Desde el principio, la montaña ha estado asociada a familias. Dentro de éstas, los Purcell pueden ser vistos como el más fino linaje de los Andes.
Esta familia norteamericana, pero que se escribe en francés, fue dueña de La Parva, que luego vendió, y tiene como símbolo el Gran Hotel Portillo, el centro que ha sido a la fecha el único lugar dentro del Hemisferio Sur sede de un campeonato mundial de esquí, hace más de 40 años.
Precisamente, muchos dicen que la historia de los deportes invernales en el país está cortada entre un antes y un después de 1966, cuando comenzaron a construirse grandes refugios en la zona de Farellones y Cerro Colorado, se exploraron nuevos centros de esquí y el país lentamente comenzó a mirar hacia su espalda, hacia la majestuosa y blanca montaña.
Y también a verla como una alternativa de negocios, para atraer turistas tanto nacionales como extranjeros.
Pero hay diferencias.
Para algunos, el foco de negocios "invernales" apunta a un público selecto y de altos ingresos, otros han hecho una apuesta por volverlo más masivo, con promociones en la semana y mejorando los accesos, ya que, estiman, es la única manera de tener una expansión fuerte y una forma rentable de invertir.
Los empresarios y los grupos que están detrás de los grandes centros de esquí.
Los Purcell son la tradición y la historia de la nieve en Chile. Pero en los últimos años, empresarios y grupos económicos se han incorporado al negocio del turismo invernal. Y todo apunta a que el panorama seguirá cambiando. Por lo pronto, hay fondos norteamericanos interesados en entrar al país, y a este negocio.
Por ahora, el esquí es un negocio local: muchos de estos empresarios son ya sinónimo del centro de esquí que controlan. Así también cada uno tiene su sello especial: Portillo, asociado al negocio hotelero; La Parva, al negocio inmobiliario y de venta de tickets; El Colorado, al de la venta de pases; Valle Nevado, que tiene un poco de todo: hoteles, servicios, inmobiliario y pases, y las Termas de Chillán, con hotel, apartamentos y muy pronto, un casino.
En Chile, el control de los centros invernales está en manos nacionales desde que la francesa Spie Batignoles se fue de Valle Nevado en los 90. Pero podría cambiar.
Los Purcell fueron los primeros en entrar al negocio. En el pasado fueron dueños de La Parva, la que vendieron, y tienen desde 1961 el hotel Portillo. El recinto que les sirve de emblema fue sede del Mundial de Esquí de 1966 y este año está invirtiendo 800.000 dólares en el mejoramiento de infraestructura.
Frente a Santiago está La Parva, cuyos terrenos e instalaciones son principalmente de León Vial; Pedro Donoso, de IM Trust, y de Eliodoro Matte. El negocio acá es inmobiliario: cada año entregan un edificio de apartamentos de no más de siete pisos por edificio. Y proyectan más remontes para ampliar el área "esquiable".
Al lado de La Parva y hacia el norte está Manantiales, un enorme campo de nieve de propiedad de Roberto Edwards, que todos esperan se desarrolle. El Colorado, en tanto, es de propiedad de los Leatherbee y los Hauesler. En este caso, el negocio está en la venta de ticktes y pases, ya que el proyecto está vinculado al desarrollo de Farellones. El glamour internacional está vinculado a Valle Nevado, el gran complejo creado por los franceses de Spie Batignoles y que hoy es propiedad de los Senerman y los Ergas. Acá hay de todo un poco: negocio hotelero, inmobiliario y venta de tickets. En el sur están las Termas de Chillán, con las pistas de esquí más largas de Sudamérica. Su nombre está invariablemente ligado a los Giner. El negocio acá es hotelero y a partir de septiembre se agregará uno inédito en la nieve chilena: el de los casinos.
Chapa Verde, donde el dueño es nada menos que Codelco y lo operan privados
Los clubes andinos, el perfil más familiar y aficionado de los deportes invernales con nieve...fiscal
Lagunillas, Antuco, Llaima, Villarrica, Antillanca y Volcán Osorno. Sólo algunos de los nombres que se extienden a lo largo de la geografia montañosa nacional, donde los clubes andinos son defitivamente los reyes.
Acá no existe el glamour de los grandes centros de esquí. No hay casas familiares o refugios privados. Se trata, en general, de un gran o mediano edificio que las oficia de hotel, con todos los servicios y comodidades correspondientes y desde el cual se construyeron uno o más andariveles. Son hechos a "ñeque", con el empuje de personas amantes de la nieve y que se unieron a otros para hacer de su pasatiempo favorito un deporte a practicar.
La mayoría de los centros invernales se ubican dentro de parques nacionales, por lo que el dueño de la nieve en este caso es definitivamente el Estado, que entrega en calidad de arriendo y por un plazo determinados de años un área dentro del parque.
Así, cada club andino debe constituirse como club deportivo y establecer su personalidad jurídica de modo de firmar un contrato con el Fisco para administrar el terreno. Así, este club no debe ser cerrado, sino que abierto, por ser terreno fiscal, a todos los chilenos, aunque sean pocos los que por ahora puedan llegar para practicar este tipo de deportes.