La historia dice que el primer sitio de los Pirineos donde se esquió fue en el Col de la Quillane, a 1.713 metros sobre el nivel del mar. Un 29 de enero de 1901 el empresario y montañero Prosper Auriol se calzó unas tablas en ese mismo punto donde hoy se sitúa la 'pequeña estación de esquí más grande del mundo': La Quillane.
Y esta temporada esta pequeña estación situada a pie de carretera cumplirá medio siglo de vida. Oficialmente será el 7 de enero de 2023, pero antes de esa fecha La Quillane organizará algunos eventos conmemorativos.
Servirá para recordar el empeño de Laurent Balaguer, quién en 1971 tuvo la idea de crear un pequeño espacio para esquiar cerca de donde trabajaba como leñador. E igual que Prosper Auriol hiciera 70 años atrás, se fijó en el Col de la Quillane. Era una época en que la industria de los remontes no estaba desarrollada, así que algunos emprendedores trataban de crear ellos mismos sus propios aparatos.
En 1971 puso en marcha el primer telesquí de invención casera, al año siguiente lo mejoró y empezó a diseñar algunas pistas y ya en invierno de 1973 justo al acabar las navidades pudo abrir al público por primera vez ya con un segundo remonte.
Una rudimentaria cafetería y algunos esquís para alquilar es todo lo que había en la recién nacida estación de esquí de estación de esquí de La Quillane, que al estar justo a pie de carretera, registraba un gran éxito de familias desde el primer momento gracias al fácil acceso. Se aparcaba donde se podía y se compraban los tickets a pie de remontes, uno por cada vez que se quería usar.
Actualmente la estación de esquí de La Quillane está dirigida por su hijo Jean-Claude Balaguer, quién tomó las riendas en 1992. De esta manera se preserva esa esencia tan familiar, que incluso las cuatro pistas que tiene la estación tienen el nombre de los nietos de su fundador: Charlotte es el de la pista azul; Margaux, Laurent y Jules son los tres trazados verdes que atraviesan el bosque.
¿Y cómo ha logrado sobrevivir esta pequeña estación rodeada de gigantes de la Cerdanya como son Font Romeu y Les Angles en el lado francés y La Molina + Masella en la vertiente española? Pues a base de meter en esas pocas hectáreas una enorme oferta de actividades, tantas que ni si quiera muchos grandes complejos invernales llegan a tenerlas todas juntas.
Además de la garantía de nieve gracias a la introducción temprana de un sistema de producción de nieve, (fue de las primeras en los Pirineos), actualmente ofrece una pista de conducción en hielo, zona de trineos e infantil; snowpark, buceo bajo el hielo y ¡hasta vuelos panorámicos en helicóptero!. Todo esto claro está sin olvidar la esencia que es el esquí con pistas especialmente para debutantes.
Y es ahí donde también está gran parte del negocio: las clases de esquí. Por eso tienen un "ski non stop". La estación se pone en marcha a las 09h de la mañana y no para hasta las 19h de la tarde gracias a su esquí nocturno, excepto este invierno en que los altos precios de la electricidad obligará a pararlo todo a las 17h.
Y como toda gran estación, no olvidan la gastronomía. Su chalet ofrece una carta de productos elaborados con productos del valle, y por la tarde se convierte en todo un apréski con terraza panorámica y vistas a Cambre d'Aze al fuego de una chimenea.