Dos seres humanos y tres metros cuadrados sobre ruedas
Todo comienza hace tres años, cuando, al sacar Salva el abono de temporada “feiners” de Masella, se da cuenta de que ha comprado “el forfet mes gran dels Pirineus”, ya que incluye invitaciones para mas de sesenta días en otras estaciones a lo largo y ancho del planeta. Cuando me lo cuenta, entre bromas y veras, decimos que lo suyo es buscar una autocaravana e ir recorriendo todas, dos días aquí, tres allá, uno acullá.
Y así queda la cosa, hasta que en el pasado otoño, también entre bromas, le digo a un amigo con el vehículo requerido que si me lo alquila unos días este invierno. Y la respuesta es que de alquilar, nada de nada, “lo tienes a tu disposición cuando y cuanto quieras, eso si cuidamelo que el verano tengo viaje”.
Así que con esa base, sacamos el abono de este año y viendo las invitaciones que adjunta, preparamos recorridos varios.
Lo de ir a Colorado y alrededores nos pilla un poco a trasmano, igual que el cono sur sudamericano. Pero hay invitaciones para estaciones allí, lo juro lo juro.
Un recorrido por los Alpes es factible, pero son muchos kilómetros, se dispara un tanto el presupuesto, habrá que plantearlo de otra forma mas adelante. Porque también hay en Francia, Suiza, Italia, Austria, Eslovenia.....
Así que nos decidimos por lo que parece mas modesto, en principio, pero cercano y asequible, que es el Pirineo francés y español, sin dejarnos el andorrano. Y nos disponemos a conocer un montón de esas estaciones que por unas cosas u otras has dejado de lado, con lo cerca que están.
Es el auténtico ski-safari del Pirineo. Que no haces porque está muy cerca, o muy lejos, o son pequeñas y no voy a dedicar una semana pudiendo ir a los Alpes, porque no es fácil encontrar alojamientos para días sueltos. Y esto lo puede resolver el medio de transporte-alojamiento que hemos utilizado. Y mas en Francia, donde la caravana y autocaravana es religión, donde casi todos lo pueblos tienen zona habilitadas, muchas con todos los servicios, también en las estaciones mismas. Así que al lio.
Y en esto estamos. No vamos a dar detalladas descripciones de estaciones, pista por pista, solo la impresión que nos han dado, sobre todo las muchas que no conocemos. La intención es contaros como puede salir un viaje con estos mimbres. A ver como queda el cesto.
De entrada, hemos contado ya con los consejos de varios foreros que asimismo son avezados “autocaravaneros”, gracias a los cuales pudimos confeccionar un listado de zonas donde parar que ha conformado la base del viaje, y ademas sus sabias recomendaciones en el uso y disfrute de estos aparatos. Intentaré corresponder actualizando y completando información sobre el tema.
Y, naturalmente, la instrucción en uso y manejo de “Tracy” proporcionada por mi gran amigo Luis, dueño de la susodicha y gracias cuya generosidad materializamos una idea que en su momento parecía un tanto descabellada, y ahora está al cincuenta por ciento sobre ruedas y esquíes.
Si todo va como queremos, el orden será, de oeste a este, ya que Salva se ha venido hasta Luarca para acompañarme todo el viaje, La Pierre, Gourette, Cauterets, Luz, Gran Tourmalet-Pic du Midí, Piau, Peyragudes, Boi, Ordino, Font Romeu, Puyvalador, Cambre d´Aze, ujnos días en Masella, si quedan, y finalizar en la quedada de Port Ainé. Allí nos reconoceréis por la fregoneta.
Etapa 1: La Pierre Saint Martin.
Arrancada desde Luarca, camino de La Pierre. Primeros kilómetros y primera experiencia con la máquina de viajar viviendo o vivir viajando. Despacito, gastando mucho combustible, que ya sabíamos que es el mayor inconveniente que tiene, al menos económicamente.
Sin mas problemas que el viento al la hora de circular en autopistas, vamos llegando a la salida 7 de la A64, desde donde nos quedan 80 km de pueblos, rotondas, radares, rotondas, subida al monte, rotondas, y sus simpáticas cuestas, rotondas y curvitas. Un reto para el novato que suscribe.
Y alcanzamos la estación y su zona de estacionamiento de autocaravanas.
