Pero la crisis sanitaria provocada por el Coronavirus y que obligó a cerras las estaciones de esquí antes de lo previsto impidió aprovechar la Semana Santa y gran parte del mes de marzo. La compañía calcula que habrá dejado de ingresar un 20% de lo estimado a principio de la temporada. Una temporada que por cierto iba bastante bien, en linea con el resto del planeta con turismo en deportes de invierno.
Después de tener que mandar a 17.000 trabajadores a casa, prácticamente todos ellos con rescisión de contrato, ahora anuncia una serie de recortes que reduce su inversión prevista a la mitad. Era un anuncia esperado después de que Vail hiciese lo mismo hace unos días. Y también como su empresa rival, cancela la instalación de los dos nuevos remontes que tenía previstos, ambos en Mammoth Mountain (California) donde se iba a sustituir los cuatriplazas Bradway Express y el Canyon Express por otros dos aparatos de seis asientos.
Otras medidas que ha tomado el CEO de la compañía, Rusty Gregory, es renunciar al 100% de su salario, siempre y cuando lo haga también el cuadro directivo. Se estudia también la manera de reducir las nóminas del resto de plantilla a tiempo completo.
Un par de de días antes fue Boyne Resorts quien anunciaba que cancelaba sus contratos para instalar los dos telesillas más caros de este verano en los Estados Unidos. El objetivo era colocar un 6 plazas en Big Sky (Montana) y un 8 plazas en Loon Mountain (New Hampshire) ambos con capota y todo tipo de comodidades al estilo austriaco.
Tanto los remontes de Alterra Mountain Co. como los de Boyne Resorts estaban adjudicados a la empresa austriaca Doppelmayr. También dos que Vail Resorts había encargado para Beaver Creek. Los de Okemo, Breckenridge y Keystone se encargaron a la italiana Leitner-Poma.