El Miedo y el Esquí

Nota: Esta fábula se basa en hechos que ocurrieron en la realidad, fue testigo de ellos el autor de estas líneas.

Ocurrió que en cierta ocasión, un grupo de montañeros que se aproximaban por las laderas que conducían a la cresta de un macizo (1) sito en las proximidades de Alzira, donde se encuentra el temido paso denominado “el cabalgando”, se toparon (2) con un perro que vagaba por aquellos lares (3).

Era flaco, por necesidad que no por gusto. De su testa colgaban unas considerables y lánguidas orejas que se movían de forma rebelde, poco ordenada y nada simétrica, de modo que resultaba difícil conocer su estado de ánimo o su grado de atención. Ni siquiera reflejaban el fenómeno físico que se producía al chocar el viento con ellas. !Quién iba a decir que luego resultarían tan expresivas¡ ( La verdad es que no lo iba a decir nadie, así que menos mal que lo voy a decir yo más adelante).

Sus ojos eran igualmente desconcertantes, ¿Que expresaban?, ¿tristeza?, ¿hambre?... Sin descartar lo primero, intuyo por la forma en que miraba, las provisiones de los presentes, que algo habría de lo segundo.

Era tímido y humilde, cualidad esta última lamentablemente impuesta por su realidad y que pudo ser la causa que contribuyó a que se ganara el aprecio de sus nuevos amigos, de otra especie, pero no ajenos a sus sentimientos.

Los montañeros debieron sentir en su interior clavarse el aguijón que la identificación con su estado podía producir, pues reaccionaron, tal vez para sacudirse la dolorosa sensación que ello podía ocasionar, intentando contagiar al can un supuesto o defensivo entusiasmo.

El can, que poco entendía del psiquismo de los humanos, pero parecía maestro en realidades optó por seguir tras ellos con la esperanza de poder llevarse a la boca algo mas que entusiasmo.

Pero súbitamente el terreno se abruptó por si no fuera ya bastante brupto y el anunciado punto temible de la cresta apareció delante de los pies y de las patas de todos. La cresta se estrechaba de modo parejo al espíritu de algunos de los montañeros. La niebla convertía el paisaje en siniestro. Los rostros cambiaban de tersura, las charlas desaparecieron y en su lugar un inquieto dialogo interno roía las vísceras de los menos intrépidos. Pese a todo uno a uno, con distintos niveles de dignidad, fueron lentamente atravesando el peligroso paso y mejorando en su estado físico conforme iba disminuyendo la posibilidad de tortazo inminente y considerable.

Pero aquella posibilidad no debió quedar oculta en el conocimiento de nuestra bestia amiga. De repente sus orejas se doblaron precipitándose sus vértices en dirección al vacío, semejando aquellos rústicos artilugios utilizados para descubrir la presencia de agua en el subsuelo. Sus patas devinieron frágiles y temblorosas. Su antiestético rabo se ocultó bajo el vientre protegiendo zonas que en un último y sabio propósito debió querer conservar lo mas intactas posibles.

Todos se estremecieron ante tan dantesco espectáculo. Paternalmente alguien le encordó y ayudó a atravesar el mal paso para que no diera un ídem.

Se detuvo, miró hacia lo mas profundo, rígido, cual un condenado a muerte. Sus músculos se paralizaron completamente convirtiéndole en una estatua cabestre. Sin colaborar lo mas mínimo fue conducido al final del tétrico trayecto, ¿En contra de su propósito?. No es fácil la respuesta. Aquella tan patente indecisión que le convertía en, por una parte mas animal todavía. y por otra (o por la misma) mas semejante a un humano y por ende a sus acompañantes, justificó probablemente la identificación que propició la afinidad surgida.

Pero, del modo que fuere, lo logró. Y ello fue motivo de euforia y celebración por todos. Se había convertido , a pesar de su aspecto zarrapastroso (4) en un ser admirado y querido por todos. El eterno sueño infantil se había cumplido con la imagen de aquel pobre perro. Ya parecía no importar como ser (si es que como tal había importado en algún momento) y solo servía de estímulo para la construcción de castillos alrededor de nuestras debilidades. Por eso no era de extrañar que alguien pensara en convertirle en mascota, otro en hacerle miembro de su familia; en fin, una serie de fantasías que no merece la pena enumerar.

La realidad, una vez mas impuso su ley y al descender el perro a la urbe mas próxima en un momento de descuido de sus acompañantes fue atropellado y muerto por un vehículo a cuyo conductor no debía importarle ni el sueño del que hemos hablado ni el que la historia narrada terminara bien.

Moraleja 1ª: (Perro en la montaña) El mundo que quieres para ti cuida mucho de ofrecérselo a quién tiene mas dudas que tu.

Moraleja 2ª: (Perro en la Urbe) En caso de superioridad vigila a quien no la tiene. En caso de inferioridad vigila si el que dice tenerla la tiene. (5)

(1) Aquí el término macizo no se refiere a bien entrenado o similar, sino a grupo de montañas.
(2) Palabra de gran uso entre fabulistas.
(3) Es aconsejable conocer todas las acepciones de esta palabra ya que os puede salir en un crucigrama.
(4) Término que se ignora si existe o es formulado correctamente, pero que resulta altamente definitorio.
(5) Si quieres mas moralejas confecciónatelas tu, yo ya no tengo más ganas. Gracias.

Como resulta obvio, se han cumplido en la exposición anterior los requisitos que exige una fábula: 1.- Composición literaria (al menos lo parece ¿no?). 2.- Generalmente en verso (esta es la excepción que el mismo requisito contempla). 3.- Ficción (más bien se trata de una realidad, pero como soy un poco mentiroso, despistado y exagerado bien puede ser considerada como ficción). 4.- Alegórica (este requisito también se cumple ¿vale?, pues si razonamos acerca de él podemos ver nos mas de uno en un aprieto). 5.- Representación de personas humanas y personificación de seres irracionales, inanimados o abstractos (es evidente que todos ellos concurren en la fábula y no sólo en la fábula) y 6.- Enseñanza útil y moral: ¡anda, aquí igual la hemos pringao! A lo mejor con la moraleja basta, ¿entendéis por que?. Moral-moraleja. Pero con lo de útil, si que me han tocado las narices los fabricantes de requisitos. ¿Cómo puedo conseguir que la fábula sea útil? Había pensado en venderla, pero no creo que me den nada (en caso contrario avisadme por favor).

Antiguamente los escritos solían ser todos útiles, pero hoy la técnica al elaborar papel más fino y la higiene, han anulado esta eficacia.

En definitiva, por más vueltas que le doy, la única forma que encuentro de que os sea útil la fábula es que os olvidéis de ella. Si la recordáis en algún momento de vuestra vida montañera, el espacio que ocupe este recuerdo no podrá verse invadido por ese don de raciocinio, de alerta y de capacidad de resolución de conflictos, que a buen seguro emana de vuestra adultez y que es quizás lo único que en comunión constante con vuestra experiencia y temple que hayáis adquirido por generación espontánea o por los años, puesto en funcionamiento todo ello en una situación de riesgo para vosotros o para otros que os acompañen, os haga tomar la solución mas inteligente, no olvidando que ésta tiene que ser adecuada, oportuna y valga la redundancia, inteligente.

Cumplido este requisito de la utilidad ya me puedo callar al fin.