Que vivimos en una sociedad de consumo rápido, de todo y para todo está bastante claro. Consumo rápido de comida, para observar decenas de capturas fotográficas en pocos segundos, de vídeos cada vez más cortos, de noticias flash, de titulares de Twitter... Todo tiene que ser pensado y producido para el consumo rápido. Incluso en la montaña, ese espacio que siempre nos ha invitado a la relajación y la reflexión, parece que ya todos tengamos que consumir rápido y a toda prisa. ¿Otra consecuencia del efecto Killian Jornet? ¿Nos hemos olvidado de la auténtica forma de disfrutar de la naturaleza? ¿De ir de acuerdo a su ritmo más pausado que el nuestro?
Por suerte, a la moda de la comida fast-food, le apareció el concepto slow-food, el cual se ha ido extendiendo y con mucho éxito. Y algo empieza a suceder en el mundo de la montaña y la nieve. Y aquí el alpinista Juanjo Garbizu hace 5 años que está apostando por el concepto slow-mountain, una reflexión crítica al porqué el acelerado ritmo de vida actual parece haberse trasladado también hasta las cimas del mundo.
También en la nieve algunas estaciones de esquí se han apuntado a esa nueva ola de consumo lento. Después de tanto desembragable remontando metros a gran velocidad, ya hay quien se queja, paradójicamente, de que no le queda tiempo para mirar los WhatsApp ni las Storys de unos amigos que se encuentran esquiando en otra estación.
Pero todo llega. En Suiza está el ejemplo de Schatzalp , una estación ski-slow. Nada de desembragables. Allí la cosa va de remontes antiguos y lentos y así se vende la estación, como la estación que se pasa al concepto slow-ski. Así hay tiempo para escuchar el aire y el desliz de los esquís sobre la nieve. Esquiar sin prisas. ¿Pero, y aquí? ¿Existe alguna estación que se apunte a ese nuevo concepto?
Oficialmente no, pero sobre el terreno parece obvio que hay algunas estaciones en las cuales, sea por su poco conocimiento entre el público generalista, sea por su ubicación geográfica apartada, sea por su tipología de remontes o clientes, se convierten de facto en algo así como estaciones ski-slow.
Y de eso queremos hablar en este artículo. Y aquí os desglosamos 10 ejemplos.
1 • Tavascan (Pallars Sobirà)
Situada en el norte del valle de la Ribera de Cardós. Ambiente 100% montañero y familiar, con una tipología de esquiador bastante técnico y practicantes de los fuera pistas. Es el destino ideal para quienes buscan espacios recónditos, alejados de todo y con áurea, exclusiva, única, especial… En resumen, la estación opuesta a lo que busca un esquiador, digámosle comercial o turista.
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2 • Puigmal (Pyrénées Orientales-Alta Cerdanya)
La estación de Puigmal tiene tras sí misma una bonita historia. Después de haberse cerrado en abril de 2013, se ha vuelto a abrir en este pasado diciembre de 2021. Hoy, al frente, hay un equipo de entusiastas de la montaña y la ecología, personas que creen y se comprometen con unas actividades en la montaña que necesariamente tienen que ser lo más sostenibles posible. Nada de masificaciones y sí buenas vistas y tranquilidad.
3 remontes para 20 kilómetros de pistas
3 • Ascou Palhieres (Ariège)
Una estación poco conocida, a pesar de encontrarse muy cerca de la población de Ax Les Thermes y de la gran estación de esquí Ax-Trois Domaines-Bonascre. A la sombra mediática y comercial que le impone la gran estación vecina, Ascou se presenta como la estación bonita, la estación “pesebre”. Todo a tamaño humano, bellísima en el trayecto para llegar y seductora una vez nos calzamos los esquís y empezamos a deslizarnos por ella.
