En el esquí moderno, durante el desencadenamiento del viraje, es crucial proyectar las masas del cuerpo hacia el interior de la nueva curva. En ese delicado momento en el que nos “lanzamos” a la máxima pendiente, la clavada de bastón juega un importante papel tanto para llevar a cabo el gesto con el suficiente dinamismo como para equilibrarnos.
La temporada pasada comentábamos que debemos de comenzar el viraje con paciencia, pasando de unos cantos a otros cuidadosamente, procurando que el cambio sea preciso y fluido y, por supuesto, tratando de que la posición sea centrada para poder transferir tempranamente presión a las espátulas de los esquís.
Richard Berger utiliza aquí eficientemente el gesto de la clavada de bastón bajando a toda velocidad por una pista negra. Hochkar, Austria
El gesto de lanzar el bastón hacia la máxima pendiente hace que esta proyección del centro de masas se lleve a cabo de manera natural, dinámica y en la dirección adecuada: hacia delante y “cuesta abajo”. En palabras más simples, la intención de clavar el bastón nos hará esquiar adelantados y anticiparnos a la curva, ayudando, además, a que nuestra actitud nos sea a la defensiva sino al ataque.
Una vez que hemos desencadenado el nuevo viraje el bastón puede llegar a clavarse realmente o no dependiendo del terreno, el radio de la curva, la velocidad que llevemos y nuestras necesidades de regular el equilibrio en ese preciso instante. A veces no llegaremos a clavar pero, normalmente, cuando plantemos el bastón obtendremos importante información sobre nuestra situación respecto del suelo, lo que, en ese momento crítico del inicio de la vuelta, contribuirá a que nos equilibremos mejor y dosifiquemos la cantidad de inclinación y angulación necesaria.
En el esquí moderno lidiamos con enormes fuerzas externas y adoptamos posiciones bastante extremas. Desencadenar el viraje sin perder la posición requiere de un esfuerzo muscular considerable al que puede ayudar el gesto de clavar el bastón. Del mismo modo, la información espacial que recibimos tras la clavada nos permite regular mejor el equilibrio para dibujar la curva que estamos comenzando. Algunos buenos esquiadores venían desestimando la clavada de bastón en el esquí moderno pero, si somos observadores, nos daremos cuenta de que el uso del bastón sigue estando totalmente vigente y puede ser una inestimable ayuda para esquiar con mayor eficacia.
¡Buenas huellas!
Carolo © 2005