La angulación

La angulación
Cuando salieron los esquís de carving a todo el mundo se le olvidó el concepto de la angulación. Como lo más llamativo eran las tumbadas que uno podía pegarse, se pensaba mucho en la inclinación y ¡hala! todo el mundo con la oreja por el suelo. Efectivamente, inclinando los esquís cantean y giran, pero no giran tan eficientemente como cuando esta inclinación la combinamos con una angulación equivalente.

Nivel medio 

Cuando salieron los esquís de carving a todo el mundo se le olvidó el concepto de la angulación. Como lo más llamativo eran las tumbadas que uno podía pegarse, se pensaba mucho en la inclinación y ¡hala! todo el mundo con la oreja por el suelo. Efectivamente, inclinando los esquís cantean y giran, pero no giran tan eficientemente como cuando esta inclinación la combinamos con una angulación equivalente. 

A mí no me gusta analizar excesivamente la técnica, y ya el año pasado escribí un artículo sobre el balanceo en el que explicaba que podemos aprender estas cosas de manera natural. No obstante, trataremos de aclarar la noción de la angulación y la manera de adoptarla de forma sencilla. 

Vamos a hablar de la angulación lateral que adopta el torso respecto de las piernas del esquiador. Como vemos en la foto, el cuerpo está menos inclinado que las piernas, y todos los ejes del cuerpo (tobillos, rodillas, caderas y hombros) quedan más o menos paralelos. Esto nos permite cantear más pero, sobretodo, distribuir uniformemente el peso sobre ambos esquís y apoyarnos en el exterior, ya que, si sólo nos inclinásemos, todo el apoyo se desplazaría al esquí interior y no tendríamos una posición estable. 

 

Esa angulación lateral del torso respecto de las piernas la da la cadera, ésa que tanto se nombraba antes en las escuelas. Pero no hay que obsesionarse con ella y pensar que sólo poniéndola bien vamos a hacer una buena curva. La cadera debe estar bien, sí, pero también el resto del cuerpo. Seguramente, si estamos usando bien los pies la cadera se ponga en su sitio; sobretodo, si nos hemos leído el artículo de la semana pasada y estamos utilizando bien el bastón

Inicio el viraje balanceándome al interior del giro y, a medida que mi mano se adelanta buscando clavar a la máxima pendiente, mis caderas se van angulando progresivamente. Esto me permite acercar más al suelo ésa mano que va a clavar y, el mismo hecho de llevar la mano para plantar a la máxima pendiente, hace a su vez que las caderas se angulen más. Si nuestro giro no es corto, es posible que no necesitemos clavar el bastón, pero insinuar la clavada hará que adoptemos esa postura funcional. 

Y por hoy no me enrollo más. Si veis que vuestros bastones van por encima de los hombros mal asunto. Al iniciar un viraje tiene un pase, pero no os olvidéis de ir bajándolos en busca de la máxima pendiente porque eso os ayudará a angular mejor. 

¡Buenas huellas! 

Carolo © 2003

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