El viaje va tocando a su fin, y hoy toca la ultima etapa, ya que en el trabajo me reclaman, así que para finalizar no se me ocurría nada mejor que la zona central del dominio de los tres valles, en la zona conocida como Méribel.
El día amanecía con algunos bancos de nieva, pero con la esperanza que a lo largo del día fueran desapareciendo, y así fue lo que me hizo disfrutar de otro gran día de esquí.
Desde la zona conocida como Tougnete a 2.435 m, se podía observar como la niebla estaba presente en algunas zonas
Refugiarse en la zona de bosque era una buena solución
Y por fin la niebla desapareció de la estación
Ahora ya quedaba poder reconocer el terreno y disfrutar de las variadas pistas que se me presentaban. Una zona a destacar que me encantó es la conocida como el Mont du Vallón (2.950 m), donde alcanzamos la mayor altura de Mèribel. Desde allí salen dos pistas rojas, impresionantes tanto por su trazado como por las vistas que nos van dejando a lo largo de su descenso.
Vistas desde el Mont du Vallon
El valle de Mèribel
Terminando la bajada
Desde ahí puedes volver a repetir, que seguro que lo harás ya que para mí es la mejor pista, o deslizarte hasta la zona conocida como Mottaret, una urbanización que se encuentra a 1.700. Pero antes hay que seguir un trazado muy bello, rodeando un lago helado.
Vista del lago helado y como lo rodea una pista de esquí de fondo
Zona central de Mottaret
Desde aquí se puede continuar el descenso hasta el pueblo de Mèribel 1.450 m, o subir a buscar el límite con la estación de Courchevel, en la zona conocida como Saulire 2.740. Una vez arriba decidí dirigirme a ver la zona del aeropuerto o mejor dicho “altiport”. Donde se puede observar la infraestructura de estas estaciones.
Altiport de Mèribel
Y a su alrededor encontrarnos hasta con campo de golf, que con la nevada que había no fui capaz de ver ningún “green”. Por esta zona abundan las pistas sencillas y las marcadas como familiares, un sitio ideal para iniciarse en el mundo blanco.
Pista que baja al pueblo desde el Altiport
Pista que nos recibe a la llegada del pueblo rodeada ya por viviendas.
Una de las cosas que más me gusto de esta zona es las numerosas pistas que están protegidas por los árboles, donde se puede probar a hacer algún descenso sorteando los pinos.
Buen sitio para iniciarse en el freeride
Aunque en algunos momentos puede aparecer algún obstáculo inesperado
Méribel para mi gusto es la zona más recomendable para alojarse, ya que tiene algunas ventajas, siempre nos quedará mas cerca alcanzar cualquier otro valle del dominio al estar en el centro. Los numerosos árboles nos protegen en días de temporal. Permite otra opción que es alojarse en un pueblo que se llama Brides les Bains, que es más económico y desde allí llegar a Mèribel por medio de un telecabina. Esta preparada para todos los niveles de esquí, ya que las pistas son muy variadas.
Pista de competición de Mèribel
El viaje ha tocado a su fin, ya me llaman del trabajo y hay que volver. Ahora no queda más que recoger las cosas, volver a cargar los bártulos en el coche y regresar a España. El objetivo de mi aventura ha quedado totalmente cumplido y eso que por el camino veo que hay otras muchas mas estaciones en la zona por visitar, más pequeñas eso sí pero seguro que igual de interesantes. Ahora solo queda recorrer los 1400 km. que tengo por delante para volver a mi tierra, y aunque el viaje es largo, la cabeza va llena de pensamientos, recuerdos y sueños de futuro, lo que ayuda a que el viaje parezca más corto.
Recuerdos de cómo no hace tanto tiempo, disfrutaba con una chapa de una cocina de gas deslizándome por los prados de mi aldea, cuando tenía la suerte de ver como se cubría la hierba de ese color blanco que tanto nos gusta y anhelando que en un futuro próximo pudiera ponerme unos esquíes y conocer este mundo. Pasados estos intensos 10 días creo que con este viaje lo he conseguido.
Espero que os guste y gracias por leerlo.
Página 9: DIA 9.- VAL THORENS