En los últimos tiempos he visto como en diversos foros de discusión y redes sociales se habla del ‘fin’ de la angulación basándose en fotos espectaculares de Ted Ligety u otros corredores de WC. ¿Estamos volviendo 10 años atrás cuando la aparición de los esquís carving hizo que algunos pensasen que ya no se necesitaba angular?

Hoy intentaré aclarar el concepto de la angulación, hablaré sobre el cómo, cuándo y porqué de este gesto técnico así como de mi manera de entender la necesidad que tenemos de usarlo.
- Qué es la angulación
Empecemos por el principio, una definición simplista de la angulación podría decir que se trata de un movimiento en el que, desplazando el tronco en el plano frontal de nuestro cuerpo, buscamos ‘romper’ el eje vertical de éste a la altura de la cadera. De esta manera, durante una curva hacía la derecha (como la que vemos en la imagen bajo estas líneas) el tronco de desplazaría hacía el exterior de la curva.
Pero como en todo lo relativo al esquí, para que se parezca mínimamente a la realidad habría que añadir en la ecuación elementos rotacionales y fuerzas… Como hoy no pretendo entrar en detalle en la física de la curva ni en las distintas maneras de producir esa angulación, dejaremos estos temas a un lado intentando simplificar las cosas al máximo.

- Para qué usamos la angulación
La angulación es un mecanismo de regulación de presión sobre los esquís y, por tanto, también un mecanismo de control del desequilibrio. La angulación nos permite regular el nivel de apoyo que tenemos sobre el esquí exterior a la curva de manera que podamos controlar así la forma y dirección resultante de ésta.
Cuando angulamos en realidad lo que ocurre es que desplazamos nuestro centro de masa hacía la parte externa de la curva permitiéndonos ejercer más presión sobre el esquí exterior y evitar así que ésta caiga en demasiada medida sobre el interior.
- Cuándo angulamos
Aquí vamos a empezar a hilar un poco más fino que hasta ahora... Vayamos por pasos, si debemos plantearnos cuándo se angula debemos haber entendido primero el funcionamiento de una curva.
Vamos a simplificar de nuevo y pasaremos por alto la descripción detallada de las distintas fases de la curva, la dividiremos sólo en dos mitades. En la primera mitad de una curva debemos generar, mediante el desequilibrio, la inclinación y toma de cantos que nos permitan, después, desarrollar la curva deseada. En la segunda mitad trabajaremos los apoyos para dar a la curva la forma y radio deseados.
Por decirlo de alguna manera muy simple primero sentamos los cimientos de una curva para luego construir encima de ellos la curva deseada.
En este punto es donde suelen llegar las primeras confusiones ya que cuando vemos fotos de esquiadores de top level en posiciones ‘imposibles’ debemos saber apreciar en que momento se han tomado. ¿Se trata de fotos de un inicio de curva o de un final? ¿Quizá no hay angulación (o hay poca) porque se trata de una fase temprana de la curva?

Es fácil olvidarse que en el esquí las posiciones varían en cada momento y en cada curva y que no podemos definir ni explicar nuestro modelo técnico en base una foto estática ya que el esquí es terriblemente dinámico y cambiante.
- Cuánto angulamos
Y vamos ya a por el tema estrella del día… ¿Cuánto debemos angular? ¿Angulamos igual en todas las curvas? ¿Y en todas las pendientes?
Como hemos explicado antes, el nivel de angulación sirve como elemento regulador del desequilibrio y de las presiones que ejercemos en los esquís. Esto significa que el nivel de angulación necesario en cada curva puede variar en función de diferentes parámetros.
Desde mi punto de vista, los principales son la velocidad y el radio de curva ya que marcan en gran medida las fuerzas que actuarán sobre nosotros (aunque hayamos quitado de la ecuación las fuerzas al principio del artículo, en realidad están ahí y se resisten a salir de escena).
A mayor velocidad y menor radio de curva mayores serán las fuerzas aplicadas sobre el esquiador (y la nieve) y, de la misma manera, menor necesidad tendremos de generar apoyo sobre el esquí exterior desplazando nuestro tronco. Podríamos resumir que ésta es al razón por la que en términos generales en un descenso vemos angulaciones menos marcadas que en un slalom gigante.
Una vez asumido que la velocidad y el radio de curva tienen un papel importante en la cantidad de angulación necesaria en una curva, debemos tener en cuenta a los actores secundarios en esta obra. Podemos hablar por ejemplo del tipo de nieve (cambiará la reacción de ésta bajo nuestros apoyos), la pendiente de la pista (ya que modificará la situación relativa de las fuerzas que generaremos y a las que estaremos sometidos) o, ¿por qué no? la cantidad de presión que queremos añadir a los esquís.
Si nos centramos en este último punto, pensad que dada una velocidad, toma de cantos y radio de curva inicial, será la cantidad y distribución de la angulación en el resto de curva los que determinarán en gran medida la forma y dirección resultante de ésta. Simplificando mucho, una vez hemos comenzado una curva como más angulemos más conseguiremos cerrar el radio de curva al final de la misma.
Como veis el determinar ‘cuanta’ angulación se debe aplicar en un momento concreto de una curva no es tarea sencilla, razón por la cual vemos tantas caídas ‘de interior’ cuando estamos esquiando. En este sentido sólo la experiencia y la sensibilidad respecto a nuestros propios apoyos (y la reacción de la nieve en respuesta a éstos) nos ayudará realmente.
- Conclusiones…
Ahora, dicho todo esto, ¿alguno de vosotros cree aún que la angulación ha desaparecido o va a desaparecer de nuestro modelo técnico? ¿No es más razonable pensar que, dada la velocidad y radios de curva a los que estamos habituados a esquiar hoy en día la relación inclinación/angulación ha variado?

Cuando veo fotos como la de aquí encima no creo que el discurso deba ser ‘ya no se angula’ creo que más bien debemos entender que a la velocidad que este corredor esquía y dados el radio de curva, el tipo de nieve, etc. es posible que necesite muy poca angulación para realizar la curva que desea.
Y, cuando veo fotos como la de aquí debajo, me planteo si en la misma curva pero una vez pasada la máxima pendiente no se incrementará el nivel de angulación y creará una imagen visual totalmente diferente…

En resumen, me gustaría que cualquiera que lea esto acabe entendiendo que la angulación, como muchos otros elementos técnicos del esquí alpino, no son movimientos o gestos técnicos ‘fijos’ e inmutables que se ejecutan siempre de la misma manera y con la misma ‘intensidad’, más bien son recursos que tienen un objetivo y que se deben aprender a usar en la medida y momento correctos.
Olvidemos los dogmas, entendamos la técnica.
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Sam Suarez,
Técnico deportivo superior