La transición incluye las acciones que se realizan en el espacio y tiempo que existe entre las curvas.
La técnica del esquí, se ha centrado tradicionalmente en la ejecución de las curvas y como se cambia de una curva a otra.
La transición, es un concepto más amplio que el “cambio” ya que incluye, la terminación de la curva, el cambio de apoyos, el cambio de cantos y la entrada en la nueva curva.
Durante la transición, la proyección del centro de masas pasa sobre la base de sustentación, lo que optimiza la posibilidad de reequilibrarse. En la mayoría de los buenos esquiadores se evidencia la actitud básica adaptada a las circunstancias en las que esta esquiando y se transfiere la reacción de la curva anterior hacia la acción de entrada en la próxima curva.
En función del tipo de esquís que se utilicen y del espacio/tiempo que dispongamos para hacer la próxima curva, la transición será diferente en su ejecución, pero manteniendo unas características constantes:
-Inversión en la dominancia sobre el nuevo esquí exterior.
-Proyección del centro de masas sobre la base de sustentación.
-Posibilidad de usar la suela de los esquís.
-Posibilidad de realizar una trayectoria rectilínea.
-Preparación para la entrada en la nueva curva.
Estas acciones, hacen de la transición, el eslabón que une la cadena de movimientos que realizan los buenos esquiadores y por ello se le debe dar la misma importancia que a las curvas.
Los estudios sobre la variación de la velocidad de desplazamiento en esquiadores de competición, evidencian que es durante la transición cuando la velocidad es más alta, ya que el rozamiento es menor y la trayectoria más cercana a ser rectilínea.
La transición se ha de sincronizar sinérgicamente con las curvas, igual que hacemos con los pasos al caminar o correr, así naturalizaremos el movimiento y evitaremos la robotización que implica el pararse en cualquier punto de la cadena de movimientos.
La cadena curva & transición & curva & transición… es constante pero a cíclica ya que para ajustarse a terreno puede variar en el tiempo, el espacio, la superficie y la dirección de desplazamiento.
Hay que tener muy en cuenta las variaciones en el ritmo cuando trabajamos para mejorar las transiciones. Una buena bajada, es como una buena pieza musical, en donde se combinan tiempos y sonidos, creando estilos diferentes que se pueden ajustar a las diferencias individuales de cada persona, llegando a crear una sensación de integración fluida de todos los elementos participes.
La transición es un elemento fundamental para un esquí fluido, sinérgico , eficaz y eficiente.
A continuación os he preparado unas imágenes ilustrativas sobre la transición.
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Nes