Bueno queridos lectores, aquí estamos de nuevo. Con media España ya de vacaciones y la otra media esperándolas con impaciencia. Todos pasando calor, eso sí. Y algunos, todos vosotros, leyendo de esquí y de nieve casi con la misma ilusión que lo hacéis en enero. Algo tendrá nuestro deporte cuando lo amamos tanto.
Vamos a ver qué nos cuentan hoy nuestros apreciados Aitor y Carlos. Si alguno de los que estáis leyendo estas líneas no leísteis el artículo anterior creo que vale la pena leerlo primero. Aquí os dejo un enlace. Por si acaso, os recordaré que la idea de estos dos artículos es poner de manifiesto los pros y contras de utilizar esquís de competición para un uso normal, digamos para uso de fin de semana en pistas normales y abiertas al público.
Es cierto que cada uno tiene unas necesidades, unos gustos y unos caprichos y que no estamos aquí para criticar a nadie. Todos somos libres de utilizar el material que queramos o que podamos. Pero me parece un tema muy interesante y me pareció una buena idea preguntar a cuatro expertos en técnica de esquí. Todos ellos con amplia, variada y diferente experiencia en el mundo de la docencia del esquí a todos los niveles. Ellos son:
- Robert Puente. (Enpistas.com). (Nevasport). (Libros).
- Sam Suárez. (Winter is coming).
- Aitor Ortiz de Mendibil. (SAFE)
- Carlos Guerrero Castillo (Carolo). (Esquiar con los pies) (El rincón de Carolo).
Leídas y ampliamente comentadas ya las opiniones de Robert y Sam, vamos a ver qué nos dicen Aitor y Carolo.
Aitor Ortiz de Mendíbil
Aitor es Formador y coordinador de área de nieve y montaña de SAFE Formación, también es Instructor y Entrenador de esquí alpino y telemark desde hace más de 25 años. Y, además, Delegado Técnico RFEDI de esquí alpino y telemark. Sobre todo destacaría su pasión por el telemark y lo definiría como un “espíritu libre” dentro del mundo de la nieve. Esto es lo que nos cuenta Aitor:
Vaya por delante que el concepto de esquí duro o blando es un concepto bastante relativo y sujeto a muchas variables.
Un esquí de especificaciones FIS es un esquí de competición, está diseñado, pensado y construido para correr en determinadas condiciones de nieve, cuanto más dura mejor. Eso tendríamos que tenerlo claro. Y una estación de esquí un fin de semana, y en pista abierta no es un estadio de competición, eso también creo que lo entendemos todos.
Un esquí FIS puede tener diferentes durezas y comportamientos: no es lo mismo un SL que un GS (entiendo que aquí no hablamos de esquís de velocidad, SG y DH), y está pensado para que su rendimiento máximo se saque a determinada velocidad, flexando el esquí en puntos concretos dependiendo del momento dentro de la curva, y con ciertos requerimientos físicos.
Sin estas premisas se estará utilizando un material en un rango entre el 20 y el 40% de su potencial. Y ese será el rendimiento que le sacaremos a esos esquís fuera de la competición y en un ambiente de esquiador recreacional, que es el que tenemos la inmensa mayoría de los esquiadores cuando realizamos nuestras bajadas por pista abierta, profesores incluidos.
-(En el video podéis ver el uso que se le puede sacar a un buen esquí polivalente) (Es de este mes de julio, el esquiador de delante es Aitor)-
Luego está el componente psicológico del asunto, que nos viene a decir que si creemos que utilizando ese material vamos a esquiar mejor, y lo creemos a pies juntillas ahí ya no hay nada que decir, puesto que, seguramente, nuestra apreciación nos confirmará que, efectivamente, esquiamos mejor, al margen de lo que pueda decir un observador externo. Esto es así y no hay vuelta de hoja. Si alguien quiere conducir un coche de rallye para sus desplazamientos diarios, con sus suspensiones durísimas, sus asientos rígidos y sin elevalunas, y piensa que va cómodo no hay nada más que hablar, los gustos y las sensaciones son personales y soberanos.
