Casi todas las escuelas y los entrenadores están de acuerdo en que hay tres formas básicas de clavar el bastón. No sé si tienen un nombre concreto en nuestro idioma, pero hoy vamos a intentar bautizarlos, aunque sea con una traducción libre del término que se usa en otras lenguas. Las tres formas fundamentales serían la clavada de bloqueo, la clavada de balanceo y, finalmente, una combinación de ambas.
La clavada de bloqueo es la tradicional de la escuela de base. El bastón se planta justo antes del desencadenamiento del viraje, cuando se está en el momento de máxima flexión. Es la que usamos en los clásicos virajes cortos en una fuerte pendiente o, como ejemplo más típico, en las bañeras. Normalmente se realiza a una velocidad moderada pues su función, entre otras, es la de conferirnos una buena plataforma para el equilibrio, mejorar nuestros ángulos y nuestra anticipación hacia el valle…. Incluso, a veces, provocar una leve frenada. Se llama de bloqueo porque “interrumpe” el movimiento que estamos llevando a cabo y “dispara” los mecanismos del desencadenamiento.
Johannes Putz demuestra una clavada de bloqueo en los baches. Hochkar, Austria
La clavada de balanceo se lleva a cabo justo después del desencadenamiento del viraje o en el mismo momento, o sea, después de lo que haríamos con un bastón de bloqueo. Sirve para equilibrarnos tras proyectar nuestro centro de gravedad al interior de la nueva curva y, como imaginarán, es la más habitual hoy día en los modernos virajes conducidos a buena velocidad. Su función primordial es el equilibrio, pero también contribuirá a que inclinemos con mayor dinamismo al iniciar una nueva vuelta, pues lanzar el bastón a la máxima pendiente nos ayudará a ello.
Hannes Zöchling demuestra una clavade de balanceo. Hochkar, Austria
Hay una tercera forma, que no es sino una combinación de ambas. Es la que se usa, por ejemplo, en los baches de competición o en ciertos virajes de slalom. Para explicarlo en palabras simples, diremos que es una clavada de bloqueo pero que, debido a la velocidad a la que baja el esquiador, se verifica un pelín tarde, justo cuando ya se está desencadenando la nueva vuelta. En puridad, aunque se clave durante el desencadenamiento no es una clavada de balanceo ya que el gesto de base corresponde al de bloqueo: torso sólido mirando a la máxima pendiente, bastón desplazándose a lo largo de toda la curva y movimiento del brazo que facilita la toma de ángulos al final del viraje.
Richard Berguer, clava en el mismo momento del cambio para mantener la fluidez y el control a la vez. Hochkar, Austria
En fin, como ven las tres formas pueden ser usadas en la misma bajada dependiendo de las circunstancias y de nuestra propia elección. Por ello creo muy importante conocerlas y entrenarlas para que podamos ejecutarlas con naturalidad, de forma automática, adaptándonos a las características del terreno y de la curva que, en consecuencia, queramos dibujar.
Otro día seguimos con el tema, je, je, porque da para rato
¡Buenas huellas!
Carolo © 2005