Como pudimos ver en un artículo anterior, la temporada de esquí 1988-1989 fue muy mala. No era la primera vez que nuestro país registraba un invierno con pocas nevadas, pero si era la primera que coincidió con un gran desarrollo económico (hoteles, tiendas, nuevas estaciones, etc...) en el turismo de invierno. Hasta entonces estos episodios apenas eran noticia porque eran 'cuatro' los que vivían de la nieve (apenas había hoteles o tiendas), pero en 1989 muchas comarcas dependían ya de este negocio.
Por fortuna la siguiente temporada de 1989-1990 fue muy buena. No solo en el Pirineo, sino que estaciones de esquí como Sierra Nevada abrían desde principios del mes de diciembre, Y en Madrid sus por entonces tres estaciones, al estar abierta Valcotos, registraban un gran invierno con mucha nieve.
Los datos demuestran que fue una temporada buena (sin ser muy buena o excelente). Pero la protagonista indudable de ese invierno fue la estación de esquí de Baqueira Beret: tuvo una malísima campaña. Y eso ha hecho pensar a muchos que aquel invierno de 1989-1990 fue peor que el de 1988-1989. Y es que por aquel entonces ya se podía decir que 'si Baqueira estornuda, el resto del sector se resfría'.
"El año 1990 es sin duda uno de los que debe estar marcado a fuego en la memoria histórica de Baqueira Beret. Por lo que celebraba aquella temporada; por el malísimo invierno; y por la decisión que se tuvo que tomar."
Radiografía del sector del esquí
En otoño de 1988 España entraba en un periodo de sequía. Como consecuencia, las estaciones de esquí de nuestro país sufrieron aquel invierno de 1989 por las pocas nevadas. La temporada apenas duró un mes, a excepción de las dos estaciones de de la Val d'Aran que no tuvieron problemas.
Hasta los años '80 apenas había un desarrollo económico en el Pirineo enfocado al turismo de esquí, a excepción de La Molina y Baqueira Beret. Por tanto, cuando llegaba un mal invierno prácticamente nadie se resentía. Sin embargo la mala temporada de 1988-1989 ya impactó directamente en muchas economías de montaña que llevaban desarrollándose y apostando por el esquí desde hacía una década, especialmente en las del Pirineo Oriental y en el del Valle de Benasque.
Antes de hacer un repaso a los partes de nieve, hagamos una radiografía muy rápida del sector.
- Las 12 estaciones catalanas (que son las que nombra La Vanguardia y que es un diario que ha cubierto bien el esquí habitualmente), habían invertido de nuevo otros 3.300 millones de pesetas según la ACEM (18,2 millones de euros).
- Boí Taull afrontaba su segunda temporada, y como veremos más adelante, triunfaron por todo lo alto.
- Sierra Nevada inauguraba aquel año 1989 el telecabina Al-Andalús y el telesilla Veleta I.
- Las inversiones más destacadas era en nieve artificial. Así lo anunciaron Super Espot, La Molina, Vallter 2000, Valdelinares, Boí Taull y hasta Alto Campoo. Pero los que más estaban apostando eran los andorranos, que le vieron antes las orejas al lobo y gracias a eso abrían ya la primera semana del mes de diciembre.
- Las estaciones catalana obtuvieron 4.000 millones de pesetas en beneficios + 1.050 millones en subvenciones.
- La Inmaculada ya existía, pero se enviaban turistas principalmente a los Alpes de Francia. 8 agencias de viaje controlaban principalmente el mercado: (Top Esquí, Edelweis, Viajes Josep Campolié, Esquí Neu, Esquí Bus, Marmota First, iermak viatges y Travi-Ski). Hoy en día no existe más que una de ellas, a no ser que hayan cambiado de nombre, y si siguen se dedican a otros menesteres principalmente.
- Y respecto a las novedades en material, todavía se mantenia la amarga tonica de los '80. Es decir, colores eléctricos de linea 'acid' según marcaban los anuncios de El Corte Inglés de la época.
- Baqueira cumplía 25 años... y seguía resistiéndose a poner nieve artificial.

El invierno empieza mal
Edelweis había comenzado 15 años atrás a organizar viajes a los Alpes de Francia por la Inmaculada (al menos así lo aseguraban ellos a La Vanguardia). Hasta ese 1989 nunca habían tenido problemas de nieve.
