Hace 45 años que se dedica al sector de las agencias de viajes y desde la primavera pasada es presidenta de la asociación que agrupa a los negocios del sector en Andorra. Reconoce que Internet ha hecho que disminuyera el trabajo, pero se muestra convencida de que la tendencia cambiará.
¿Comparte la política turística del Gobierno? ¿Cómo ha afectado la crisis al sector de las agencias de viajes? Ha habido cierres? La crisis afecta, como a todos. Pero es más un cambio generacional, de sociedad, de manera de funcionar. Sobre todo ha afectado en la forma de comprar. La gente se ha vuelto especialista en todo, pensamos que lo sabemos todo, pero el número de agencias se mantiene estable. En la asociación no hemos tenido constancia de cierres. Hasta ahora todo el mundo aguanta, si bien es posible que en algún caso se haya reducido personal, pero muy poco.
¿Internet es el factor que ha hecho más daño? Supongo que es un conjunto de factores. Internet da facilidades, pero al final son portales que compran a otro portal. Agencias virtuales que compran y recompran y si te pasa algo y tienes que pedir ayuda, no tienes a nadie detrás. Esto es muy importante.
¿Tienen menos clientes por las facilidades que da Internet? Sabemos que viene menos gente, pero lo que nos quejamos nosotros es que muchos te hacen hacer el trabajo sucio. Es decir, llaman o vienen para pedirte información sobre un viaje. Tú haces tu trabajo, buscas, haces la oferta y cuando has hecho el trabajo sucio desaparece el cliente. Para evitarlo deberíamos cobrar un mínimo, pero es una cuestión que aún no se ha planteado ni la gente está acostumbrada. Nosotros vivimos de comisiones y el trabajo que hacemos lo debemos cobrar. Esto no quiere decir que vendamos más caro. Ir a una agencia no es más caro que comprar por Internet. A veces encontramos mejores precios que quien busca por Internet.
¿Cuál es el plus que te da buscar un viaje a través de una agencia? Encuentras profesionalidad, simpatía, acompañamiento y entusiasmo. Uno debe entusiasmar cuando viaja, pero nos hemos dado cuenta de que el precio se ha convertido en el primer punto de referencia para escoger un viaje. Hay gente que no sabe ni donde, igual, sólo importa el precio. Hemos perdido el sentido del valor y nos fijamos sólo en el precio de compra. Pero pienso que es una situación que se normalizará, porque también hay mucha gente que se ha cansado de buscar por Internet y vuelve al profesional.
¿El hecho de que el aeropuerto de la Seu d'Urgell pueda ser comercial, se ve como una buena oportunidad? Un servicio de más siempre es bueno. En este caso, la primera vez que se abrió, los vuelos que se vendían se anulaban continuamente. Pero si lo hacen con todas las instalaciones y unas garantías, ¿por qué no? Ahora, el problema lo tenemos en San Juliá, que es el tapón de Andorra, y no sé si conseguirá algún día que no haya cola para entrar al país. Si ponen un helipuerto y se puede hacer el salto, quizá sí, pero por lo que hemos visto será difícil encontrar un emplazamiento.
¿Así, el helipuerto sería sólo un complemento para el aeropuerto? Es un proyecto del que no hemos hablado mucho en la asociación, pero si finalmente se hace deberíamos hablar de precio, frecuencias... Pero forzosamente tiene que ser un complemento. No puede ser otra cosa.
¿Cómo valoran los turistas la calidad de los hoteles? En general, la calidad está bien valorada, pero el servicio ya es otra cosa. De vez en cuando llegan quejas, pero no sé si es por cuestiones de profesionalismo.
¿Qué previsiones tienen de llegada de turistas para este invierno ? Es un poco temprano para saber con exactitud la previsión de este invierno. De momento prevemos que será más o menos como el año pasado, aunque podría haber un pequeño aumento. Debería ser un invierno con algo de esperanza.