En Innsbruck encontramos edificios de los siglos XVIII y XIX que mezclan su encanto con obras contemporáneas. Un buen ejemplo lo encontramos en las galerías Rathausgalerien, diseñadas por el arquitecto francés Dominique Perrault, cuyo Panorama Café nos regala espectaculares vistas. Tampoco pasa desapercibido el estilo innovador de los almacenes Kaufhaus Tyrol, obra de David Chipperfield, nacido en Londres a mediados del siglo XIX. Toda la ciudad nos transmite elegancia, Innsbruck siempre sorprende, nunca es igual, y posiblemente sea debido al gran número de actividades que ofrece al visitante durante todo el año, donde encontramos una fusión perfecta entre cultura, deporte y ocio.
Los amantes del arte, la gastronomía y la cultura en general, saciarán su sed de conocimiento durante su estancia, así como los amantes del senderismo, el esquí o el alpinismo, debido a la estratégica situación de la ciudad, en corazón de lo que conocemos como el Olympia SkiWorld, donde encontramos nueve estaciones de esquí (Nordkette, Kühtai, Muttereralm, Axamer Lizum, Patscherkofel, Rangger Köpfl, Schlick 2000, Glungeze y Stubai). El legado que dejaron los JJOO de 1964 ayudó a proyectar una imagen de ciudad cosmopolita a los pies de unos Alpes que se erigen majestuosos durante todo el año. Una imagen de ciudad que nunca para y que se esfuerza por aportar novedades a sus visitantes año tras año.
Innsbruck se visita caminando, tranquilamente, sin prisas.
Una vez llegamos a Innsbruck y nos instalamos cómodamente, podemos empezar a recorrer la ciudad dejándonos llevar por sus calles, sus gentes, sus aromas (mucha atención a sus pastelerías) y su magia especial. Una visita al Hofburg (Palacio Imperial) nos descubrirá la residencia de los emperadores austriacos y los soberanos tiroleses. Eran otros tiempos, pero hoy en día sigue siendo una de las mejores muestras del esplendor que rodeaba la vida de los emperadores de Austria y los soberanos del Tirol entre los siglos XIII y XX. En verano, el patio del palacio acoge el Festival de Música Antigua de Innsbruck, un evento creado en 1963 donde podemos apreciar el espíritu musical del Renacimiento y el Barroco en la ciudad.
El Ayuntamiento Viejo es otra maravilla arquitectónica, construido en el siglo XVIII actúa a modo de telón de fondo de la Catedral de Innsbruck. Considerado entre las obras civiles más bellas de Austria, el viejo ayuntamiento nos muestra sus escalinatas y salones con estucos, relieves y frescos. Tal y como comentábamos, Innsbruck posee una magnífica catedral barroca dedicada a San Jakob (Santiago), presidida por dos torres gemelas.
En su interior encontramos la tumba del emperador Maximiliano II, los frescos de la bóveda, con escenas de la vida de san Jacobo y el cuadro Virgen y niño del altar Mayor, obra de Lucas Cranach el Viejo. Todo un espectáculo para los amantes del arte sacro, sin olvidar la preciosa Iglesia de la Corte, que acoge un cenotafio del siglo XVI, dedicado al emperador Maximiliano I. Precisamente fue la antigua armería de Maximiliano I la que acogió a partir de 1823 el Museo del Tirol, situado a un par de calles de la Hofkirche. El Tiroler Landemuseen, fue reformado y ampliado en 2007 y exhibe desde esculturas romanas a objetos barrocos, pasando por piezas de artesanía e instrumentos musicales, además de obras de maestros holandeses como Rembrandt y Brueghel, y de artistas austriacos del siglo XX como Klimt y Schiele.
El Goldenes Dachl
Los palacios y las iglesias de Innsbruck atraen cada año miles y miles de visitantes, compitiendo con el Tejadillo de Oro (Goldenes Dachl), el monumento o construcción mas fotografiado de la ciudad. El Tejadillo está situado en la Herzog-Friedrich Strasse y es un palco dorado del siglo XV convertido con el paso del tiempo en el símbolo de la capital del Tirol austriaco. Este balcón recubierto por 2.657 tejas de cobre dorado fue añadido a un palacete por orden de Maximiliano I en 1493 para contemplar los festejos de su boda con Bianca de Sforza. Muy cerca encontramos el Stadtturm, una preciosa torre-mirador de 56m de altura construida en el siglo XVI, desde donde podemos divisar una buena panorámica de la ciudad.
