Como expliqué al principio del report, los vuelos a Munich de las 7 de la tarde permiten optimizar el viaje hasta tal punto, que estemos donde estemos en el Tirol, siempre hay tiempo, el último día, de regresar al aeropuerto pasando por Seefeld y Garmish. Si en mi anterior escapada aproveché para conocer el dominio clásico, esta vez hacía buen tiempo, así que decidimos subir al glaciar del Zugspitze.
Era fin de semana así que después de una buena cola y de dejar un riñón en la taquilla (es muy caro para las pistas que se ofrecen...) cogimos el impresionante telecabina que se encarama a 3000 metros, en lo alto del pico más alto de Alemania.
Sobrecoge bastante el pensar los años que tiene este obrón de ingeniería. Una vez allí, hay que coger otra cabina para bajar al dominio esquiable. Se trata de un plató glaciar bastante amplio de unos 650 metros de desnivel desde la parte más alta hasta la base. Suena bien, pero la realidad es que en las tres horas que estuvimos nos pudimos conocer todas las pistas de sobra.
No es una estación de esquí que realmente justifique más de medio día, aunque sí es cierto que es un lugar que hay que conocer, porque la belleza de estas montañas tan agrestes, así como la infraestructura que hay construida para acceder al glaciar, merece ser visto.
Pasamos mucho más tiempo admirando el paisaje que esquiando (por cierto en muy buena nieve, debido a la altitud, y por pistas muy entretenidas para ser en un glaciar!)
Una imagen para la posteridad.... (Hola Nevasport! =))
Sobre las 2 de la tarde, subimos de nuevo al mirador para hacer las últimas fotos antes de volver al aeropuerto.
Y a las 2 y media, recogemos los bártulos y a Munich =(
Me despido con una foto de mi aeropuerto favorito, ya contando los días que me faltan para volver al país donde tuve que haber nacido un saludo a todos y espero que os haya servido de utilidad y hayais disfrutado con el report tanto como yo haciéndo!
Página 4: Día 4. Ahorn + Zillertal 3000