Comienza el siguiente desafío. Por mucha teoría que no hayan ido contando, tanto los colegas de aquí que están acostumbrados a hacer esto, como por los foros de campistas y camperos, y sobre todo el dueño de la máquina, ahora hay que hacerlo de verdad. Y meter la pata, olvidarse de como va lo de enchufar luz, usar agua, conectar el gas y encender calefacción, en mente la frase clave: “hay que ser muy ahorrativo en todo”. A ver como se duerme, y como amanece el primer día de esquí.
Aunque, naturalmente, lo primero es lo primero.
Amanece, pero poco. Llueve y llueve. Y dado que no hay mas límite de tiempo que estar el día 31 en Port Ainé, por decisión unánime de los participantes, se pospone el primer día de esquí hasta el segundo día de esquí, que se convertirá por tanto en primer día de esquí. Un lío.
Eso si, aprovechamos para conocer las instalaciones de esta estación, que proporciona todos los servicios necesarios para unos días de esquí en sus edificios principales.
Habiendo superado ayer ya los primeros inconvenientes del tema alojamiento, ahora vamos a lo de esquiar con este invento como base. Nuestro vehículo no tiene arcón ni garaje, así que compartimos la ducha con los equipos de esquí. Queda claro que el espacio es el problema estrella en el modo vivienda. En verano debe ser fácil, solo con bañador y ropa ligera. En estas fechas y practicando este nuestro deporte, la cosa se complica un poco y es imprescindible muuuucho orden y muy bueeeeena organización. Pero como somos bien avenidos, pues la cosa va fluyendo y progresa adecuadamente.
Un esperanzador amanecer, con el suelo cubierto de un fino polvo blanco, cielo cubierto pero con las cumbres a la vista, nos las prometemos muy felices, y salimos equipados e ilusinados a recorrer los cincuenta metros que nos separan del remonte mas próximo. Ambos dos somos nuevos en la plaza, así que todo nos vale para ir conociendo. Lo poco que podemos ver nos gusta, pero la nube ha ido descendiendo mientras realizabamos las abluciones y el repostado mañanero, que aquí nombran como “petit dejeuner” y nos encontramos en la salida de la silla Arlas inmersos en lo que podemos definir como escasa visibilidad, relieve próximo a cero y sensaciones francamente pobres. Bajamos como podemos, la cosa mejora hacia la base, vamos conociendo pistas, nuevos remontes, y nos damos cuenta que le hemos gustado a la dichosa nube, y nos persigue ladera abajo.
Tras tres o cuatro bajadas la lluvia se incorpora a la ecuación y todas nuestras felices promesas se hacen agua de la que moja, así que como hemos venido a disfrutar y no a sufrir, tras un chocolate de margen de confianza, decidimos retirarnos a nuestro cuartel, escaso cuartel, donde de nuevo compartimos el espacio ducha con los trastos de matar a los que esperamos dar mejor uso mañana.
¡¡Qué manera de llover todo el día, toda la tarde, como si no hubiera o hubiese un mañana!! Nos recogemos con fe ciega en el pronóstico del tiempo que nos asegura buen día para el miércoles.
El amanecer, como cubierto, la misma pinta que ayer, parece que de nuevo los “mentirólogos” hacen honor a si mismos.
Pero no, somos gentes de poca fe, y a la hora de empezar a esquiar luce un tímido sol, que va ganado fuerza y deja, por fin, un día espectacular, que apuramos desde primera hora en previsión de que pueda estropearse o bien de que se mantenga y se quede el suelo como el puesto del pescado a ultima hora.
Es esto último lo que sucede, ayudado por toda el agua de la jornada anterior, pero nos ha dado tiempo a recorrer toda la estación, disfrutar de sus pistas, que resultan francamente simpáticas, y a la hora del aperitivo (bueno, aquí ya es la del café para muchos) en la que ya lo de esquiar se pone muy difícil por el estado del medio, vamos haciendo las maletas para encaminarnos hacia la siguiente etapa, Gourette.
Naturalmente, previa recogida del premio que nos hemos ganado por buenos.
Nos ha caído muy bien, pese a la meteorología, la estación. Recogidita, pero entretenida, muy familiar, es la mayoría, y también quiero dejar constancia de que está muy bien organizada cara a discapacitados, que son una constante en pistas y remontes, bien por ellos. Posibilidades para todos los públicos. Hemos disfrutado, y de eso se trata.