Desde el tejadillo la Herzog-Friedrich Strasse baja hacia el sur convirtiéndose al cruzar la Burggraben, en la Maria-Theresien Strasse, la mejor calle para descubrir la vida comercial y social de Innsbruck. La concurrida avenida presenta un elegante Arco de Triunfo en el centro, construido en honor de Leopoldo, hijo de la reina María Teresa, en 1765. En esta vía también se suceden casas con fachadas barrocas de colores, donde encontramos bares y restaurantes que ofrecen especialidades tirolesas como la trucha con arroz, el estofado de venado y el specknödel, a base de panceta. Son típicos también el queso de montaña Tiroler Graukäse, el licor de hierbas almdudler y el refrescante cóctel spritz, que en Italia causa furor.
Alrededores de Innsbruck
Si el centro de Innsbruck posee una magia propia, los alrededores de la ciudad se han convertido, con el paso del tiempo, en una auténtica mina para los amantes de la naturaleza, el senderismo, el alpinismo y el esquí.
Para empezar a abrir boca, recomendamos descubrir el nuevo funicular urbano de Innsbruck, realmente sorprendente. El Hungerburgbahn conecta en siete minutos el Palacio de Congresos (en pleno centro de la ciudad, a 560m) con el Hungerburg (860m), desde donde parte el teleférico del Seegrube y Hafelekar. Convertido en todo un reclamo para estudiantes de arquitectura y diseño, el Hungerburgbahn está empezando a hacerle la competencia al Tejadillo de Oro, en lo que a número de fotos la año se refiere. Aunque está pensado para facilitar la subida a los que combinan el paseo por Innsbruck con actividades de montaña, sus cuatro estaciones atraen cada año a miles de senderistas, turistas y esquiadores, convirtiéndose en un auténtico metro alpino.
Zaha Hadid, arquitecta británica de origen iraquí (recientemente fallecida ), fue la encargada de diseñar las estaciones y la imagen conceptual del Hungerburgbahn. El ferrocarril actual, con casi 2 km de trayecto, reemplazó al antiguo funicular del mismo nombre pero con diferente trazado (en activo desde 1906 hasta 2005, con una longitud del trayecto de 839 m y 287 m de ascensión). La estación inicial partía del distrito de Saggen a diferencia del nuevo, que parte de Congreso (estación subterránea) y continua por el Löwenhaus, cruza el río para subir hasta el Alpenzoo (750m) y termina en la estación de Hungenburg (860m).
Alpenzoo, Seegrube y Hafelekar
La penúltima estación del Hungerburgbahn antes de llegar a la salida del teleférico es Alpenzoo (Weiherburggasse 37ª), donde encontramos uno de los parques dedicados a la conservación animal mas importantes de Europa. Alejado del clásico zoológico donde animales de todo el mundo malviven en espacios reducidos, el Alpenzoo está dedicado única y exclusivamente al cuidado de especies alpinas. El parque permite al visitante descubrir la vida y las costumbres de muchos animales que habitan en los Alpes y cuya supervivencia se encuentra amenaza por la acción del hombre. Situado a unos 800m de altitud, el Alpenzoo trabaja para reintroducir en los Alpes varios ejemplares de quebrantahuesos y sigue estiando muy de cerca los efectos del ser humano sobre bosques y zonas forestales alpinas. La última estación del Hungerburgbahn es Hungerburg, desde donde podemos tomar el teleférico que nos conducirá en un primer tramo hasta el Seegrube, donde encontramos el área esquiable, la zona de escalada de Nordkette y un pequeño museo dedicado al teleférico.
En un segundo tramo, subiremos hasta la terraza mirador del Hafelekar (2.256m), desde donde podemos subir fácilmente hasta la cumbre del Hafelekar (2.334m), con su imponente cruz, a través de un sendero bien marcado. La panorámica sobre Innsbruck y parte del Tirol es excepcional.
