La semana pasada veíamos cómo el espejo puede desarrollar nuestro esquema corporal y mejorar la técnica al esquiar. Probablemente ese trabajo nos va a dar pistas sobre la propia anatomía, al ir prestando atención a cómo se relacionan distintas partes del cuerpo. La idea hoy es usar ese conocimiento para reflexionar sobre algunas confusiones y mitos que nos hacen esquiar de manera menos funcional. También nos puede hacer descubrir campos donde mejorar la condición física, que será el tema de la semana que viene, en el cuarto de los cinco capítulos de esta serie.
Casi todo el mundo ve el movimiento en solo dos dimensiones y eso genera muchos problemas de comprensión, pues en esquí nos movemos en todos los planos y, además, casi siempre de forma oblicua. Ejemplos de esa visión limitada, en dos dimensiones, son dos trucos usados ampliamente por muchos instructores: meter la rodilla y el símil del pedaleo. Estos trucos funcionan, no se me malinterprete, pero si no se llegan a entender bien terminan dejando a todo el mundo retrasado, estático o ambas cosas, justo porque olvidan la complejidad de los distintos planos y ejes en los que nos movemos al esquiar.
Ya hemos hablado aquí de “meter la rodilla”, que puede servir, sin duda, y un experto tendrá la sensación franca de hacerlo. Pero basta ponerse con las piernas separadas y “meter” simplemente la rodilla al interior (con lo que notaremos esa tensión molesta en el ligamento colateral) o, por el contrario, desplazar el centro de gravedad a un lado y hacia adelante, flexionando los tobillos, como al esquiar, a medida que el fémur abduce y rota internamente en la pelvis. En este segundo caso, el efecto visual será que la rodilla se ha “metido” pero, en realidad, el gesto ha sido este más rico que describimos dos líneas más arriba, moviéndonos diagonalmente en los planos frontal y sagital a la vez. Y, lo más relevante, es que los músculos que hemos activado habrán sido distintos, lo que notaremos con toda claridad al poner ahí el foco.
Otro de esos trucos que confunden, si no se añade el concepto de moverse rotando también en el plano transversal, es la conocida metáfora del “pedaleo”. La sugerencia de un movimiento alterno de flexión y extensión de las piernas está bien, pero, en realidad, anatómicamente hablando, tiene poco que ver lo que se hace al esquiar que lo que se hace en una bicicleta. En bici la pelvis está estable y apoyada, esquiando la cadera se desplaza oblicuamente, a uno y otro lado en el plano frontal, hacia adelante en el lateral y rotando en el transverso; hay un movimiento continuo de aducción y abducción de las piernas a la vez que rotan interna y externamente; también, dependiendo del tipo de curva, en el desencadenamiento puede haber una rotación externa de la pelvis cuesta abajo. La activación de los músculos durante la curva es distinta: la contracción concéntrica puede ser similar al inicio de un viraje, pero, pasada a la línea de máxima pendiente, la pierna extendida se va flexionado mientras resiste las fuerzas de reacción de la nieve y, cuando deja de resistir, la pierna interior aún la acompaña un momento con una activación similar, hasta que se extiende… nada de esto ocurre en el movimiento cíclico de la bicicleta.
Pero comprobémoslo frente al espejo, usando la pared o una silla como apoyo. Pongámonos en posición de final de curva, apoyados en la pared, y empecemos la siguiente. Un empujón con la mano simulará la fuerza centrífuga que aprovecho para encadenar un viraje con el siguiente. Me apoyo en el nuevo exterior y la cadera se desplaza hacia el otro lado a medida que la pelvis rota externamente “saludando” a la nueva curva. Si me hubiera movido solo lateralmente como sugiere la metáfora del pedaleo, empezaría la curva retrasado, en una posición débil que se agravará esquiando realmente. Si me he movido también hacia adelante, oblicuamente, voy a notar una posición adelantada e infinitamente más sólida, a lo largo de toda la pierna extendida que se conecta tenaz desde el suelo al centro del cuerpo. En una bici, tras esa fase de empuje daría en seguida otra “pedalada “. Esquiando, por el contrario, me quedaré ahí unos segundos hasta terminar la salida de la curva, gestionando esa enorme fuerza de reacción de la nieve que tiene poco que ver con la fase de recuperación de la pedalada en bicicleta.
Y no me quiero enrollar más que, aun habiendo resumido, me ha salido un texto largo, denso y seguramente complicado, juas. Ya sabes, si esquías de forma estática, si tu posición es algo retrasada o la pierdes con facilidad, es posible que hayas aprendido a esquiar "en dos dimensiones". Añade la tercera y observa los músculos y articulaciones implicados en ese movimiento más complejo y, por supuesto, más eficiente y funcional. Así, espero, la semana que viene, el articulito sobre condición física resultará más enriquecedor,
Buenas huellas y feliz verano
Carolo, junio de 2021
Fotografía © Antonio de Andrés, https://www.instagram.com/fotoblazar/
El resto de la serie, aquí:
https://www.nevasport.com/carolo/art/60829/cinco-formas-de-mejorar-la-tecnica-en-verano-uno/
https://www.nevasport.com/carolo/art/60852/Espejo-cinco-formas-de-mejorar-la-tecnica-en-verano/
https://www.nevasport.com/carolo/art/60886/Cinco-formas-de-mejorar-la-tecnica-en-verano-TRES/
https://www.nevasport.com/carolo/art/60919/Cinco-formas-de-mejorar-la-tecnica-en-verano-CUATRO/
https://www.nevasport.com/carolo/art/60967/Cinco-formas-de-mejorar-la-tecnica-en-verano-QUINTO/