Ante todo agradecemos a todos los que han hecho el esfuerzo de colaborar, ya que algunas preguntas eran densas y no se contestaban así como así. La participación ha sido un poco escasa aunque de calidad, juas, juas. El hecho de que la muestra sea tan solo de algo más de doscientos participantes no me parece del todo mal, pues nuestra "población" objetivo eran personas que tomasen clases habitualmente con una opinión formada sobre éstas y quienes las imparten. Somos conscientes, no obstante, de que debemos interpretar los datos limitados con la debida prudencia.
Intentaremos hacer este análisis no demasiado profundo ya que supongo que lo que ustedes quieren ver en este blog son fotos de esquí con trucos de técnica, y no soporíferas reflexiones personales sobre la profesión. Dividiré este análisis en varios artículos y, para aquellos que quieran profundizar, publicaré al final un PDF comentado más extensamente.
En términos generales la gran mayoría de los entrevistados se considera Avanzada (45%), seguida de un 24% de expertos, una muy buena proporción de profesionales (13%) y un 6% de principiantes. Alrededor de la mitad afirma elegir las estaciones y liderar a sus amigos o familia esquiando, lo cual denota, como señalé antes, que los encuestados son personas con experiencia y un criterio bien formado. Una buena muestra, diría yo, para los fines que perseguíamos, que eran cómo se percibe desde fuera a los profesores y las clases.
Como conclusiones personales más llamativas para este resumen señalaría que los alumnos son bastante más sensibles de lo que se suele pensar a dos cosas: tanto al nivel de esquí de los profesores como a sus habilidades comunicativas. Dos cualidades, por cierto, relativamente fáciles de mejorar.
Por ejemplo, en cuanto al nivel de esquí el 36% de los alumnos preferirían que los profesores demostrasen mejor los movimientos. El 70% dice que le encanta hacer ejercicios y el 80% opina que como más aprende es siguiendo al profesor e imitando sus movimientos. Es lógico pues esmerarse en que esos movimientos y esa táctica sean los más adecuados para el alumno que nos sigue, y sobre todo que éstos perciban, no sólo a corto plazo sino en el largo también, que efectivamente les sirve. Profundizaremos en ello en el artículo específico que vamos a publicar en breve.
Un 78% dice sentir confianza por los profesores que esquían y se entrenan y un 44% dice recelar de los que no muestran pasión por su deporte. Los datos son elevados en mi opinión y, quizás, debieran hacer reflexionar a los directores de escuela sobre la imagen que proyectan cuando los profesores están a las ocho y media haciendo la primera bajada o entrenándose o, por el contrario, se los ve de un lado a otro en la cafetería haciendo tiempo.
Yendo ya a la comunicación, el 43% entiende perfectamente lo que dicen los instructores, pero luego el 52% afirma que los profesores deberían comprobar más a menudo que se les entiende. Esta aparente contradicción juega de cualquier forma en contra de los profesores, y aconseja a tomar por costumbre comprobar alumno por alumno que lo que se explica y se demuestra se capta efectivamente. Esta idea la refuerza el dato de que un 26% de las personas encuestadas preferiría que se le hablase con palabras llanas y más comprensibles y un 30% se queja de que los profesores debieran ser más participativos y preguntar con más frecuencia a los alumnos.
Aquí estamos llegando a algo que me gusta. El 76% dice que al practicar esquiando comprende finalmente lo que había intuido en la explicación del profesor. Esto es algo que sabemos de siempre y que reafirma la ciencia del deporte, y es que el aprendizaje motor necesita del contraste entre la información verbal recibida y la práctica real del movimiento. Luego encontramos que el 81% quiere poner en práctica en seguida lo que le han explicado. Es decir, que la gente intuye con acierto que lo suyo es ensayar el movimiento en seguida cuando tiene bien fresca la explicación. Así, si nos quedamos haciendo esperar a los alumnos tras una aclaración – un error común que todos cometemos a menudo - estamos robándole la oportunidad de aprender con mayor eficacia. El dinamismo en las clases, "esquiar más y hablar menos" parece que no es, pues, una vieja frase vacía, sino un instrumento muy bienvenido.
Por hoy es suficiente. En las siguientes entregas analizaremos pregunta por pregunta intentando no ser demasiado aburridos y sobre todo tratando de sacar conclusiones útiles. Hasta entonces
¡Buenas huellas y buena salida del año!
Carolo © 2013
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