Buenas noshes a tós, grasias por los mensjajitos, que jase ilusión eso de vé que arguien le jase caso a una de vé en cuando. Lo que nomesperaba é esaspestasión de forero aguantandolsueño esperando a que la mega le dé ar botón, dió dió qué presión.
Hoy toca contaro las asventura y desventura der cuarto día desquí. A estas artura, la mega y su marío ya sabían jesho casi totasmente a las constumbre locale. Consierto campanero a la séis, y na má que los badajo dejaban dasomá pol la mimma ventana ar volteá, podíamo serrarla de nuevo y dormí un poco má hatta las siete, cuando er móvi se ponía a jasé acrobasia ensima de la cama sartando dun burto a otro hatta conseguí que arguno de nusotro abriera ar meno un ojo. Destrosao acababa er pobresisho, tós los días lo tenía que de cargá de la cantidá denergía que le costaba aquesho.
A partí daqué momento la seremonia matiná seconvertía en un baile de sombis en er que má dunavé aparesimo con un carsetín desquiá en laoreja, la shaqueta metía pol los pie y er pantalón corgao atrá confundío con la moshila y con lo tirantes pasaos por losjombros. Ni siquiera er café espesialidá poguerpoint de frau roper conseguía despertá der tó a estas dós armas destrosás y vasías de vida y esperansa. Tós los años, pero tós tós, en esos momentos, é cuando a la mega le viene a la cabesa esa frase de “pero qué coño jago shó aquí, si etto no é pa mí, si shó podía etá en casa tan tranquila sobando hastarmediodía y tocándome losmimmosguevos er resto der tiempo”. Meno má que esos pensamiento ván y vienen entre neblina de sueño y luego no se recuerdan mú bien.
Una vé shá medio despejao a base der sumo-fairi de la roper, nos enteramo de que por fin, por fin, dió mio por fin íbamo a í a una estasión grande, vamo, de esa que te puede de perdé. Bueno é una espressión, que nadie sofenda, que perderese arguno ya lo saben de jasé en cuatro pittas como sha vimo en er primer dia, no é por meté er deo en la hería, pero manda guevo í a pelderse allí (ete tocamiento dovarios superplú é pa la vane, pol meterse a cotisheá las afotos der reportaje ante de que la mega le dé ar botón, so cotisha que ere una cotisha).
Er sitio elegío é argo asín como Eslásmin, pero escrito en ustriaco é “Schladming”, tócate lo guevo. Y si te para ascushá atenstamente, pronunsian tóas las consotantes, tóas, hasta las má imposible e inverosímile. Pos pueden oshe. No se cómo coño lo jasen ni si tienen otra garganta espesiá pa sortá sonido alienísgena, pero no se dejan ni un “ps” “jrr”, “rgg”, “shh”, “schhh”, “nggg”, ni uno solo sin pronunsiá perfestísimamente bien. Servidoratrí sería una pelsona mú infelí visviendo en un sitio asín, imaginaro tené que escribí tó etto en ustriaco, pa coltarse las vena en cashito.
Pos mirando er plano, enresurta que er sitio en sí eran cuatro serro mú impresionante, sheno de árbole y como con sicatrise de maquinisha dafeitá pol lo que son mimmamente las pittas, y con mú buena pinta. Lo malo: que er temible megacopo, siempre presente en los terrore nosturno de la mega, nos había encontrao. Claro, er pobre seguro que nos estaba buccando por vartorén, ques donde solemo de está pol estas fechas, y sabía despistáo un poquisho, dándono tré día de respiro y tranquilidá. Pero finasmente er rastro de la mega pol las montañas arpinas había sio mú fásir de seguí (na má hay que pegá una poquita la oreja y localisá los shishío a lo tirolé der norte de córdoba). Y ashín ettaba er puto megacopo, sha jodiendo desdermimmo desashuno, que había una tele donde seveían lasestasione. Joé sha, ensima de que er desashuno era una mielda, te lo joden má enseñándote la asquerosidá de dia que se presenta.
A tó etto, mi marío ettaba un poco má recuperao de la deserpsión de no habé podío vé Sarsburgen er dia anterió, aunque pol la noshe lo pishé un par de veses jasiendo er numerito der dorremí en las escalera der gastorfs. Sería cuestión de no remové demasiao er tema y de buscá laoportunidá de shorisarle las shaves der coshe a la Carol y largarno por nuestra cuenta. Pero que no sentere por favó que luego me castiga sin panterarosa y sin foskitos.