Una vez situados en la terraza del Hafelekar podemos iniciar en verano una interesante excursión a través de la Goethe Way (Goetheweg).
Trampolines y castillos
Los alrededores de Innsbruck también conocen la obra de Zaha Hadid. Un buen ejemplo lo encontramos en el nuevo trampolín de salto olímpico de la colina de Bergisel (746m), situada al sur de la ciudad, con la cumbre del Hafelekar como telón de fondo. Desde 1952, Innsbruck alberga uno de los trampolines del famoso torneo de los 4 trampolines, por tal motivo, con el paso de los años las instalaciones de Bergisel se han modernizado, hasta llegar al presente. El nuevo trampolín se construyó en 2003 para recordar al mundo que la sede de los Juegos Olímpicos de Invierno de 1964 y 1976 sigue siendo un referente de los deportes de nieve. Dos ascensores conducen hasta lo alto de la nueva torre de saltos diseñada por Zaha Hadid, donde encontramos el restaurante Sky, una maravilla para los amantes de la gastronomía y las panorámicas románticas (cenar con Innsbruck a tus pies iluminado de noches una gozada).
Al sur de la ciudad también encontramos uno de los puentes mas altos de Europa, el Europabrucke y el Palacio de Ambras, un castillo verdaderamente impresionante. El palacio está formado por dos edificios unidos entre sí: el construido sobre el original del siglo XII, y otro del XVI. Entre sus estancias sobresalen la Armería, la Cámara de las Maravillas, el Salón Español y los retratos de los Habsburgo, pintados por artistas de la talla de Lucas Cranach el Viejo, Rubens y Velázquez. Contemplar desde su jardín el paisaje envolvente, salpicado por pueblecitos de montaña, es el mejor final para este recorrido.
En Innsbruck y su área de influencia también podemos disfrutar de la auténtica música tirolesa, interpretada con instrumentos tradicionales que acompañan a los célebres cantos tiroleses como el "Jodel" o los bailes típicos como el zapateado tirolés "Schuhplatteln".
Esquí
Tal y como comentamos inicialmente, en Innsbruck y su área de influencia encontramos el Olympia SkiWorld, todo un paraíso para disfrutar en invierno…y en el caso de Stubai, también en verano. La oferta para esquiadores incluye un 1 forfait para 9 estaciones, 300 km de pistas y 90 remontes. La estación de esquí mas cercana a Innsbruck es Nordkette, accesible a través del Hungerburgbahn y el teleférico de Seegrube.
Innsbruck-Nordkette (860m-2.260m)
Es una estación pequeña (15km de pistas), pero muy acogedora, con el añadido de contar con una panorámica sobre Innsbruck realmente espectacular desde sus pistas. La estación dispone de dos telesillas, dos teleféricos y el Hungerburgbahn (funicular). Esquiemos o no, resulta muy recomendable subir hasta el Seegrube (1.905m) en invierno, para disfrutar de un entorno natural de gran belleza, a los pies del Hafelekar.
Kühtai (2.020m-2.520m)
Kühtai se encuentra a 35km de Innsbruck, a los pies del Sulzkogel (3.016m). Es una estación que sigue demostrando, año tras año que sus 41,12km de pistas dan para mucho a la hora de acoger a esquiadores de todos los niveles (excelentes pistas negras). Dispone de 6 teleskis, 5 telesillas y un telecabina.
Muttereralm (950m-1.800m)
Con un dominio esquiable de 13km, Muttereralm es otra pequeña estación cercana a Innsbruck ideal para familias con niños. Cuenta con un teleskí, un telesilla y dos telecabinas. La base de la estación está situada en Mutters, el típico pueblo tirolés lleno de encanto y tradición.
