El de Taklamakán, es el segundo desierto de dunas de arena más grande del mundo (tras el del Rub al-Jali), con montículos que pueden alcanzar los 300 metros de altura. Situado al noroeste de China, está rodeado de grandes montañas que se quedan las precipitaciones de lluvia y nieve pero que crean grandes ríos. Durante siglos fue una tierra inhóspita y poco habitada, pero el aprovechamiento de los grandes caudales de agua que durante siglos acababan perdiéndose en las arenas, ha permitido desarrollar ciudades, además de campos de cultivos de frutas y cereales.
El Gobierno chino se ha marcado como objetivo tener 300 millones de esquiadores para este 2022. La cifra está todavía muy lejos de conseguirse. Según el Libro Blanco del Esquí en China, que anualmente recoge los datos de la industria de la nieve en el país asiático, en 2020 se registraron unas 20 millones de visitas a los centros invernales.
Los Juegos Olímpicos de Pekín 2022 deberán servir para impulsar todavía más los deportes de nieve entre los chinos, pero al mismo tiempo el Gobierno está creando e impulsando la construcción de estaciones de esquí por todo el país. El problema es que en general, las montañas que reciben buenas nevadas están muy lejos de las grandes ciudades, así que se han ido buscando zonas cerca de las principales areas metropolitanas donde al menos con nieve artificial se puedan mantener pistas de esquí.
Es el caso de Pekín, donde a unos 50 kilómetros se ha construido la Zona Olímpica de esqui alpino. Allí apenas nieva, por lo que lo único seguro es que será dificil ver interrumpida alguna competición por tormentas.
Situaciones como estas se está viendo en muchas regiones del enorme país. Al nororeste, en la Región Autónoma Uigur de Xinjiang encontramos la estación de esquí de Oynak. Está en pleno desierto, pero de nuevo nos encontramos con que las altas montañas de la zona donde ya hay algún complejo invernal, están muy lejos de las principales zonas metropolitanas, así que captar nuevos esquiadores era complicado.
Así que tal como dijo el fislósofo inglés Francis Bacon, "Si la montaña no viene a Mahoma, Mahoma irá a la montaña". Y dicho y hecho, los chinos buscaron alguna colina con cierto desnivel, plantaron remontes, desplegaron cañones de nieve artificial y abrieron las puertas a miles de chinos que cada semana de invierno se acercan a disfrutar con una nieve que hasta entonces solo veían muy a lo lejos.
El agua de la nieve artificial la sacan del río Yurungkash, que aunque es muy caudaloso en verano, en invierno apenas fluye, ya que se alimenta del deshielo de las montañas Kunlun. Así que se construyeron unos enormes depósitos de almacenamiento que también se alimenta de la propia nieve creada en este curioso complejo invernal.
Otras estaciones similares
Aunque es sorprendente, no es la primera estación de esquí en mitad del desierto, con la diferencia de que en este al menos las temperaturas son tan bajas en invierno como para mantener la nieve a cielo abierto. Ski Dubai también está rodeado de arenas, pero allí las temperaturas superan los 35ºc de media durante casi todo el año.
Otro caso similar a medio camino entre lo de China y Dubai, lo encontamos en Lesotho. Allí, sobre las montaña Drakenberg, en el Sani Pass Lodge a 2.874 metros de altura, está Afri-Ski, una estación de esquí donde apenas nieve un par de veces en el invierno, así que todo lo blanco que se ve, suele ser artificial. En el norte e los Estados Unidos también existen una serie de colinas que se levantan blancas en mitad de un paisaje marrón en invierno.
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