Llego muy tarde a comentar éste post, pero puedo añadir algún comentario curioso, mas antigüo todavía.
Yo era estudiante en Madrid, allá por el año 1948. Subíamos a Navacerrada cuando desde la Universitaria veíamos la Sierra blanca, porque aúnque todavía no se había inventado lo del "Calentamiento global", no siempre había nieve suficiente para esquiar.
Andando, con los esquís al hombro (2,20m) desde Rosales hasta la Estación del Norte. Misa de cazadores (de Domingo) en la estación.
Tanpoco se había inventado el "sábado inglés" y por tanto los sábados teníamos clases y todo el mundo trabajaba.
Tren de cercanías de las 6 de la mañana hanta Villaba para empalmar con el terncito al Puerto de Navacerrada.
Cuando el tiempo no era bueno esquiábamon en El Escaparate y Los Cogorros, todo sin remontes.
El único remonte que existía era un cable en El Telégrafo que llegaba casi a La Bola del Mundo, pero durante años no funcionaba porque según decían, les faltaban los ganchos de acero (no les daban licencia de importación) con que conectaban las cuerdas con cinturón de tela, que ceñidas al culo te arrastraban hanta la cumbre.
Algún año después llegaron los enganches y lo pusieros en servicio.
Salía bastante caro para los estudiantes, pero si le retornabas, arrastrando sujetas a la cintura un buen manojo de cuerdas, te dejaban volver a subir gratis.
Cuando el tiempo era muy bueno, subíamos a pico por "La Cuerda", detrás del Albergue "Francisco Franco" del Frente de Juventudes, hasta La Bola del Mundo, y desde allí, en primavera, cresteábamos hasta El Noruego (hoy Valdesquí) donde hacíamos un par de bajadas, y vuelta con los esquís al hombro hasta la Bola, para bajar esquiando hasta el Puerto, y si había nieve esquiando también hasta la estación de Navacerrada. Una sopa caliente en Las Brañas (el presupuesto no daba para mas), y vuelta en tren a Villalba y Madrid.
En primavera también bajábamos esquiando a Villalba por el Camino Smith hasta la Calzada Romana, donde había que remar porque la pendiente es muy escasa para llegar e la estación de Renfe.
Alguna vez tuvimos la oportunidad de ver esquiar en El Escaparate a Lily Alvarez (la famosa tenista y esquiadora olímpica) que acompañada por Pepe Arias bajaban haciendo bedel, nos quedábamos con la boca abierta.
Pepe, campeón de España en aquellos tiempos era una fuerza de la naturaleza que esquiaba los hielos de Navacerrada comos si fuese polvo. Por aquellos tiempos a Luís Arias le llamaban Luisito, y se le veía con frecuencia, hecho un pincel, atendiendo la barra del bar del Hotel Arias de su familia.
Regentaba el albergue "Francisco Franco", el Sr. Sanchez padre de la saga de esquiadores del Puerto de Navacerrada, al que los universitarios teníamos acceso, solo si llevábamos la camisa azul del uniforme de la Falange.
Su simpática hija pequeña Mariuca, trabajó muchos años como monitora en Candanchú, donde continúa como colaboradora después de sufrir un serio accidente de esquí.
Este veterano esquiador ha susutituido los magníficos esquís de 2,20m de madera de hícory, por unos parabólicos Rossignol S9 de 1,63m. con los que sigue sin perder la afición.