Hoy quiero hacer una reflexión sobre la necesidad de entender el deporte como algo vital para la salud, tanto mental como física.
Durante los últimos meses, para lidiar con el problema de la pandemia mundial del COVID-19, se han decretado en nuestro país diferentes restricciones y confinamientos. Ha habido meses, durante el pasado estado de alarma, en que no podíamos salir de casa excepto para lo más imprescindible, luego podíamos salir, pero solamente a ciertas horas y aún con ciertas limitaciones. Poco a poco hemos desembocado en lo que se ha venido a llamar ‘la nueva normalidad’, pero aun en esta supuesta ‘normalidad’, que no lo es, muchas veces el deporte y la actividad física se han visto limitados por las autoridades, ya que podrían ser un foco de contagios.
De nuevo, esta semana, nos encontramos entrando en una situación de estado de alarma que no sabemos cuanto se alargará en el tiempo, y, de nuevo, el mundo del deporte no profesional está colgando de un hilo... Es cierto, una mala gestión de una actividad deportiva o de una instalación pueden ser un riesgo potencial y convertirse en un foco de contagio, pero, ¿no pasa igual con cualquier otro centro de trabajo, lugar de ocio o actividad económica?
Es lógico que la salud se deba anteponer a todo, pero ¿en qué momento hemos obviado que el deporte es necesario para una vida saludable, tanto en lo físico como en lo mental?
Dejemos de ver los gimnasios, piscinas o centros deportivos al aire libre como parte del problema y empecemos a entender que el deporte es parte de la solución. Gestionemos bien las actividades y los centros deportivos, minimicemos los riesgos siguiendo estrictamente las recomendaciones de las autoridades sanitarias, adaptemos los aforos y el desarrollo de las actividades, pero no dejemos el deporte de lado.
El deporte es salud, y los profesionales del deporte son y serán siempre necesarios para una sociedad sana.
“Aprender, enseñar, divulgar.”
Sam Suarez