Er caminito hatta Planai, er sitio donde íbamo a dejá los coshes, fue divertío, polque como era normá, nos perdimo, y ensima er parkin prinsipá estaba serrao pa la copa dermundo de argo de escurrirse, que se selebraba ashín esa mimma noshe. Finasmente conseguimo de reuinirno tós en otro parkin improvisao por la organisasión, que no era sino un camponabos congelao y sheno de sharcos tragacoshes, y nos pusimo las botas bajo la shuvia. Mal rosho.
Ar shegá arriba der guevo núsmero F, la tesmpestá sabía desatao, pero sha pol suerte lo que caia era nieve. En ese mimmo momento la quione se rindió a los elemento y dijo que se vorvía pabajo, shevándose consigo las shave der coshe. Nos despedimo desha y salimo parriba a vé qué se podía jasé en medio daquel hórrido dia.
Subiendo en la sisha C, la pinta era má o meno asín:
Así que bajamo un poco pero a la vitta de que la visibilidá era pobre, er frio y la nieve eran desagradable y la cosa no paresía mejorá, la Carol, er Jaime, er Dani y nusotro dó paramo en la prismera casfetrería quecontramo, con la sorpresa de que ashín en la puerta estaba éta amiga tan espesiá y tan bien adorná palaocasión:
Una vé sentao dentro de la casfetería y disfrutando de nuettro reparadó café y pastelito, shegó er momento der drama. Ya que por fin habíamo dejao atrá er insidente der dia anterió, de pronsto empiesan a crepitá los guarkis y se oshe la vós presisamente duno de los que no se presentaron a la hora convenía er dia de ante, disiendo arto y claro a los cuatro viento “Oshenn, que como la cosa está shunga, que nusotro no vamos pa Salsburgen”. Mira, mi marío clavó la dié uña en la mesa demadera con dó mano como las de la bruja de blancanieve, y la cara se le torsió en un rictus demoníasco que nos puso la pié de posho a tós los presente. Cuando la niñaslesorsista vorvió a la normalidá, conseguimo de convensé a la Caro de que í treinta tíos ar mimmo sitio ar unísino era una giliposhé y que ademá era imposible, y que a partí desemomento íbamo a jasé lo que nos saliera los guevos, que básicamente era lo que jasía tól mundo y mira, tós tan felises. y tó etto sin acritú, ein? que la mega cristica musho pero é por cristicá namá, que sino esha no se siente realisada.
Totá, que la Caro, que no había terminao de entendé mu bien er mensaje que le habíamo intentao de trasmití, empesó a radiá pol los guarkis que a las dose tó dió en er parkin pa er segundo intento de í a Sasburgen. Tólmundo dijo que si, que si, que siiiii, pos claro mujé, ashín questaremo tós a las dose en punto, ni un segundo ante ni un segun despué. Ya le mega y su marío se miraron con cara de “¡¡ la que va a armar, la que se va a armar !!”
Er caso é que pa aproveshá argo er dia, intentamo de seguí esquiando un poco, en medio de la torsmenta. En er fondo, era bonito está ashí, que no sabíamo ni donde ettábamo de lo poco que se veia, pero era bonito
Y a las dose en punto, los cuatro giliposha esperando en er parkin. Y eta vé, pa má jodienda, la shoshona de la quione (no tofendas reina mia pero esto que te digo aquí no es ná de ná comparao con lo que tedijimo aqué dia sin que nos oshera), que tenía las shaves der coshe, ettaba desaparesía en combate, ni respondía ar guarki, ni ar móvi ni ná de ná. Las dose y cuarto y yastábamos achochonáo en er jute. Sho no me lo podía de creé, habíamo caido en er mimmo erró dó dia consecutivo, aquesho era pa suisidarse a peshiscos.
Pos ná, a la una desidimo que yastaba bien de jasé er giliposha, y nos subimo ar guevo otra vé parriba pa intentá esquiá argo. Las jetas nos shegaban a tós hasta las puntas de los esquises y se mascaba en er aire la trasgedia. Meno má que, en medio de tó etto, al marío de la mega le shegaron shismes der trabajo, que labían cortao la cabesa a uno de los direstore, y con er cotisheo se pasó la cosa un poco mejó, pero cuando shegamo arriba der guevo y vemo a la quione limpiando con esmero sus esquises y sus botas con unos sepishos que había ashí arriba, a mi me tuvieron que asujetá pa no tirarme pa esha y arrancarle las shave der coshe de sus mano muertas sobre la nieve. Cuando sha nos tranquilisamo y dejamo de insurtarnos mustuamente, Juanma nos esplicó que la había convensío pa tirarse por unas asulitas mú fásiles que había por ashín, y que ashí no había cubertura der mósvir ni der guarkis. Totás, como shá habíamos subío, pues dijimo de jasé esas pistas que la quione nos había recomendao, y parriba que nos fuimos, de persha en persha y tiro porlque me toca.
