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Última actualización: 22/04/2024 a las 20:28:35 (CET)

El Miedo y el Esquí

El Miedo y el Esquí

Yo me hago llamar en el foro Clint, mi afición al esquí comenzó hace unos 27 años mi aprendizaje ha sido autodidacta (siempre creí que su enseñanza tenia por finalidad distraer al alumno de sus miedos y yo siempre quise darle la cara a los míos)

Juan, que era un buen esquiador, tenía no obstante una terrible fobia a subir al telesilla y al telecabina. Lo pasaba tan mal, a veces, que se había planteado renunciar a su deporte favorito. En esta ocasión se encontraba en una hermosa estación de los Alpes dispuesto a superar su miedo y no pudo pasar del primer intento, pues a pesar de que se repetía “No ocurre nada ¿Por qué he de tener miedo?” terribles sensaciones físicas se le apoderaban y le resultaban tan insoportables que creía que le producirían la muerte o que tendría que arrojarse al vacío para no soportarlas.

Abatido se sentó en una piedra y lloró de rabia. En este estado vio a una marmota, que acababa de terminar su turno de vigilancia y se disponía a descansar. Tan mal se sentía que no pudo evitar dirigirse a ella diciéndole:

---- Oye marmota ¿Me podrías hacer un favor?

---- Si está en mi pata, desde luego (le contestó la marmota)

---- He visto como indicabas a los tuyos, con un pitido, la existencia de un peligro y como cuando no les avisabas de ello, comían y se desplazaban con toda tranquilidad. ¿Serias tan amable de acompañarme al telesilla y avisarme de si existe algún peligro?

La marmota consultó su reloj biológico y viendo que no tenía ningún compromiso urgente accedió.

Ya en la telesilla coincidieron con un guasón que dirigiéndose a Juan le dijo:

---- ¿Qué, a enseñar a esquiar al crío?

---- No es un crío es una marmota (contestó airado Juan)

---- ¿Y esquía la marmota?

---- Si, si es necesario para comer. (Respondió la marmota ante la sorpresa del guasón que ya no se atrevió a abrir la boca).

Al iniciar la silla el recorrido se produjo el siguiente dialogo:

---- (Juan) ¿Existe peligro en esta silla?

---- (marmota) No, esta cogida a un cable.

---- (Juan) Pero se puede soltar.

---- (marmota) Si claro, también el suelo que yo piso o la roca en la que me apoyo pueden ceder, pero eso no es un peligro es simplemente algo que imprevisiblemente puede ocurrir.

---- (Juan) Pero este artilugio lo ha construido un hombre ¿Y si se ha equivocado al hacerlo o al cuidarlo).

---- (marmota) La naturaleza, al igual que las técnicas del hombre, también está sometida al azar. El azar no puede ser controlado por ninguna especie y por ello no resulta inteligente tratar de preverlo. Tampoco debe ser obstáculo para disfrutar de la vida.

Al oír estas palabras Juan se tranquilizó y después de tantas amarguras se dispuso a fumar un cigarro. La marmota entonces exclamó:

---- ¡¡¡ PELIGRO!!!

---- ¿Por qué? ¿Acaso el daño del tabaco no se produce también por azar al igual que la posible caída de una telesilla? (preguntó Juan)

---- ¿Te subirías a una telesilla si te dijeran que el 30 % de las sillas van a caer al vacío irremisiblemente? El tabaco encierra un riesgo previsible y lo inteligente es no correrlo.

Con un sabor agridulce Juan agradeció el favor a la marmota. Había comprendido uno de los secretos de la fobia y también se podía imaginar por qué los animales y las plantas no fumaban.


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  • #1
    Fecha comentario:
    03/02/2009 12:17
    #1

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