Etapa 2: Gourette.
Tras un corto viaje, que a nuestro paso se pone en casi dos horas, con esta casa es mas difícil casi la bajada que la subida de los puertos, aparecemos en Gourette a media tarde. Una vuelta de reconocimiento hasta la estación y bajada de nuevo al área de autocaravanas situada puerto abajo, unos dos kilómetros antes de llegar a la urbanización. Muy bien acondicionada, todos los servicios, WiFi incluido, y, eso si, al precio de 15€ día mas 5€ por la conexión de electricidad. Y la funcionaria del ayuntamiento a pie de obra para que no se escape el pagano.
Nos instalamos, damos una vuelta para ubicarnos y vemos que la cabina de Ley, que sube al cogollo de la estación, y es gratuita, está a un par de minutos caminando. Da servicio a un gran parking, también gratuito, todos los de arriba son de pago, además de a los que nos movemos con el apartamento a cuestas.
Amanece nuestro tercer día de esquí con sol radiante, y presagiando calor. Las consecuencias son previsibles, empezamos haciendo patinaje sobre hielo para terminar con esquí acuático. Es lo que tiene esta temporada un tanto extraña meteorologicamente hablando.
Salva, estudiando “lineas” en las zonas con acceso al fuerapistas
Y alguna encuentra.
Pero disfrutamos el día, la estación es bonita, con dos zonas mas cañeras, aunque con algún remonte cerrado por motivos de seguridad, y una parte baja mas suave para escuela y gentes mas tranquilas, como yo.
La zona de los poco avezados. La mía.
Y yo estudiando mapas para evitarme un “fregao”
Vistas varias de las varias zonas.
Vamos dando cuenta de todas las pistas, disfrutamos el rato en que la nieve está en su punto, y sufrimos después la bajada.
Nos ganamos el descansito.
A la noche se nos presentan Trock y Juan, andaban cerca y deciden acercarse para compartir fondue en el pueblo y un ratito “aprescena”, y esquiar juntos a la mañana.
Llega la noche. La fondue no dura lo suficiente para hacerle fotos, o nadie quiere soltar el pincho para coger la cámara. Ya se sabe, oveja que bala......
El nuevo día, como el anterior, mucho calor, mismo estado de pistas, y vamos de nuevo recorriendo la estación en busca de los mejores momentos de cada zona. Esta vez con la buena compañía mencionada.
Yo me rindo a mi vejez, y me voy retirando antes, para ir haciendo las abluciones previas al nuevo tramo de enlace, y en cuanto llega Salva, dejando a los colegas apurar el día, nos vamos poniendo en marcha apuntando a Cauterets.
Una nueva estación pàra ambos que ha resultado muy bonita, entorno maravilloso, gran desnivel, superior a 1000m., remontes suficientes, unos mas nuevos que otros, bastante gente pero bien repartida, no hemos sufrido colas en ningún momento, bien es verdad que no hemos estado en fin de semana. Y de nuevo pistas para todos los gustos, pero en está ocasión, una mayoría de ellas con gran pendiente y algo mas complicadas para los que sabemos poco.
Etapa 3: Cauterets.
Discurre el viaje plácidamente desde Gourette, buen tiempo, magníficos paisajes, y a nuestro paso de “lacasaacuestas” llegamos a Cauterets. Allí empieza la complicación, es viernes, empieza el fin de semana, hace buen tiempo, así que ambas zonas de caravanas a tope, el camping que está junto a una de ellas también, y el resto de parkings llenos o con barrera de altura. Nuestra poca experiencia no nos deja ver que hay truquillos para rodear los obstáculos, pero aconsejados por la dueña de uno de los campings, nos dirigimos a otro, ligeramente fuera del pueblo, pero muy tranquilo, con todo muy nuevo y zona muy cómoda, y casi para nosotros solos.
Y en la puerta la navette gratuita hasta la salida del telecabina que sube a la estación. Así que al final nos alegramos. En el hilo de autocaravanas daré mas detalles, por si interesa a alguien.
Instalación, y a dormir para organizarnos el día siguiente.
Y amanece. Y es sábado. Y hace muy buen día.
Y es sábado, y hace muy buen día. Muuuucha gente. Cola en taquillas, para subir a la cabina, a la llegada, en las pistas.
