Como sabéis, a veces cuando sube un poco la temperatura y la nieve se transforma se generan pequeños (o a veces no tan pequeños) baches e ‘imperfecciones’ en las pistas. Si estamos muy acostumbrados a esquiar en pistas compactadas y perfectamente ‘planchadas’, esta es una situación que nos puede generar cierta ‘incomodidad’ al intentar esquiar como hacemos habitualmente.
En realidad, si lo pensamos, esta situación no es muy diferente a la que se da en pistas muy transitadas durante la temporada, en las que habitualmente se generan baches y desniveles debido al paso continuo de los esquiadores por un mismo lugar en la pista.
¿Cuál es la clave para poder esquiar entre esos baches e 'imperfecciones de la pista' sin perder el control de nuestra bajada?
Como decía hace algunas temporadas en un artículo dedicado, en aquella ocasión, a esquiar la nieve primavera, lo primero que debemos tener en cuenta es la ‘fluidez’ y continuidad de nuestros movimientos, evitando cualquier tipo de gesto o apoyo demasiado brusco y adaptando nuestro ritmo y cadencia al de la trazada que queremos llevar en nuestra bajada entre los 'baches' o montículos de nieve acumulada.
Esto, de por sí, no es un tema específico para esquiar entre ‘baches’ pero al igual que llevar una correcta posición, centralidad y apoyo, nos ayudará enormemente a tratar con el siguiente punto clave…
Y es que hay algo más que podemos (y debemos) tener en cuenta para esquiar cuando las pistas no están perfectamente ‘planchadas’: el uso de uno de los 4 engranajes principales de la técnica que describíamos hace tiempo en otro artículo, los movimientos de flexión y extensión.
Estos movimientos, especialmente focalizados en nuestras piernas (tobillos y rodillas) y caderas, nos permiten que a medida que avancemos por la nieve nos podamos ir adaptando a los pequeños baches que encontramos sin que nuestros esquís se despeguen de esta. La idea es que nuestras piernas varíen su nivel de flexión / extensión para adaptarse a la pista de la misma manera que un amortiguador de un coche al comprimirse y extenderse nos permite seguir siempre en contacto con la carretera.
Si nuestras piernas están demasiado rígidas el resultado es similar al de un coche sin amortiguación, notaremos y nos resentiremos con el 'impacto' de cualquier pequeño bache o, en casos extremos, incluso nos hará salir despedidos y despegarnos de la nieve, lo que nos llevará seguramente a perder el control de nuestra bajada...
Entonces, para mantener el control y esquiar con fluidez pese a las imperfecciones de las pistas, lo que debemos hacer es justo lo contrario, evitar las piernas rígidas y bloqueadas, manteniendo un nivel de elasticidad y adaptabilidad que nos permita mediante la modificación del nivel de flexión/extensión de las piernas absorber las imperfecciones de la pista y seguir con nuestra bajada de forma controlada y segura.
Veamos un ejemplo:
La sensación que debemos notar es que, por una parte, mantenemos constantemente el contacto con la nieve, y, por otra, que nuestro centro de gravedad se mueve hacía delante sin elevarse ostensiblemente al superar el bache.
Haciendo esto, ganaremos control y estabilidad, lo que nos dará mucho mayor nivel de seguridad y confianza al esquiar en pistas 'irregulares'.
“Aprender, enseñar, divulgar.”
Sam Suarez