7 remontes para 17 kilómetros de pistas
4 • Le Mourtis (Haut Garonne)
Otra estación que se sitúa a la sombra de otras dos grandes estaciones. Casi equidistante de la gigante Baqueira y la gran Luchon-Superbagneres, Le Mourtis intenta hacerse un hueco entre las dos, pero tan camuflada por frondosos bosques de abeto y pino negro que sigue siendo una desconocida. Polivalente en todas las modalidades y muy acogedora en su pie de pistas. La estación para quienes buscan actividades más allá del esquí y el snowboard.
6 remontes para 23 kilómetros de pistas
5 • Vall de Núria (El Ripollès)
Posiblemente una de las más bucólicas de los Pirineos, y lo es por su acceso, por su aislamiento, por su orografía y por su inequívoca espiritualidad, ya que la estación se desarrolla alrededor del santuario y basílica de la virgen de Núria. Vall de Núria es, sí o sí, un pequeño centro de esquí que por lo menos hay que visitar en una ocasión a lo largo de nuestra vida como esquiadores.
5 remontes y 7,5 kilómetros de pistas
6 · Gavarnie Gèdre (Hautes-Pyrénées)
Estación poco conocida entre los esquiadores no franceses. Relativamente cercana a Lourdes y al espectacular circo glaciar de Gavarnie. Desde algunas de sus pistas, en los tramos más altos, podremos observar el citado circo y la brecha de Roldán. Entorno espectacular. El destino de esquí perfecto para quienes buscan paisajes únicos.
7 remontes y 32 kilómetros de pistas
7 • Vall Louron (Hautes-Pyrénées)
La estación se ubica entre las cotas 1450 y 2150, por lo que de facto la convierte en una de las más bajas de los Pirineos. La urbanización pie de pistas destaca por su toque de arquitectura de montaña un tanto peculiar. Un bello entorno y pistas que se distribuyen por una de las dos vertientes del puerto de montaña del Col d’Azet, pero con alguna pista y remonte por la otra.
8 • Artouste (Pyrénées Atlantiques)
Una estación preciosa por ubicación entre bellas cimas y por los paisajes que se observan desde sus pistas, especialmente por sus panorámicas directas sobre el Pic Midi d’Ossau. El pie de pistas se encuentra a orillas del lago de Fabrègues, a 1300 m. Salida de telecabina desde el mismo pueblo hasta la estación de esquí, lo que la proyecta como una estación muy cómoda.
11 remontes y 25 kilómetros de pistas
9 • Mijanès Donezan (Ariège)
A Mijanès Donezan no se llega si no es por recomendación y se tiene claro que uno quiere visitarla. Posiblemente, sea una de las estaciones más aisladas de los Pirineos. Como curiosidad, se encuentra muy cercana a Ascou Palhieres, pero nada que ver en sus accesos durante la temporada de invierno, ya que el puerto de montaña que las conecta se encuentra cerrado. Aunque se sitúa en el departamento de l’Ariège, tiene la peculiaridad de que se sitúa en la vertiente mediterránea de este departamento que se sitúa hidrológicamente en la cuenca del río Ariège (afluente del Garonne). Estación sin oferta de alojamiento en su pie de pista y a la vez muy escasa en sus cercanías.
6 remontes y 12 kilómetros de pistas
10 • Cambre d’Aze (Pyrénées Orientales-Alt Conflent)
Y finalmente Espace Cambre d’Aze, estación que en 2021 fue escogida como la número uno de entre las diez más familiares de Francia, según la plataforma Airbnb. Sobre el terreno, la estación ofrece pistas muy distanciadas entre sí, lo cual no es una configuración muy común. Con ello consigue una identidad de estación tranquila y silenciosa. Pistas trazadas entre frondosos bosques de pino negro, siempre coronadas por el circo glaciar de la Cambre d’Aze. Desde la cota alta se observan panorámicas de 180 grados sobre los Pirineos orientales. Y un detalle: de las pocas de los Pirineos con vistas al mar ¿Se puede pedir más?
13 remontes y 22 kilómetros de pistas