Sorprendentemente, no hay demasiadas colas en los remontes, y además hay “entrada de rellenar silla”, de la que hacemos todo el uso posible.
El tiempo muy bueno, menos calor que en Gourette, con lo que la nieve anda mejor y aguanta mas.
Salva, naturalmente, sigue “estudiando lineas”.
Disfrutamos casi todas la pistas, las que no, es que no las hemos bajado.
Pero empieza a ponerse la nieve incómoda, momento en que decidimos ir bajándonos al campamento base y dedicarnos un poco a las tareas del hogar, barrer, fregar, lavadora, y otras cosas productivas, esperanzados con los pronósticos para mañana.
Esperando la nevada.
Alguno se da un paseito al pueblo y vuelta, un poquito de cena, y a la cama con la previsión de que el invierno vuelve mañana. Naturalmente, la imprescindible conexión con esta nuestra comunidad para dar noticias. Parece que hemos levantado algo de interés.
Y amanece el domingo. Lo del invierno no está muy claro, la temperatura ha bajado algo, pero hemos de levantarnos al optimista grito de “esto arriba es nieve. Está lloviendo.
En la subida hacia la estación no se ven las cosas muy bien, parece que también ha llovido arriba, se ve la nieve rosa Sahara, que ayer estaba cubierta con una capa de nieve nueva. La humedad ha hecho estragos.
En las primera bajada queda claro que ha amanecido con “nieve velcro”, y además, del bueno, agarra que no veas. El que sabe va deslizándose con cierta elegancia y donosura, pero este que suscribe solo hace que de maldecir y de maldecir.
La viva imagen de la donosura y gracejo en el esquí.
Y así, entre risas, palabros malsonantes y cambios variados de humor transcurre el día, que Salva aprovecha para ir dándome un poco de caña técnica y corregir alguno de mis muchos errores, encaminado a que no le de tanto la lata.
Hasta que el tiempo, que también ha ido cambiando de humor como yo, se pone definitivamente de morros, aunque hace cierto lo de “arriba es nieve”, eso sí, tras un chaparrón que nos deja empapados y con los ardores completamente apagados.
Las dos en el mismo sitio, la misma hora, la misma dirección, sentidos opuestos.
Y mismo sitio, dos horas después. Cambios de humor. Del tiempo.
Vuelta a nuestros tres metros cuadrados y a dejar todo listo para viajar mañana tempranito hasta Luz, aquí al lado pero con una carretera en obras que cortan a las nueve y media, así que hay que estar en marcha antes.
El pueblo muy agradable, dando fe de sus dos épocas, los baños, principios de siglo XX y presentes en el carácter y aspecto del pueblo, y la montaña, su propuesta mas actual, y de la que es abanderado el telecabina, omnipresente.
La estación, pequeñita, con todo tipo de pistas, y que con otra nieve tiene que dar mucho mas juego, porque parece que todo el monte es oré.... esquiable. Y algunos alrededores. De nuevo un lugar simpático, en el que hemos encontrado la mayor cantidad de gente por ahora, pero el fin de semana y el buen tiempo seguro que han tenido mucho que ver en ello. Seguimos divirtiéndonos y disfrutando.
Etapa 4: Luz-Ardiden.
Henos aquí que nos encontramos varios factores coadyuvantes a variar alguno de nuestros perfectamente trazados planes. Por un lado, parece que en Luz no tenemos aréa de autocaravanas ni en pueblo ni en estación. Por otra parte, la estación tiene una carretera de acceso que se las trae, sobre todo para un conductor inexperto como “moi”. Y, además, resulta que la carretera hasta el pueblo se corta por obras justo los días en que pensamos llegar y salir, eso si, en horario escolar, de 09:30 a 17:30.
No nos preocupa no tener servicios, como luz, agua, desagüe, pero la combinación de eso con un parquing de estación monte arriba ( y cuesta abajo, que no tiene un sitio plano el dichoso parquing), con previsión de nieve, mas solos que la una, y con acceso complicado, pues como que baja un poco la moral.
Hete aquí que decidimos quedarnos en Cauterets y su simpático camping hasta la mañana del lunes, y partir tempranito, antes del cierre carreteril, para llegar a Luz, hacer una inspección visual de lo que hemos ido conociendo por los foros sobre donde apalancarnos, y evacuar consultas en la Oficina de Turismo, que para eso están. Y de este modo obramos.