Pero el invierno de 1988-1989, recordemos que estábamos en sequía, comenzó muy mal en Europa. Algunas estaciones de esquí que acostumbraban a abrir en otoño seguían cerradas. Solo había disponibles algunas pistas en los glaciares de Tignes, Val d’Isére, Val Thorens, Les Deux Alpes y Alpe D’Huez. Les faltaba nieve. Hasta Zermatt, se mantenía cerrada. En Suiza pedían a los turistas que no fueran en Navidad porque las estaciones solo podían ofrecer paseos.
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Solo las agencias catalanas llegaron a recibir unas 15.000 cancelaciones de reservas ocasionando pérdidas de unos 50 millones de pesetas (300.000 euros).
Aquí las estaciones que habían invertido en sistemas de producción de nieve, vieron la oportunidad de aprovechar la situación y acoger a todos esos esquiadores que se quedaron sin ir a los Alpes. Para el día 5 de diciembre el Pas de la Casa, Grau Roig y Vallter 2000 ya habían abierto y registrado una masiva afluencia de visitantes. El día 6 abrió Port Ainé con el 60% de instalaciones abiertas, La Molina con nieve artificial sólo con dos pistas azules, y Sierra Nevada la zona de Borreguiles con un espesor de 40 centímetros. También Arinsal en Andorra. Vall de Núria intentó abrir el viernes día 8 pero no lo logró.
En el Pirineo aragonés todavía no se habían puesto en marcha. El listado de los Alpes era bastante dramático.
Baqueira, acostumbrada también a abrir la primera semana de diciembre, ese 1989 se quedaba a la espera. Y La Tuca, que el anterior invierno había abierto hasta acabar las navidades, no daba señales de vida y se rumoreaba que problemas financieros impedían abrir.
Parte de nieve Inmaculada 1989

Navidades de 1989-1990: se confirma el desastre en la Val d'Aran
El mes de diciembre continuó mal a nivel europeo y nuestros complejos invernales no fueron ajenos a la situación. En el parte de nieve del 22 de diciembre de 1989 la mayoría de estaciones de esquí ya estaban cerradas. En todo el Pirineo español solamente estaba abierta Super Espot con el 50% de instalaciones disponibles, y fuera de este territorio Sierra Nevada se mantenía aunque con unos escasos 10% de remontes abiertos.
Pero en Navidad empieza a nevar y en el parte del 29 de diciembre la situación ya es distinta. Ha caído algunas nevadas y se suman Boí Taull, Port Ainé y tímidamente Port del Comte. En Aragón abre Formigal y Astún. Sierra Nevada recibe bastante nieve lo que hace que sus espesores se incrementen hasta los 70 cm., aunque la reina es Valdesquí que tenía la mayor cantidad de nieve en España con casi un metro... ¡de momento! Navacerrada también estaba abierta, igual que Valdelinares en Teruel con 50 cm según informa El Pais.
El Pirineo francés se mantenía cerrado entero, mientras que los Alpes ya abrían con espesores entre 50 cm y 1 metro. Y los que seguían sin fallar eran los andorranos: sus estaciones de esquí todas abiertas.
Una apertura bastante generalizada y muy diferente a la de las navidades del año anterior en que todas estaban cerradas, menos las de las Val d'Aran que en cambio en este parte de nieve de Final de Año 1989, seguían totalmente cerradas: ni Baqueira ni La Tuca habían abierto un solo día.
Parte de nieve fin de año 1989:
Parte de nieve del 29 de diciembre de 1989
Baqueira pierde las navidades de 1989-1990
En el parte de nieve del 5 de enero de 1990 como se puede ver, hay una alegría general. Boi Taüll ya tiene un metro de nieve, igual que Super Espot y Port Ainé. En el Pirineo de Girona están todas abiertas menos Masella (que no tiene nieve artificial. Esperó a 1994 para colocar directamente los de nueva generación) y que ya el año anterior apenas había abierto unos días.
En Madrid abrían sus tres estaciones de esquí, Sierra Nevada ya superaba ampliamente el metro de nieve y también empezaba a abrir el Pirineo Oriental de Francia. El Pirineo aragonés estaba abierto en parte.

En definitiva, casi todo el mundo había podido aprovechar las navidades, aunque la mente de algunos esquiadores piensa que fue una muy mala temporada al no abrir la Val d'Aran, que era ya el destino de nieve más importante de España.
