En muchas ocasiones hemos dicho que, en las nieves duras, la técnica es la misma que en la blanda y que, para esquiar en lo que coloquialmente llamamos hielo, lo más importante es aceptar algo tan obvio como que resbala más. Hoy vamos a dar tres consejos prácticos que igual nos servirán a descubrir lo que afirmamos más arriba.
1. Siente la sección de canto bajo el pie
Sabemos que de pie mantenemos mejor el equilibrio. Si nos concentramos en el tramo de canto que hay debajo del pie, inconscientemente tenderemos a apoyar el peso del cuerpo en esa zona, de modo que estaremos mejor centrados para flexionar los tobillos y regular el equilibrio de forma más funcional a lo largo de la curva.
Sentir el canto, además, nos hará recibir información sobre lo que está pasando allí abajo entre nuestros esquís y la nieve, lo que creará una sinergia positiva entre lo que acabo de describir y el siguiente consejo.
2. Imagina que cortas, no que clavas
Mucha gente se empeña en “clavar más los cantos” y, como eso es prácticamente imposible en las nieves muy duras, se frustran y no consiguen jamás esquiar bien en el hielo. Los cantos no están exactamente para clavar, sino para cortar. Eso es lo que deberíamos llevar en mente, pues el esquí es algo que se hace en movimiento. Clavar sugiere algo estático; cortar es, sin embargo, dinámico. La próxima vez que nos encontremos con una placa o una pista dura, imaginemos que cortamos la superficie con el canto mientras éste se mueve hacia adelante.
3. Adapta tu técnica a la menor fricción
El hielo resbala más y ello requiere adaptarse. Seamos progresivos, apoyémonos un poco más en el esquí exterior y aceptemos que el equilibrio y el agarre pueden llegar a ser bastante precarios. Seamos también pacientes y comprendamos que aprender a esquiar con maestría requiere de práctica; de un proceso de adaptación físico y psíquico lento, lleno de ensayos, errores y aciertos. Y por supuesto disfrute.
¡Buenas huellas!
Carolo © 2014
* Más sobre técnica en el libro Aprender a Esquiar.
La foto de portada está tomada por Pablo Lopez Moura durante las capturas para el libro llevadas a cabo en verano, con nuestro colega Nes, en la nieve helada del glaciar. Aquí - o en cualquier estación en primavera - suelen darse por las mañanas las condiciones ideales para la práctica del esquí en nieve dura.