Aquí Dani jasiendo una figura atística tíspira de los arpes ustriacos y de nombre improsunsiable e inescribible, y en todo caso, indescristible.
Cuanto má arto subíamo má arresiaba er temporá, pol lo que desidimo que no era dia pa ponerse a esplorá las otra tré montaña, si ademá no teníamo ni la sertesa de está en la mimma montaña en la que creíamo está, así que entre agijonasos de nieve que jodían una barbaridá, empesamo a bajá como podíamo.
Finasmente, conseguimo shegá ar guevo sanos y sarvos, y jasernos la foto pa demostrá lo rebosados que veníamos tras burlá la proselosa tempestá.
Y cuando shegamo abajo de nuevo, ya había má gente que había desistido en vista de las condisione asversas, y por fin, de forma totasmente inesperada, cuadró er número de interesados con er número de coshes disponibles, y desidimo poné rumbo a Sasburgen. Mi marío, que ya había pedío toda esperansa y toda fé, de la mimma alegría susfrió una súsbita transformasión y ante el arboroso generá, se cambió sus ropa desquiadó y nos deleitó con un maravishoso popurrí de los mejores greitesjits de sor maria. De tanta ilusión que le hiso, que hasta salió er sol y brillaron las montaña pa disfrutá de tan presioso espestáculo. He aquí er marío de la mega en pleno éstasis sinéfilo:
Despué de la trasfigurasión correspondiente, er marío de la mega coseshó una gran ovasión entre los presente, y asto seguido la Carol puso rumbo a Sasburgen. Na má shegá, una representasión de la escursión despañola posaron alegresmente pal foro, mirad mirad:
Sasburgo nos encantó, una presiosidá de siudá, aunque como shegamos tarde, tampoco pudimos ver musho. Os dejo argunas fotishos pa que veáis lo bonita que é:
De pronto, cuando nos paramo a tomá argo en un bareto, empesó a caé una nevada mú curiosa, y era mú bonito está metio en un sitio calentito y vé la peaso de nevada tan tranquilamente
Eso si, a la hora de irnos, la carretera estaba shena de nieve, meno má que la Caro conduse estupendamente, tanto que hasta adelantaba y tó con la carretera shena nieve. Jisimos varios poguerpoin por er camino hasta que shegamo al gastrof.
Finasmente tuvimo que pedí la sena por er móvil polque íbamos tarde, y frau roper se apiadó de nosotro y cuando shegamo nos puso de comé, que sino no vea la putada porque ashín no hay na de ná ni forma de comé ná.
Pa í terminando por hoy, comentaro y essplicaro la siguiente afoto. Resurta que la mesa donde nos poníamo a comé tenía argo paresido como si fuera alien, er ostavo pasajero, pero en plan rulos. Era un cuadro duna señora que no sabemo quien era ni por qué ettaba ashín, pero daba un mar rosho que te caga polque siempre te miraba, y a vese era imposible de mirá a otro lado. La llamábamo la madre fundadora, creshendo que debía se familia de los roper, pero a sabé er estao de la señora.
Intentamo de poné la foto un ratito bocabajo pa sená con tranquilidad y evitá que la madre fundatrís no nos mirara con esa cara de pena, pero no fue posible polque estaba atá y bien atá con unas cuerdas enganshás a la pared, así que no hubo forma de evitá er mar rollo y hubo que mirá pa otro lao pa evitá esa mirada inquitantes.
Aquí podéi vé la plasa der ayunstamiento, donde se apresiaba la nevá que había caído
Y finasmente, aquí tenéi er jeroglísfico que era la carta der menú. La cuestión era pedí cuarquier cosa, porque a sabé lo que era cada plato, meno má que la cosina era efisiente y la comida estaba bien buena y con buena cantidad.
Fotisho de despedida en er Camelots
Y por hoy ná má. Ya quedan solo cuatro dia, con sus cuatro noshe, y mañana sigo contando, guenas noshes a tós y tóas!!
Página 5: Die Abenturen des Megabyte in Österreich V
Página anterior:
Página 3: Die Abenturen des Megabyte in Österreich III