O al menos para gran parte de ellos, porque los que cuentan con un billete de Iberia/Level deberán seguir esperando de momento a ver si esta compañía y su filial low-cost, ofrecen alguna solución para sus clientes. Para los que tomarán este avión desde Tolouse, el billete tiene un coste de 600 euros, que será sufragado en gran parte por Ski Andorra y el Gobierno-
La gran mayoría de estos trabajadores tenían contrato hasta el día 12 de abril. Y por tanto compraron sus billetes de avión para una fecha posterior a ese día. Cuando se cerraron las estaciones de esquí y negocios, se encontraron con que no podían volver a sus casas porque quedaba un mes para su vuelta marcada en el billete. Un problema porque a muchos de ellos les dejaron de pagar en cuanto se cerraron las empresas. Algunos hoteles les han dejado quedarse en sus habitaciones, y las estaciones de esquí les han pagado las nóminas hasta el final, en algunos casos hasta se les ha adelantado el cheque, y las han alojado en apartamentos sin coste alguno.
Una gran diferencia con lo que se ha hecho en otros países como Francia, donde se ha visto trabajadores temporales estacionados en los aparcamientos, o les han dejado en apartamentos de estaciones donde todo el mundo había marchado y los negocios se han cerrado, dejando sin posibilidad de ni siquiera comprar comida. En Estados Unidos a muchas de estas personas junto a la carta de cese de trabajo, les colocaron un papel en la puerta de sus alojamientos para que los abandonaran en menos de 10 días. Allí tenían el mismo problema. Los que no pudieron irse con sus coches, era porque tenían billetes de avión con fechas para el mes de abril. Finalmente tras la presión popular y de los medios, las grandes compañías como Vail Resorts o Alterra Mountain Co. accedieron a ampliar sus estancias en los apartamentos y ofrecieron ayudas para estas personas.
El comportamiento del país de los Pirineos ha diferido mucho por tanto de la mayoría de estos países. Tanto Ski Andorra como las estaciones y el Gobierno, se han preocupado desde el primer momento, no solo para que sus trabajadores estuviesen atendidos, sino para que puedan regresar a sus hogares para pasar esta crisis sanitaria con los suyos. En algunos casos empresas como Saetde pagaron taxis para que sus trabajadores pudiesen llegar al aeropuerto de Barcelona a coger algunos de los últimos aviones antes de que todas las compañías aéreas excepto Aerolíneas Argentinas, cesasen sus operaciones de vuelo a Sudamérica.
Además para muchos de estos trabajadores es importante volver a sus países porque han de estar a tiempo para empezar a trabajar en la temporada de invierno que empezará allí dentro de algo más de un par de meses. Y de momento no hay fecha para que se pongan en marcha de nuevo las rutas aéreas o apertura de fronteras.
Después de estudiar las demandas de todas los trabajadores temporales que no podían regresar, pidieron colaboración a los propietarios de distintos establecimientos hoteleros. Finalmente se ha encontrado una solución gracias a la cesión gratuita de dos de los propietarios del Complejo Ribasol Park, la familia Naudí y Blaine Pollock.
En total se alojarán una trentena de temporeros, la mayoría argentinos. También se garantizará la manutención de una trentena de personas. Pero destacar que las cifras podrían cambiar ya que es posible que lleguen más solicitudes durante los próximos días. En estos momentos, se están trabajando los protocolos de medidas de seguridad para garantizar un confinamiento seguro y también se está acabando de analizar como se puede efectuar el suministro de alimentos de la forma más segura posible.
Tanto el Comú de la Massana como Vallnord - Pal Arinsal agradecen este ofrecimiento y hacen una llamada pública a los establecimientos hoteleros y alojamientos turísticos que quieran sumarse a la iniciativa para ayudar a resolver esta situación.
A parte de todo esto, EMAP también está ofreciendo asesoramiento a las personas que necesitan efectuar gestiones administrativas. Se recuerda que durante esta temporada han trabajado en Vallnord – Pal Arinsal, 570 trabajadores con contrato de temporada, de los cuales 250 tienen permiso temporal en el país. Una parte de estos trabajadores no han podido volver a su país tras el cierre de fronteras a causa de la pandemia.
Allí se ha cedido de forma gratuita el Casal Sant Cerni, en pleno núcleo antiguo de Canillo, al que se suma una borda en Meritxell. Ambos espacios también para una treintena de personas.
El Comú de Canillo sigue en contacto con diferentes empresas que gestionan apartamentos para pedirles su colaboración mediante la cesión temporal de pisos.
Los últimos datos facilitados por el Gobierno andorrano señalaban que todavía quedan 1.674 temporeros inscritos en el registro abierto por el Ejecutivo con motivo de la Covid-19 que no pueden volver a su país. Otras medidas que se han tomado, además de alojamiento y manutención, es el alargamiento del permiso de residencia a estas personas hasta el 2 de mayo y la cobertura sanitaria.