Los hoteles del valle de Aran han perdido muchas reservas. Josep Cabeltó era por entonces el alcalde de Vielha. Había comenzado su mandato un par de años antes y se negaba, por el momento, a decir la palabra "catástrofe". Aseguraba que todavía quedaba invierno por delante.
Pero diferentes actores empresariales de la Val d'Aran empezaban a buscar soluciones. La comarca había pasado de la número 20 en renta per cápita de Cataluña a la número 9, pero dependían mucho de la nieve. La solución aseguraban algunos, pasaba por ofrecer otras alternativas como la hípica, pasear por la montaña, deportes de hielo o actividades culturales. Es decir, que hace más de 30 años ya se hablaba de la diversificación.
Pero desde la estación de esquí de Baqueira Beret empezaron a tenerlo claro: tenían que invertir en nieve artificial como el resto de centros invernales. No muy lejos de allí, Boí Taull, abrió por primera vez el año anterior y con 80 cañones de nieve directamente. Además tenían la intención de seguir añadiendo más ese verano.
Así que el miércoles 12 de enero de 1990, Baqueira Beret quiere calmar a los pueblos del valle dejando caer que estaba dispuesta a invertir entre 1.500 y 2.000 millones de pesetas (de 9 a 12 millones de euros) en nieve artificial, aunque para ello tenía que reconvertir también muchos telesquís en telesillas.
Y llegó la nieve natural al Pirineo y la artificial a Baqueira Beret
En el parte de nieve del 26 de enero, Baqueira todavía se mostraba cerrada mientras el resto de estaciones de esquí seguía abriendo pistas y remontes.
El domingo 28 de enero de 1990, el vicepresidente del consejo de administración de Baqueira Beret, S.A., Jorge Jordana de Pozas, el consejero delegado, Jesús Serra Santamans, y otros altos cargos, convcaron una reunió de pueblos en el polideportivo de Salardú, para explicar sus proyectos para la instalación de la nieve artificial. Se haría en tres fases incluyendo cambios de telearrastres a telesillas y aparatos de producción de nieve.
Gracias al apoyo de Catalana Occidente, la accionista principal por aquel entonces, se pudo comprometer una inversión de 7.200 millones de pesetas. Esto era una barbaridad entonces y lo sigue siendo ahora: 43,2 millones de euros. Se lo tomaron muy en serio.
Al mismo tiempo los responsables de la estación pedían ayudas a la Generalitat por la influencia que tenía el buen funcionamiento de Baqueira en la economía de toda una comarca como es la Vall d'Aran. Ponían de ejemplo a Sierra Nevada, donde la Junta de Andalucia había pagado los cañones.
El 6 de diciembre de 1990 Baqueira Beret estrenaba una nueva temporada tras una inversión de 1.300 millones de pesetas (6,1 millones de euros) con 111 nuevos cañones de nieve artificial que cubrían 7 km de pistas y el nuevo telesilla cuatriplaza Mirador que sustituía al Cap de Baqueira de 1 solo asiento, así como los dos telearrastres del Mirador.
Baqueira se convertía así en la octava estación de esquí del Pirineo catalán con nieve artificial.En 1990 celebraban su 25º Aniversario, vivieron su peor temporada y apostaron por la nieve artificial. Sin duda un año para marcar en la memoria de la estación.
Irónicamente a las pocas horas de aquel encuentro en el polideportivo de Salardú, comenzó a nevar intensamente, y dos días después, el 30 de enero de 1990 Baqueira lograba abrir su temporada de esquí con entre 30 y 40 cm de nieve. Lo abrieron todo directamente. Sus 43 pistas y el 100% sus remontes.
La nieve llegaba en un momento dramático para la Val d'Aran. Pasadas las navidades, de las 7.000 camas disponibles en el área de influencia de Baqueira por aquella época, solo estaban ocupadas un 10%, y muchos eran viajantes y algún turista ocasional. Se calcula que ese invierno Baqueira Beret tuvo pérdidas de unos 616 millones de pesetas tras vender solamente 150.000 forfaits, cuando se esperaba superar los 400.000.
Por fin, en el parte del 05 de febrero ocurrió algo que no pasaba desde hacía casi dos años: todas las estaciones de esquí se mostraban abiertas.
Por otra parte, destacar la enorme cantidad de nieve que acumulaba Valdesquí.... 160 centímetros!
