Esta sesión de fotos está tomada en Mammoth un día de luz plana. Está hecha en Cave Chute, una pequeña bajada por la ladera de una cañadita que tendrá unos treinta y tantos o cuarenta grados de inclinación. La nieve estaba pesada, con alguna costra formándose en el lateral izquierdo, debido a la exposición a la brisa que desciende por el cañoncito. Así, las curvas a izquierdas las hacemos en nieve relativamente uniforme, y las curvas a la derecha resultan algo enganchonas y con el firme falso.
Puestos en ésa, lo que podría ser una despreocupada bajada cualquiera obliga a afinar la atención y, tanto los cambios de nieve como la mala visibilidad, nos aconsejan centranos en lo que sentimos bajo los pies, así como en nuestro cuerpo moviéndose cuesta abajo.
Abajo, en la imagen número 1 de la secuencia vengo de la curva anterior dejándome caer, inspirando aire y relajado, y trato de sentir la presión bajo el pie exterior. La pendiente y la gravedad hacen su trabajo, de modo que me obligan a tomar ángulos mientras noto cómo mis pies se alejan del centro de mi cuerpo. Focalizarse en el propio centro del cuerpo es importante pero, más aún, cuanto peor sea la visibilidad. En estas condiciones trato de que haya una conexión pié-centro de gravedad. Muevo la muñeca derecha y noto el bastón balancéndose hacia adelante, dirigiendo la punta a la máxima pendiente.
La presión bajo mis pies aumenta (img. 3) y no quiero ofrecerle resistencia ya que la nieve es lenta, de modo que mis piernas se van flexionando y siento cómo mis rodillas vienen desde el lado derecho hacia el centro de mi cuerpo (img. 4)... Ir soltando el aire durante este proceso de flexión relaja mejor los músculos y facilita que la absorción sea fluida, a pesar de los cambios de nieve.
El la imagen número 5 me vuelvo a dejar caer mientras trato de sentir los pies debajo de mi (y no delante, lo que significaría que estoy retrasado), inspiro aire y lo noto llenarme de energía, mientras dejo la masa de mi cuerpo acompañar a la fuerza de la gravedad en su descenso. En una nieve dura o con menos fricción la estrategia quizás sería otra, pero en el fuera de pista, normalmente, me tomo mi tiempo y dejo que los esquís se dirijan muy pacientemente, a su ritmo, a la máxima pendiente. Sentir el oxigeno llenándome mientras inspiro, me mantiene ocupado durante este "momento paciente" pero es que, además, esa sensación extra de energía (oxígeno=combustible=energía) supone un estímulo que me ayuda a atacar mejor en el descenso.
La nieve cede bajo mi pie izquiedo (img. 7) y éste se separa de mi, naturalmente, buscando un apoyo. La práctica previa me hace reaccionar de manera automática, angulando y bajando el codo, mientras busco que la clavada de bastón me ayude a encontrar sostén bajo el pie. Acepto la sensación de falta de apoyo y no me distraigo con estímulos irrelevantes. Mi mirada sigue puesta en el itinerario que quiero seguir, y ello me ayuda a permancer concentrado y continuar descendiendo en la dirección deseada.
El sostén no llega del todo (img. 8 ) pero el esquí interior estaba ahí de reserva para sacarnos del apuro. Noto que mi cuerpo puede equilibrarse en él y dejo que el viraje siga su curso, absorbiendo como describía en la imagen 4 y aprovechando para iniciar una nueva vuelta en ese esqui derecho, que se convierte en el exterior.
Tenemos mala suerte y la nieve sigue cediendo bajo nosotros (img. 9) Estiro ambas piernas tratando de buscar dónde apoyarme pero sólo encuentro "sensación de vacío" ahí debajo de mis pies... Aún en esta situación precaria, aprovecho para inspirar aire y ello contribuye, a la vez, a mantener la calma y a acumular energía para poder, cuando llegue el momento, apoyarme en el exterior y controlar la situación tan pronto note el apoyo de nuevo bajo mis pies. La mirada, aún enfocada al mismo lugar desde la imagen número 6, ha venido facilitando la coordinación ojo pie para regular el movimiento, adaptándose a la situación y centrándose sólo en las sensaciones más relevantes, a pesar de los cambios continuos .
Pedí a mi colega de trabajo Jan, el fotógrafo, que dejase esta última imagen en la secuencia delibarademante ¿Por qué? Porque el esquí es así; es cambiante, es incierto, no es perfecto. Y porque ahí, confiando en llegar adonde tenía puesta la mirada y esperando notar bajo los pies un apoyo que no llegaba, me lo estaba pasando bien... vendido por un momento, pero disfrutando. Ése es el recuerdo que tengo de la bajada y ése era el que quería que perdurara.
¡Buenas huellas!
Carolo © 2011
Fotos originales realizadas por Jan Vokaty. Mammoth Mountain 2011. La secuencia entera puede verse aquí
Las fotos aquí publicadas no son "demostraciones de escuela" y no tienen la intención de servir como modelo, sino como mero refuerzo gráfico para el texto. Tanto las ideas vertidas como las ilustraciones sólo muestran la visión y el estilo personal del autor. El esquí es un deporte complejo y que puede ser arriesgado; su aprendizaje y perfeccionamiento es un proceso continuo en el que todos, autor incluído, estamos inmersos permanentemente; el lector debe interpretar estos artículos según su mejor criterio de prudencia.