Para garantizar las buenas condiciones en las pistas de esquí, las estaciones recurren a tres opciones. La tradicional, que es esperar a que la nieve caiga del cielo. La moderna, que es fabricarla mediante cañones. Y desde hace unos años ha surgido una tercera: almacenarla para extenderla cuando se de la situación ideal.
Almacenar nieve en verano
Esta última opción se ha bautizado como snow-farming. Surgió en Finlandia, donde almacenaban la nieve bajo grandes depósitos de serrín. La técnica ha ido mejorando y ahora se cubre con unas mantas térmicas. Esto lo podemos ver en varias estaciones de esquí del país escandinavo como Ruka, donde pueden abrir alguna pista desde finales del mes de octubre. En Kitzbühel también lo hacen y de esta manera han logrado atraer selecciones nacionales que vienen a entrenar a principios del mes de noviembre y así no tienen que ir hasta los glaciares.
Candanchú lo intentó hace unos años con un resultado nada satisfactorio, por lo que no se ha vuelto a repetir. En todos estos casos, es nieve recogida a principios de la primavera, y guardada durante todo el verano para sacarla cuando llega el otoño.
Almacenar nieve en invierno
Pero la técnica de almacenar nieve es algo que hemos visto desde hace muchos más años en las estaciones, solo que en invierno. Esas grandes vallas de madera que vemos en los laterales de algunas pistas, tienen el cometido de acumular la nieve que arrastra el viento. Luego las máquinas pueden ir acudiendo a esos montones para meterlos en las pistas. Todo un ahorro de agua y electricidad.
Un paso más allá en la técnica de acumulación guardada durante el invierno lo han hecho el Balneario de Panticosa y Aramón. Y es que en esta ocasión, la nieve se ha ido amontonando en el párquing del complejo hotelero situado a 8 kilómetros más arriba del complejo invernal. Allí las máquinas iban limpiando los aparcamientos, que sufrían las sucesivas nevadas caídas durante el mes de diciembre. Las bajas temperaturas han hecho que semanas después, los grandes montones siguiesen en los estacionamientos. El Director del complejo hotelero, Jesús González, explicó a El Heraldo que,
"Han utilizado la que teníamos amontonada en el aparcamiento de la entrada, que está cerrado. Allí íbamos acumulando la que retirábamos de otras partes para poder tener espacio de estacionamiento y que se ha podido mantener gracias a las bajas temperaturas"
Mientras en el Balneario, por su situación de altura y encajonado entre montañas, las temperaturas se han mantenido muy bajas, más abajo en la estación de Panticosa, la pista Estrimal sufría la subida del termómetro que se registró durante las semanas de navidad.
La Estrimal, estrenada en 2014, es la pista de esquí con la cota más baja del Pirineo. Alcanza los 1145 metros, dejando a los esquiadores a pocos metros del pueblo de Panticosa. Aunque muchas veces se ve beneficiada de la inversion térmica, hay tramos en que sufre más.
Así que mientras la Estrimal sufría de nieve, el Balneario de Panticosa no sabía que hacer con ella. El pacto estaba hecho. Aramón mandó seis camiones, la sacó de allí y la llevaron a la estación, donde las máquinas pisapistas la han estado extendiendo como han hecho en otras ocasiones con recursos propios, tal como han asegurado a El Heraldo desde la propia estación de esquí
"Cuando nieva y limpiamos párquings o accesos, acumulamos esa nieve para utilizarla para reforzar las zonas de más paso. Es algo habitual, quitarla de sitios donde molesta y utilizarla en esas zonas más transitadas".
Por su parte, el concejal de turismo del ayuntamiento de Panticosa, José Pueyo, ha dicho al Diario del Alto Aragon que
“es importante que se refuerce la pista en la zona del puente que cruza el río porque ahí no hay cañones para innivar, me parece perfecto que se refuerce, hace unos años también lo hizo Aramón”.
No es algo nuevo. Baqueira Beret tuvo que acudir a esta técnica hace unos años, cuando también se encontró con que no llegaba una ventana meteorológica para poder poner en marcha todos los cañones de nieve y en cambio fuera de las pistas había de sobras. Camiones y helicópteros llevaron la nieve desde terrenos por encima de la cota 2.000, hasta las pistas más bajas para asegurar la conexión entre los diferentes sectores de la estación.
Luchon-Superbagnères también hizo algo parecido hace dos años, aunque con una técnica que fue muy criticada. Y es que sacaron nieve directamente de las montañas más altas, y la trasladaron en helicóptero a las pistas. Todo un impacto ambiental y acústico que fue muy rechazado por todos los sectores.