Comparativa de partes antes y después
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Comparativa del parte de nieve del 26 de enero y el 5 de febrero
Lamentablemente el invierno se quiso cebar con la Val d'Aran, y aunque se salvó bastante bien el mes de febrero, cuando llegó marzo apenas aguantaban con algunas pistas abiertas mientras el resto del Pirineo y otras zonas de España seguían abriendo con cierta alegría.
A mediados del mes de marzo, el Pirineo de Girona aguantaba a duras penas, pero el de Lleida disfrutaba de buenos grosores a excepción de la Baqueira Beret donde apenas mantenían disponibles 3 de sus 73 kilómetros de pistas. El 20 de marzo finalmente habían cerrado de nuevo. Tampoco había nada abierto en todo el Pirineo de Girona y en el de Lleida solo se mantenían Port Ainé y Boi Taüll.
En Andorra la situación era asombrosa. Solo Soldeu-el Tarter estaba cerrada. El resto abiertas y con espesores de hasta casi un metro de nieve. Mientras que en el Pirineo Oriental francés solo aguantaba algo Les Angles.
Una nevada en la última semana del mes de marzo permitía volver a reabrir algunas estaciones, entre ellas todas las del Pirineo de Lleida, Baqueira Beret incluida.
La gran temporada de Boí Taull

Boí Taull, que registraba su segunda temporada, había abierto todo el invierno. La situación era tan buena, que hasta el Rey Juan Carlos I de España se presentó por allí para esquiar. Le acompañaron los responsables de la estación, Josep Jané Solà, presidente de Boí-Taüll,S.A, y Ramon Torné, vicepresidente.
La temporada había ido muy bien, vendieron 65.000 forfaits, pero pedían más implicación de los comerciantes de la Vall de Boí. Que se construyeran mas hoteles, restaurantes y que se creyera en un proyecto que podría incrementar su economía como la de la Val d'Aran.
“la estación hará de locomotora económica, pero los habitantes de la zona deben concienciarse de que es necesario que se sometan a una formación pluridisciplinar, de tal forma que puedan explotar otros recursos, como la hostelería, la gastronomía o la artesanía. Boí Taüll está preparada para acoger a casi 20.000 esquiadores, y tiene la posibilidad de convertirse en una de las más grandes, en extensión, del Pirineo catalán. Si ahora existen unas 200 hectáreas esquiables, futuras ampliaciones la pueden dotar de una superficie cercana a las 4.500.
La falta de nieve que este año ha sufrido la Vail d’Aran ha ayudado a que los esquiadores se acercaran por Boí-Taüll, pero ha sido fundamentalel disponer de unos 80 cañones de nieve artificial, uno de los equipamientos que Baqueira ha rechazado".
Primeros detractores de la nieve artificial
Hasta esa temporada solo siete estaciones de esquí en el Pirineo catalán tenían nieve artificial. Sierra también en Granada. Pero cuando Baqueira anunció su gran apuesta por estas instalaciones, empezaron los primeros detractores.
Las excusas para no instalar nieve artificial en aquella época hoy están totalmente desfasadas, lo que demuestra que también se van adaptando a las preocupaciones de la ciudadanía.
¿Y qué argumentaban? La Federación de Excursionistas de Catalunya por ejemplo, citaba un estudio realizado por un profesor del Instituto Botánico de la Universidad de Innsbruck (Austria) que destacaba que
"en una pista natural la temperatura se mantiene estable y raramente desciende al punto de congelación, mientras que debajo de una preparada se producen repetidamente heladas y deshielos que pueden afectar las raíces de las plantas y favorecer la erosión del suelo"
También consideraban que la nieve artificial provoca, en primavera, un aumento del dióxido de carbono, por lo que se pueden “dar asfixias
debajo de las pistas”. Según el científico austriaco, “el rellenado artificial no se puede confiar a la valoración visual de los que lo realizan."
Sí vieron lo que se venía con la urbanización a pie de pistas que se estaba desarrollando en La Molina, Masella y Baqueira Beret, y criticaban el coste energético que suponía todo aquello. Pedían que las nuevas viviendas se levantasen en las poblaciones ya existentes. Y así se acabó haciendo.
¿Y la sequía? La situación en primavera de 1990 ya era dramática. Se pedía a los ciudadanos contención en el gasto y ciudades como Barcelona se planteaban usar aguas freáticas para el riego.
En el mes de mayo empezó a llover y llover. Los pantanos duplicaron el agua en pocos días y luego siguieron rellenándose. Se acabó la sequía y la siguiente temporada de esquí fue sencillamente.... épica.
