Etapa 9: Masella, parada y fonda (bueno, fonda, no)
Y amanece para bien, nubladillo, nevando algo, poca gente.
Aparece por allí soto.rs2, con quien compartimos día, bajadas, sobre todo con Salva, que yo soy mas modestillo, y mas tarde, también Iván (Diari de la Neu).
Dedican gran parte del tiempo a enseñarme toda la estación, y la disfruto hasta que me rindo.
Iván se retira y Salva y soto.rs2 siguen entre la nieve, que a ratos se convierte en lluvia, hasta que revientan. Y son recibidos con las correspondientes cervecinas y jamón, que hay que recuperar energías. Naturalmente, ha sido imposible tener imágenes del momento. No dio tiempo. Por la tarde, simpática subida nocturna hacia Coma Oriola para comprobar si de verdad esto arriba es nieve.
Lo comprobamos, incluso algún escéptico que no se lo cree del todo, se calza esquises y baja la carretera de esa guisa iluminado por los focos del vehículo auxiliar (la fragoneta de soto, que la nuestra está aparcada cerca del WiFi).
Toda la noche lloviendo, amanece el sábado mas bien oscuro y nublado. La nieve pesadita, pero utilizable.
De nuevo con soto e Iván, agotamos la mañana y tras ello comemos con ellos en La Molina. El día disfrutado, a pesar del tiempo desapacible.
Vuelta a nuestro campamento base, el Skibar, donde disfrutamos una agradable sobremesa, acompañados también de Big Xavi, que se acerca a tomar unos zumos fermentados de cebada que acompañan la tarde.
Luego trasladamos el pisito hasta La Molina, visita a unos amigos de Salva con los que esquiaremos el domingo, y, en flagrante abuso de amistad forera, asaltamos la ducha del apartamento de soto, en el que quizá, con perdón de las compañías, ha sido el mejor momento del día. Se nos ofrece también comida y cama, pero decidimos no buscar los límites de la amistad, y hacemos noche en el parquing de Pista Llarga. Nos dormimos rodeados de vacío que al amanecer se ha llenado de coches, familias, esquises y otros elementos frecuentes en estos lugares.
Y es que amanece un día escandalosamente bueno, por fin.
Domingo, sol, nieve reciente. Prácticamente toda Catalunya está en unos kilómetros a la redonda. O lo parece.
Los amigos mencionados finalmente no vienen, por lo que nos volvemos a nuestra estación local. Aparcamiento en La Pia y a disfrutar. Disfrutar de las colas, de los que juegan al slalom con nosotros, de las aglomeraciones en cualquier punto. No hay ilustraciones porque bastante hay con conseguir mantenerse en las colas sin que te pise nadie, ¡¡cómo para sacara a cámara!!
Y es que a pesar del día, la cosa está un poco liada. No hay conexión Molina-Masella por avería de la cabina, al parecer (la tormenta eléctrica del día anterior parece la causa) y además la parte alta de Masella, cerrada por falta de seguridad. Así que todos en un pañuelo.
Escapamos del pañuelo, porque se va volviendo peligroso estar en cualquier lugar que tenga nieve, y nos refugiamos en los tres metros para hacernos unas tortillas (de jamón, claro) y unas libaciones no alcohólicas, cara a esperar el previsible descenso de publico al mediodía. Efectivamente, desciende, pero al mismo tiempo abren el acceso a la parte alta. Todo el que es algo en Masella se planta allí, incluso algunos que no somos nada, atraídos por los letreros de “Peligro aludes”,”Zona no esquiable” o “Pista cerrada”, lugares en que se concentra la mayoría del público asistente. Naturalmente, para demostrar una alarmante falta de facultades para leer. Ello conlleva el que de nuevo que cree una aglomeración de personal en pistas y alrededores bastante curiosa. Dejo a Salva allí arriba y escojo un grupo de pistas en la zona baja poco usadas y poco insoladas, en las que hoy soy yo el que disfruta como un animalito de bellota hasta última hora. Vuelta hasta nuestro parquing con WiFi, y montaje de la oficina informativa en el Skibar, desde donde se transmitió la correspondiente crónica, salvando todo obstáculo.
Y otra noche de Depecheneta sin calefacción, pero bien abrigaditos la cosa casi no se nota. Corriendo corriendo, del bareto a la cama.
El lunes vuelve a estropearse un poco la meteorología.
Yo amanezco un poco febril, y el esquiador frenético tampoco acaba de ver el momento esquiable.
Desayuno largo, decisión personal de darme al antigripal y de Salva de salir a esquiar, para que no se diga. Vuelve dos bajadas después con una impresión mas bien pobre del estado del momento, así que cuelga las botas y hacemos un día de nada (yo) y de poco (él) para dejar transcurrir el tiempo hacia el amanecer del martes.
Se puede ver el tiempo transcurriendo.
Y vuelve la primavera al monte. Amanece sol, nieve buena casi nadie en pistas, como ya había comentado, si alquilamos la estación para nosotros, no nos la dejan mejor. Encuentro con Danmar y manolo0101, que se unen a nosotros para gozar la privilegiada situación. Pequeño paréntesis en el tema nieve para dedicar al enojoso asunto de solucionar el acondicionamiento de la vivienda, y felizmente resuelto, nos lanzamos al objeto de deseo.
Vamos enlazando zona tras zona, y pista tras pista, y, gracias al conocimiento de los locales, llegamos a cada lugar en el momento adecuado.
Por supuesto, también en el momento de reponer fuerzas, en base al tabaquismo impenitente de este que lo es.
El día es de los mejores que hemos tenido en este viaje. Nos retiramos los menos fuertes a una hora prudencial, y dejamos a salvita y Danmar exprimir hasta la última gota de sus energías y absolutamente todas las posibilidades de la nieve. Vuelven con una expresión boba en sus rostros que esperamos haber interpretado correctamente.
Y ratito de tapas, cervecinas y sidras al sol, satisfechos y felices.
No puedo haber tenido una mejor despedida de Masella. Hasta la temporada próxima. Volveré.
El miércoles tempranito arrancamos dispuestos a conocer una nueva estación, Font Romeu, de la que no se dicen muchas cosas positivas y que tras recorrerla, personalmente, y desde el punto de vista del esquiador turista, me ha gustado mucho. El esquiador frenético comprende alguna de las críticas escuchadas, pero realmente también la disfruta, y solo anota en el debe su poco desnivel. Lo completo en el próximo y último capitulo de esta Crónica del Pirineo Nevado (pero poco).