La semana pasada decíamos que el aprendizaje de la técnica se puede organizar igual que el resto del entrenamiento. La idea es que, si se siguen los principios de la individualidad, la variedad, la carga progresiva y el descanso se obtiene mejor rendimiento. Así dicho suena complicado, pero es fácil, más flexible que con el físico y se puede saltar de una habilidad otra cuando sea necesario. En realidad, casi todos los instructores lo hacen intuitivamente, sin darse cuenta. Pongamos un ejemplo.
Imaginemos que vamos a enseñar a clavar el bastón a alguien. Veréis mil videos en internet haciendo dibujitos en el suelo la mar de atractivos y dando explicaciones analíticas sesudísimas. Ahora ponedlo en práctica. Al principiante no le servirá en la inmensa mayoría de los casos. Los expertos creemos que sí porque nos vale a nosotros, lo probamos y flipamos. Encima, al parecer exótico aumenta su atractivo y, juas, nuestro amor propio, explicando cosas chulísimas ahí, a una audiencia embelesada. Pero el alumno principiante, puesto en movimiento, que apenas coordina en mal equilibrio, será incapaz de acertar en la nieve ese precioso semicírculo con un vértice imaginario donde plantábamos graciosamente el bastón, justo a tiempo y con precisión, nosotros, vestidos de supermán y tranquilamente parados de lado en la pista.
A todos nos ha pasado y hemos recogido un poco de vela. Nos ponemos más modestos y decimos, sencillamente, mira cuesta abajo. Le pedimos que señale con el dedo (todo el mundo sabe señalar cuesta abajo cuando se le pide) y, así, que clave suavemente. Justo después, ya en movimiento y todavía usando el dedo índice de guía, irá clavando, aceptablemente coordinado, sin más análisis innecesario. La explicación es obvia y la comentábamos la semana pasada: en la fase de coordinación no somos capaces de analizar el movimiento, en todo caso, podemos ir construyendo gestos complejos con la suma de otros más simples y conocidos. En el fondo es lo de “de lo simple a lo complejo” de toda la vida. Cuando el alumno tenga automatizado ese gesto de clavar a la máxima pendiente, podremos ir descubriendo con el tiempo, y acumulando kilómetros de práctica, reflexión, ensayo y error, si el gesto se coordina con la angulación, sí es antes o durante el cambio y sus efectos, si se clava más o menos fuerte o incluso ni se clava, si la punta cae más o menos cerca de la espátula según la velocidad y la pendiente, etc… O sea, intuitiva o formalmente, tendremos un plan, una progresión lógica que requiere tiempo, observación, realimentación, práctica y descansos para hacer que esa habilidad se consolide funcionalmente, sin confundir y si estorbar a otras.
Todo esto puede tomarse en serio o no, juas, y ese, en el fondo, es casi el único secreto, tiempo y dedicación. Por lo que he visto, un atleta de un equipo de baches, para competir con éxito, tardará entre dos meses y un año entero en consolidar completamente esta habilidad aparentemente humilde. Y eso incluirá trabajo tanto dentro de la pista como fuera de ella, puliendo ese clavado de bastón en el campo, bajando cuestas a distintas velocidades como hemos explicado en algún artículo anterior, en el que el atleta mejore dónde clava, cuándo clava, con qué presión, y qué relación tiene todo esto con la posición de los hombros, los codos, la acción de las muñecas y los dedos de la mano. Parecía simple ¿verdad? Intercalado en todas esas sesiones, tendremos correcciones de vídeo y explicaciones, entonces tal vez sí, crecientemente analíticas que irán de conceptos generales y simples, analogías y metáforas, al análisis puro del movimiento cuando sea necesario.
Pero, no hay que desanimarse. No hace falta redactar un proyecto para esto, juas, juas. Todo instructor con experiencia, comprometido o con talento natural tiene esto de la individualidad, la variedad, la carga progresiva y el descanso dentro de la cabeza. En algunos casos es necesario reflejarlo de manera formal en una libretilla o una carpeta en el ordenador, pero la mayoría lo hace de memoria, intuitivamente, y lo hace bien. En resumen, aprender la técnica no es algo que se consiga en una clase suelta un día, sino que requiere un proceso individual y organizado que consume recursos, especialmente tiempo. Y compromiso. Aquí es donde la palabra “periodización” toma sentido aunque suene pretenciosa, juas, juas, porque puede servirnos para tomar distancia y ser más realistas con las mejoras que queremos alcanzar.
¡Buenas huellas!
Carolo, marzo de 2024
NOTA: por supuesto, en los equipos de cometición, el entrenamiento de la técnica se periodiza formalmente y se integra con el de la condición física y el psicológico. Todos estos aspectos están relacionados, y no se pueden trabajar bien determinadas habilidades sin la actitud mental o la condición física adecuadas. Es necesario establecer unas prelaciones y trabajar sobre las distintas habilidades a lo largo del año de manera organizada. En este artículo solo hemos puesto un ejemplo sencillo, comprensible para todo el mundo.