Ahora bien, si alguien pregunta si ese esquí es el más adecuado para su nivel, y sobre todo, con la vista puesta en que este nivel evolucione, y está dispuesto a aceptar las respuestas aunque vayan en otra dirección que la que él lleva, entonces está claro que hay multitud de esquís más ligeros, más dulces, más fáciles de llevar, con un comportamiento noble, que nos permitirán esquiar más y mejor durante nuestras jornadas en la montaña.
Y esto es así porque los esquís, todos los esquís, están muy bien pensados, y no son ellos los que plantean problemas sino nosotros y nuestras expectativas.
Un esquí de gama media o media-alta, bien preparado en cantos y suela, con una medida acorde con nuestras características, si es “pilotado” de manera adecuada es más que suficiente y gratificante, y será un excelente compañero de progresión en un 90% de los casos en esquiadores obsesionados con el material FIS o tope de gama.
Podría hablar también del tema de los radios de giro de los diferentes esquís, y de lo idóneo o no que para un esquiador en progresión (la inmensa mayoría) puede ser un esquí de radio corto (un SL o similar), en el que confiamos ciegamente para que sea él el que “pilote” y no nosotros.
La combinación de esquí FIS y SL se me antoja, por lo tanto, como enemiga de la evolución técnica para el común de los esquiadores “terrestres”, entre los que me incluyo. De vez en cuando me gusta probar este tipo de esquís, pero tengo claro que su requerimiento no encaja con mis pretensiones, y aunque pueda pasar un rato divertido dando a este material aquello que pide a gritos, uno no está por la labor de esquiar así un día entero, ni cobrando.
Si me piden recomendación recomiendo, pero si el que la pide comienza a poner “peros” uno no insiste, no merece la pena. Seguramente el esquiador se sienta mejor con los esquís con los que él piensa que va a esquiar mejor, al fin y al cabo de eso trata el esquí, de sensaciones.
Carlos Guerrero Castillo.
Carolo fue, en mi caso y en el de muchos, el enganche con Nevasport. Hace tantos años que lo sigo que no sé cuántos y en cada uno de sus artículos sigue pareciendo que me escribe a mí. No sé qué tiene, es posible que a vosotros o pase igual o parecido, y entonces me entenderéis. Me pasa lo mismo con sus libros, en especial con “Esquiar con los pies”, un libro que repaso todos los años y en el que siempre encuentro algo que me hace reflexionar, y eso que lo he leído muuuchas veces. No conozco a nadie que tenga la misma capacidad de análisis pero, sobre todo, la misma capacidad para decirte, con sencillez, qué te llevará a mejorar.
El currículum de Carolo es impresionante, a nivel de títulos y experiencia darían para otro libro, pero él prefiere no hablar de eso, y yo lo voy a respetar, como es lógico. Aquí os cuento lo que me ha contado él, a ver qué os parece:
Todo es a lo que uno se acostumbre, pero un material de competición es, normalmente, caro, incómodo y poco funcional.
Un esquí de taller necesita velocidad para funcionar bien, y la velocidad a la que se puede bajar por las pistas ni se acerca a la que baja un atleta entrenado, fresco, y que va a hacer solo un par de mangas esa mañana.
Respecto a los radios de giro igual. La gente por regla general no es consciente de los radios que hace. Una curva media de eslalon en una carrera tendrá alrededor de doce metros entre transiciones; eso, en la pista, es lo que la mayoría llamaría un giro amplio (mira ahora mismo hacia arriba y calcula doce metros… son tres pisos, amigo). Conclusión, nos compramos un SL de taller para hacer curvas cortas, y éstos no están diseñados exactamente para hacer lo que nosotros, equivocadamente, entendemos por curvas cortas.
Las botas, otra historia. Una bota dura bloquea el reflejo natural de flexión y extensión, que es con lo que la naturaleza ha desarrollado nuestro equilibrio de bípedos durante un par de millones de años. En consecuencia, ves a la gente retrasada esquiando, encantada, sin caer en la cuenta de que, tarde o temprano, probablemente sus rodillas pasarán por el quirófano. Respecto a la bota de competición otro problema relacionado con la anchura. Basta ‘googlear’ un poco para ver que el consenso científico apunta a que los dedos de los pies y la zona del metatarso funcionan mucho mejor cuanto más espacio tienen. La inercia del ‘leviatan’ de la industria del esquí no quiere aceptarlo y sigue haciendo botas estrechas, pero cada vez son más los atletas que modifican las botas para tener más espacio ahí.