Axamer Lizum (1.583m-2.340m)
La estación ofrece 40km de pistas para todos los niveles, con dos teleskís, seis telesillas y un funicular. Las vistas sobre el valle de Inn desde la terraza del restaurante Hoadl-House son impresionantes. El Olympiabahn (funicular) sube directamente hasta el techo de la estación, situado en la cumbre del Hoadl (2.340m) donde encontramos el Hoadlhaus, con su terraza panorámica desde donde se obtiene una panorámica excelente de la inmensa mole rocosa del Habicht (3.277m), una cumbre preciosa muy frecuentada en verano.
Innsbruck - Igls Patscherkofel (900m-2.048m)
Desde Igls parten los remontes de esta pequeña estación que desde 1928 enseña a esquiar a miles y miles de esquiadores. Con tamaña tradición, es lógico que sea una de las grandes-pequeñas estaciones del área de influencia de Innsbruck. Ofrece 18km de pistas, 5 teleskís, 2 telesillas y un teleférico. Los amigos del esquí de montaña disfrutarán subiendo hasta el Gipfelstube (2.248)m, donde pueden disfrutar de una opípara comida típica del Tirol.
Rangger Köpfl - Oberperfuss
Situada a 15 minutos de Innsbruck y relativamente cerca del aeropuerto, ofrece 17 km de pistas, 3 teleskis y un telecabina. Es una de las estaciones mas cercanas a la capital del Tirol, con buenas conexiones desde la estación central de ferrocarril (hauptbanhhof).
Schlick 2000 (1.014m-2.240m)
Situada junto a las poblaciones de Fulpmes y Medraz, la estación ofrece un precioso dominio esquiable de 20,6km, situado a los pies del macizo del Schicker (2.804m). Dispone de dos restaurantes panorámicos, 5 teleskís, 2 telesillas y 2 telecabinas.
Glungezer - Tulfes (950m-2.304m)
Estación de esquí ideal para los amantes del esquí de pista y del esquí de montaña, pues desde la cumbre del Schartenkogel (2.304m) podemos subir hasta el refugio Glungezerhütte, llegando incluso hasta la cumbre del Glungezer (2.677m) desde donde se divisa una panorámica impresionante sobre el valle del Inn. La estación nos ofrece 23km de pistas, 5 teleskís y 2 telesillas.
Stubai (1.750m-3.210m)
En el valle de Stubai (Stubaital) encontramos el dominio esquiable de Stubaier Gletscher, Con 62km de pistas, 9 teleskis, 8 telesillas y 5 telecabinas, es para el que suscribe, una de las mejores estaciones de esquí de Austria (hay tantas…). Stubaier se encuentra dentro del grupo de las 5 estaciones austríacas con glaciar, pudiéndose esquiar durante casi todo el año. En las cotas mas altas de la estación encontramos el Skikarussell-Schaufelspitze, el famoso trono de Stubai (hay que verlo para creerlo), los restaurantes Eisgrat (2.900m) y Jochdohle (3.150m), el mirador del Schaufelspitze (3.210m) y la cumbre del mismo nombre asequible a pie (3.333m). Recomendamos acercarnos al valle de Stubai en el pequeño tren que se adentra en el valle, el Stubaitalbahn (STB tramline), una forma muy cómoda y práctica de subir a la montaña y una buena alternativa ecológica al coche.
Como llegar hasta Innsbruck
En coche el viaje es largo, pero se realiza todo por autopista, cruzando Francia y Suiza, incluyendo el cruce del túnel del Arlberg de casi 14km de longitud. También podemos subir desde Italia por el Brennero, cruzando el famoso puente Europabrücke (desde donde se salta y no es broma). Desde España no hay vuelo directo a Innsbruck, pero podemos volar hasta la capital del Tirol realizando una escala en Frankfurt o Munich (Lufthansa, Austrian Airlines). Lo habitual (y bastante mas económico) es volar vía Salzburgo, Viena, Zurich (Suiza) o Múnich (Alemania). Sus aeropuertos cuentan con líneas de autobús hasta Innsbruck; también podemos llegar cómodamente en tren. Desde Munich y Zurich podemos tomar el RailJet, un nuevo concepto de tren que sin llegar a ser de alta velocidad, logra excelentes tiempos de trayecto conectando ambas ciudades con Viena y Budapest.
Víctor Riverola i Morera
5 Noviembre 2016