumenta el ángulo de canteo y permite jugar con la fuerza centrípeta ¿Son incompatibles ambas? ¿Hay que hacer una sola de ellas? No. Ambas son necesarias, basta con combinarlas para poder tumbar y, a la vez, estar bien equilibrados sobre el exterior.
- Rotación contrarrotación: la rotación en el sentido de la curva favorece el deslizamiento, mientras la contrarrotación aumenta la fricción sobre los esquís ¿Es mala alguna de las dos? No; contrarrotaremos o acompañaremos más o menos, dependiendo de cuánta fricción queramos ejercer sobre los esquís. Resumiendo mucho, más contrarotación significa más control y, menos, mejor deslizamiento.
- Reparto de presión sobre los esquís: durante años se ha difundido la idea de que había que repartir el peso por igual entre ambos esquís. Bien, puede ser en algunos casos, lo que pasa es que así tendemos a ir muy rápido y es imposible controlar durante todas las fases de la curva; además, con el peso muy repartido podemos quedarnos en el interior y desequilibrarnos. Cuanto más control queramos, más presión tendremos que poner en el exterior, cuando queramos favorecer el deslizamiento, podremos jugar un poco con el reparto.
- Clavado o no clavado: podemos clavar antes, durante y después del cambio, incluso si vamos muy rápido tal vez no sea necesario el clavado, aunque insinuar el gesto nos ayudará ¿Cuándo hacemos cada cual? Como sabemos por otros artículos, dependiendo de nuestro estilo y el terreno por el que nos movamos, pero ninguna de las seis maneras de clavar es aisladamente adecuada o inadecuada.
- Pies juntos o separados: Durante una época se enseñaba a esquiar con los pies muy pegados, ya que esto facilitaba la práctica con el material de entonces. En los años 70, 80 y 90 la tendencia fue evolucionando buscando mayor funcionalidad, pero se creó la idea opuesta de que había que esquiar con las piernas muy separadas en todo momento. Todas las trazas, anchas o estrechas, pueden ser útiles segun las circunstacias. La traza estrecha - o sea, los pies más juntos - favorecen la movilidad y el equlibrio en los terrenos inestables o irregulares, y la traza ancha favorece la estabilidad, la independencia de las piernas y la conducción a alta velocidad.
Como vemos, hay pocas cosas objetiva y permanentemente malas en el esquí, lo que tal vez haya sean gestos que se adecúan más a unas situaciones que a otras.
¡Buenas huellas!
Carolo © 2015