Finalmente, unos brochazos sobre fijaciones y bastones. De las fijaciones que suelen traer los esquís de taller, ni hablar; la mayoría empieza en una dureza ya inadecuada para el esquiador que la adquiere para uso turístico.
Los bastones muy largos estorban en las pistas, obligan a hacer mucho aspaviento con los brazos y entorpecen los movimientos, restando fluidez, velocidad y precisión en el clavado. Lo que puede ser bueno en un trazado de GS a 80 por hora, no lo es en las pistas abiertas.
En fin, el material de competición tiene un efecto placebo que hace creer que vamos bien, pero es un autoengaño. En realidad, hace esquiar peor en la mayoría de las ocasiones, no mejor, pues es necesario a recurrir a multitud de trampas para suplir el estado físico que no se tiene, pero que es imprescindible para hacerlos rendir.
La sensación que se tiene de “esquí malo” al probar un esquí normal de tienda, no es tal, es simplemente un prejuicio al no estar acostumbrado a las sensaciones de éste. En cuanto uno se acostumbra a las nuevas sensaciones, no solo esquía mejor, sino que ya no le parece malo nunca más, y solo vuelve a sacar sus esquís de taller cuando realmente los necesita: en alguna carrerita de club, con la nieve muy dura, y muy fresquito y bien mentalizado por la mañana temprano.
¿Qué os parece? Yo creo que son dos opiniones muy interesantes, que sumadas a las de Sam y Robert nos pueden dar una idea de si necesitamos o no tener esquís de taller.
¿Qué pienso yo? Uffff, depende. En unos momentos pienso una cosa, en otros otra, en algunos las dos y en ocasiones ninguna. ¿Os sirve e algo? Jajaja. A lo mejor a vosotros os pasa lo mismo. A mí me encanta probar material, y pruebo todo el que puedo. He probado algunos esquís de taller y me han gustado, no tengo ninguna duda. Curiosamente entre ellos las diferentes marcas les dan un carácter bastante distinto a pesar de ser todos muy parecidos ( en unos prima la entrada en curva, en otros la reacción, otros son más blandos de cola… ) Es como hacen las marcas con los SL de calle, sirven básicamente para lo mismo pero entre ellos hay bastantes diferencias.
En mi opinión yo no necesito unos esquís de taller. En mi caso, por falta de técnica (a pesar de que estoy siempre peleando por mejorar), por falta de físico (a pesar de que entreno casi todos los días de la semana), por mis circunstancias personales y esquiar a veces con la familia y con amigos, al esquiar en una gran estación pero abierta al público y con las pistas en perfecto estado para disfrutarlas pero no para competir, creo que no tiene mucho sentido tener unos esquís de taller. Máximo cuando ya tienes una edad y, sobre todo, cuando quieres seguir esquiando muchos años. Es un factor muy, pero que muy importante. Ese tipo de esquís te somete a una pequeña tortura que pagan tus piernas cuando no todo tu cuerpo. ¿Tiene sentido fuera de la competición?
Sí que os digo que si algún día tuviera oportunidad de nuevo trataría de usarlos a primera hora de la mañana, cuando las pistas están más duras y la nieve mejor pisada, cuando no hay gente a la que puedas molestar, cuando estás fresco y puedes disfrutarlos un poquito, porque aunque no les saquemos todo algo sí que podemos conseguir. Al menos trataremos de dominar su nervio y su garra y eso nos hará sentirnos, aunque sea equivocadamente, un poco mejor esquiadores. Puede que seamos un poco ilusos y que el efecto placebo nos haga sentirnos mejor. La opinión de los expertos está ahí, pero en el esquí ponemos mucha ilusión. ¿Qué os parece a vosotros? ¿Vale la pena invertir en materia de competición? Seguro que en los comentarios habrá opiniones tan buenas como las que hemos dejado aquí.
Quiero agradecer de nuevo a nuestros colaboradores su generosidad por darnos unos consejos que pueden ser muy útiles. Desde luego yo los considero así.
Descansad en estos días de vacaciones o sed pacientes si todavía no os han tocado. Intentad no descuidar mucho el físico, que este invierno os volverá a hacer falta para seguir disfrutando como hasta ahora, o puede que más, del esquí.
Muchas gracias por seguir aquí en verano.