Me disponía a contestar una pregunta en los foros pero se me han adelantado, tanto con muy buenas respuestas en el propio hilo, como con un decálogo de consejos en uno de los canales vecinos. No obstante, ya que estamos, les voy a contar qué es lo que me viene bien a mí cuando esquío en la niebla, circunstancias en las que, por cierto, disfruto mucho.
Hay un truquillo para esquiar en los trazados que también sirve para la niebla, y es imaginarse que uno pasa por un túnel bajo y estrecho. Cuando un anda por un túnel bajo agacha el torso, pero sigue manteniendo las piernas más o menos erguidas y en movimiento, así como la vista al frente. Imaginarse dentro del túnel y pensar que la cabeza no puede subir, pues chocaríamos con el techo, nos hace mantener el centro de gravedad estable y favorece que los movimientos de absorción ocurran de manera espontánea. Así, sin preocuparnos de las irregularidades del terreno, las amortiguamos y nos adaptamos a ellas inconsciente y fluidamente.
En la niebla, el cambio por flexión (absorción) y una respiración fluida mantendrán nuestro centro de gravedad más estable, al igual que los virajes de radio medio o corto y el doble clavado de bastón. Foto Jan Vokaty, Mammoth Mountain 2010
Además de ello, imaginarse dentro del túnel nos impele a llevar a cabo giros cortos, más controlados, y hace focalizarse en que el movimiento sea siempre hacia adelante (en el caso del esquí cuesta abajo) con todos los beneficios que ellos reporta. Naturalmente también que hay que concentrarse en las sensaciones, y para ello nada mejor que haber desarrollado las habilidades de propiocepción durante toda nuestra vida de esquiadores (juas) y de las que llevamos hablando en este blog ya doce años. El doble clavado de bastón también puede ser útil pues, si un clavado sencillo nos da información sobre el terreno y nuestra situación espacial, un clavado doble puede reportarnos justo eso: el doble de información para ayudarnos a guardar mejor el equilibrio.
Y por hoy no les entretengo más. Esquiar en la niebla es una de las cosas más educativas que podamos hacer por nuestro nivel de esquí y, visto de esta manera, igual pasamos de detestarla o temerla a apreciarla. Los atletas modernos gastan mucho tiempo y esfuerzo en desarrollar su capacidad de propiocepción; nosotros, gratis, esquiando en la niebla - imaginando ese túnel - podemos obtener beneficios muy similares adaptados a nuestro nivel ¡Y mientras disfrutamos!
¡Buenas huellas!
Carolo © 2013