Nada mas llegar, vemos el parquing junto a la susodicha oficina, con una bonita señal que prohíbe la pernocta en autocaravana. Este era uno de los lugares recomendados. Junto a ella, en plena plaza, la entrada a un camping. Preguntamos, precio razonable (16€, todo incluido), navette gratuita hasta la estación de nuevo en la puerta.
Prescindiendo de todos los principios del autocaravanero auténtico, que ha de ser autónomo (ya se ve que somos unos pardillos), y del enfermo del esquí (¿quién que se considere esquiador desprecia la ocasión de dormir a pie de pistas, aunque sea rodeado por los lobos, para marcar la entrada al primer remonte a las 08:59?), nos instalamos en sus hierbas, nos equipamos y nos subimos a la navette camino de la nieve.
Ready for take off.
Este que suscribe no puede alegrarse mas de la decisión, sudores frios me entran cuando veo el camino por donde debía haber manejado a la “pequeña Tracy” hasta llegar a destino. Los nuevos somos así.
Alcanzamos la “Billeterie” y tras el ritual de intercambio de explicaciones y papelitos varios, exhibición de documentos y frases de cortesía obligadas, nos hacemos con nuestro acceso para dos días a la estación de Luz-Ardiden.
Varios remontes parados, los que funcionan se pierden en el infinito blanco, la nube ha estacionado a media montaña y no presenta indicios de moverse. A ratos hay llovizna, otros nieve ligera, incluso pesada. Lo de Luz, solo en el nombre.
Sorprendente, pero pese a que en las partes altas la visibilidad es escasa, el relieve se distingue perfectamente, supongo que una combinación perfecta de ángulos de luz y monte que permiten esquiar con mucha mas comodidad, confianza y facilidad de lo que en principio parecía.
Sin embargo, un fenómeno nuevo, desconocido para ambos dos hasta el momento enturbia los últimos cientos de metros de cada bajada. Ha sido incluido en nuestro repertorio personal como “nieve loctite”, y, a diferencia de la “nieve velcro” mencionada en Cauterets, esta te agarra pero no te suelta. Y es justo la recién caída, donde asoma nieve vieja, solo es esquí acuático, pero desliza. Y por fortuna solo muy abajo de las pistas, en el resto, y en mi inexperta opinión, es de lo mejor en los siete últimos días.
Vamos enlazando remontes (la mayoría tirando a veteranos) con pistas y esquíamos la parte de la estación que está abierta. Porque lo que es verla, no la veo. Salva ya la conoce, por suerte, así que me va guiando de uno a otro lado. Espero que la previsión de tiempo despejado para mañana me permita saber donde demonios he estado esquiando, o algo.
Y nos retiramos.
Así se despide el día en Luz. Veremos como llega el nuevo.
Amanece y la cosa va pintando mucho mejor que ayer.
Los pronósticos de sol se materializan en día primaveral, sol, no excesivo calor y muchas ganas de nieve. Nos encaminamos a la navette y a las 09:30 estamos esquiando como si fuéramos buenos. Poca gente, la nieve bien, ya tendrá tiempo de estropearse a lo largo del día, las pistas planchaditas y a estrenar.
Bueno, algunas, otras quedan como rincón del “freerider” y están como las dejamos ayer.
Asi que discurre un día disfrutón, vamos probando lo que quedó pendiente y repitiendo lo que mas nos gustó. La principal diferencia es que hoy, por fin, “hemos visto la Luz”.
Y nos ha gustado lo que hemos visto, una estación variada, varias zonas, grandes posibilidades entrepistas y alrededores, que Salva no duda en aprovechar en cuanto yo me doy de baja por la vejez esta que me acontece.
Nos batimos en retirada cuando ya se hace complicado lo de bajar por eso blanco que fue nieve una vez.
Emprendemos camino hacia La Mongie en cuanto abren de nuevo la carretera. Pese a pasar de nuevo por Lourdes, no se produce ningún milagro y seguimos estando como estábamos. Sin comentarios.
A la llegada, nos encontramos con el forero “folldebardisses” y familia, que en su autocaravana han venido a reunirse con nosotros, tentado por Salva con el descenso del Pic du Midí. Instalación en el parquing de “autos” de la Mongie, un poco de jamón, vino y queso y a la cama. Mañana, mas.