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Última actualización: 22/04/2024 a las 20:28:35 (CET)

El Miedo y el Esquí

El Miedo y el Esquí

Yo me hago llamar en el foro Clint, mi afición al esquí comenzó hace unos 27 años mi aprendizaje ha sido autodidacta (siempre creí que su enseñanza tenia por finalidad distraer al alumno de sus miedos y yo siempre quise darle la cara a los míos)

Edelweis era una joven que deseaba fuertemente esquiar bien y sin que el miedo le atenazara. Se pasaba las horas viendo los descensos de los profesores de esquí y de lo esquiadores avezados. Tenia mucha fuerza de voluntad, aunque era demasiado impetuosa y nerviosa. No podía evitar al esquiar la tensión como fruto de un miedo que no conseguía digerir. Veía mil excusas productoras de su mal y cada vez hacia énfasis en una distinta.
Un día conoció a un conocido profesor de esquí, le contrató y en cuanto pudo le preguntó: He leído muchos libros de esquí, sé lo que hay que hacer y lo que no, pero creo que cada persona es distinta y unos tienen ciertas cualidades y otros no. ¿Que cree que debo hacer para esquiar bien y sin miedos como Usted?
El profesor de esquí le contestó: “ Tu no eres diferente a mi” .
Y al notar que ella ansiaba una respuesta sobre muchas cosas acabó diciéndole: “Tienes que creerme, ya puedes esquiar como deseas, no se trata de esquiar de una forma especial, sino de darte cuenta de cómo esquías.”
Edesweis no encontró satisfacción con estas palabras a los innumerables temores que le inquietaban y que consideraba mas próximos y reales y siguió buscando profesores de esquí con la esperanzas de encontrar la clave para evitarlos.
Un día encontró otro, también muy famoso y apreciado, y muy enérgico. Le formuló la consabida pregunta. El profesor le dijo que antes de contestársela le proponía trabajar con el, ayudando a sus alumnos. Su misión seria levantar a estos cuando cayeran, recoger sus palos y los esquíes en sus caídas y entregárselos, controlar los ejercicios y ayudar en definitiva a los alumnos en lo que necesitaran. Ella aceptó.
Pasados tres años el profesor habló con Edelweis y le dijo que ya podía darle la respuesta que le había pedido. Edelweis en esos tres años había dejado ser una joven presuntuosa e inquieta y se había convertido en una muchacha mas sencilla, afable, tranquila y sensata. Había aprendido a querer a los demás y a ser menos egocéntrica. Su mente era menos dispersa y podía estar mas atenta.
Y el profesor le dió la deseada respuesta: “Tu no eres diferente a mi, tienes que creerme, ya puedes esquiar como deseas, no se trata de esquiar de una forma especial, sino de darte cuenta de cómo esquías.”

Edelweis se dio cuenta de que era lo mismo que el primer profesor le había aconsejado hacia ya mucho tiempo y comprendió que solo en este momento, después de tres años de prestar atención y de preocuparse mas por los demás que por si misma había estado preparada para entender el consejo, había aprendido que su exceso de individualidad le impedía aceptar sin miedos su entorno y que ahora al volcar su ser hacia lo que le rodeaba, la gente, los paisajes, la naturaleza en fin, conseguía sentirse parte de lo otro y ya no temía tanto que el exterior le produjera daños.

Y a partir de este momento nunca el miedo supuso para ella una limitación ni en el esquí ni en la vida.


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  • #1
    Fecha comentario:
    03/02/2009 12:17
    #1

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