En ocasiones no es necesario desplazarnos demasiado lejos para disfrutar de entornos preciosos más propios de otras cordilleras y de todo lo que nos pueden ofrecer.
Texto y fotos: Raúl Diez y Lorelei Torres
Uno de esos lugares es el emblemático Pic du Midi du Bigorre, situado a escasos kilómetros de uno de los santuarios ciclistas por excelencia: el Tourmalet, y que va camino de convertirse en una de las mecas freeriders a nivel mundial.
Esta montaña puntiaguda y solitaria de 2877 metros y unida al núcleo habitado más cercano, La Mongie, a través de un teleférico, atrae a investigadores de todo el mundo que llevan desarrollando una importante investigación meteorológica desde principios del siglo pasado. También a turistas que vienen a disfrutar de las vistas privilegiadas y, cada vez más, atrae también a freeriders que vienen a degustar los bajadones que hay por todas las orientaciones de la montaña.
Un día previo de extremo calor unido a un regalito de Pascua en forma de un par de centímetros de polvo además de un bonito mar de nubes nos iba a dejar disfrutar un día de aquellos que quedan en la retina para siempre.
El observatorio es hipnotizante. Es una de esas estructuras que se puso de moda construir en Francia durante su conquista por las cimas más altas, posiblemente una demostración de poder. Ahora es un lugar de culto…y que siga así muchos años!
Saliendo del teleférico, una vez atravesamos el túnel de piedra pasamos por debajo de la pancarta a mano izquierda que nos avisa de los peligros de la alta montaña. Es de agradecer recordarnos que no vamos a tocar ni una pista pisada ni balizada durante nuestra bajada. Nos dirigimos hacia el más accesible de los Couloirs de la cara N del Pic: el Couloir de l’Ours. Una bajada no excesivamente complicada donde la mayor dificultar reside en cuadrar las condiciones ya que se baja por una zona bastante avalanchosa.
Para acceder al Couloir (4.1-E2-S4-AD) se comienza bajando la cara SE por nieve primavera dura sin transformar lo más cerca de la cresta hasta su entrada natural en el Col des Laquettes. Desde ahí, en la sombra, se veía una pequeña acumulación de nieve polvo con una base dura lo suficientemente agradable para disfrutar de una buena bajada en condiciones invernales.
Unos cuantos giros con grip son suficientes para llegar hasta el final del couloir. Seguimos la bajada por el Clot de Montarriou, sin perder altura lo más cerca posible de los couloirs O y NO, disfrutando de una nieve que está en buenas condiciones, como dicen los yankis ‘dust on crust’. Las vistas hacia el Pic son un espectáculo visual. Cuantas líneas por hacer…algunas de ellas de fantasía.
877 metros de desnivel más tarde nos toca poner las pieles para remontar hasta el Col d’Aouet. 200 metros de desnivel que aunque al principio se remonta bien no tarda en ponerse demasiado helado así que descalzamos y remontamos los últimos metros con los crampones.
Una vez en el Col tomamos aire y con el valle de la Artiga ante nosotros volvemos a sacar las pieles y nos ponemos en modo esquí para seguir descendiendo por una nieve primavera excesivamente húmeda y que nos hace bajar vigilantes mientras pasamos de largo las salidas de los famosos couloirs de la cara NE. Atravesamos muchas purgas que habían caído el día anterior hasta llegar al Pont de Vaques a 1550 metros y ya no se puede seguir deslizando.
Desde aquí caminamos disfrutando del paisaje hasta llegar a los 1350 msnm de las cascadas de la Artiga donde habitualmente un autobús especial para freeriders nos llevaría hasta la civlización. Pero ya es un poco tarde en la temporada así que nos toca hacer auto-stop para volver a la base de la Mongie de nuevo y queriendo más.
Agradecimientos: Black Crows, Norrona, Esports Sant Moritz, Pic du Midi