Tras las conclusiones generales de la semana pasado nos centramos hoy en uno de los apartados de la encuesta: cómo perciben los alumnos la habilidad de los instructores de comunicar verbalmente. Eso sí, siempre teniendo en cuenta la modestia del sondeo, que no pretende entrar en el famoso ranquin “Improbable Research” de encuestas absurdas, juas, juas.
Como anticipábamos el otro día, la mayoría dice entenderse razonablemente con los profesores aunque más de la mitad de los alumnos entrevistados preferirían que los instructores comprobasen más a menudo que todo se ha comprendido. Discutiremos esto al final más detenidamente.
En cuanto a la predisposición de los profesores a preguntar por las preferencias de los alumnos (Q3) casi un 30 por ciento afirma que le han preguntado con acierto y le sirvió. Otro 24 por ciento dice que le preguntan sin éxito y un 18 que recibe las preguntas positivamente. De esto se puede deducir que la vieja tradición de decidir unilateralmente qué necesitaba el alumno no está ya tan extendida y los profesores hacen participar más de las clases a las personas con las que esquían. Muy positivo.
Pasamos a la claridad en el habla y en la Q4 encontramos que el 43% entiende perfectamente a los profesores pero, sin embargo, el 26 preferiría que los mismos hablasen con palabras más llanas. Si a eso sumamos que un 14% piensa que el lenguaje es peculiar y un 11 que el habla empleada es demasaido oscura, podemos concluir con que más de la mitad de los alumnos preferiría un lenguaje fácil. Los instructores, al fin y al cabo, transmiten la jerga que aprenden en su entorno y con la que se entienden razonablemente entre ellos, pero muchas veces sin caer en la cuenta de que ésta no resulta nada clara a la mayoría. En este sentido los centros de formación de técnicos deportivos debieran tal vez hacer una reflexión que no es el objeto de esta encuesta, pero que podemos tratar en futuros artículos.
Relacionado con lo anterior pero ya respecto al estilo de comunicación (Q5), más de la mitad opina que los profesores debieran comprobar que se les entiende, casi un 30% cree que debieran ser más participativos y más de un 22% que son dogmáticos en algún grado. Un 22 por ciento no encuentra ninguna dificultad en el estilo de comunicación. Tal vez el problema no está sólo en los profesores sino - como insinuamos más arriba - en la inercia de la enseñanza del esquí y de la sociedad en general, que se ha acostumbrado un poco a funcionar a base de frases contundentes y eslóganes que no se suelen cuestionar porque "suenan bien". Esto conduce a una especie de dogmatismo cándido, sin mala intención, pero que puede confundir al alumno si lo que entiende verbalmente no coincide con lo que experimentan sus sentidos al esquiar. No olvidemos los profesores que casi el 77% de las personas (Q11) intuye lo que se explica y lo comprende sólo tras practicarlo, luego el estilo dogmático, poco participativo y sin comprobar que se va entendiendo lo que se expone sirve más bien de poco, cuando no es directamente del todo negativo.
Finalmente, en Q26 vemos que casi el 57 por ciento de las personas creen que lo que más positivamente influye en su aprendizaje es la forma de explicar del profesor, seguido de un 59 bastante igualado que cree que es la forma de esquiar y los ejercicios. En la siguiente pregunta (Q27), sobre qué influye negativamente en el aprendizaje, declaran el lenguaje del profesor un 29% y solo un 19% las demostraciones del mismo. Esto parece indicar que los alumnos son tan sensibles a la palabra como a la práctica, e incluso a veces más sensibles a las habilidades de comunicación que al propio nivel de esquí del instructor.
Quizás, en este apartado de comunicación, este modesto sondeo pueda sugerir que los alumnos demandan una mejora de esas habilidades de relación verbal, y que el empleo flexible de palabras fáciles y universalmente comprensibles se sume a esa actitud más participativa que, afortunadamente, ya se detecta desde hace tiempo en las escuelas.
En las próximas semanas seguimos con el resto de los apartados
¡Buenas huellas!
Carolo © 2014