El primer día lo dedicamos a esquiar en la zona de Belvedere y el Col Rodella, rodeados del Sassolungo, el Sass Pordoi, el Sella y la Marmolada. Un lugar sinceramente espectacular.















El siguiente día nos dirigimos al telecabina de Ciampac que teníamos a pocos metros del apartamento, con la intención de hacer el descenso Baffaure, que en unos 45 minutos de bajada prácticamente continuada, te lleva de Alba di Canazei a Pozza di Fassa pasando por el col de Balvacin. La pista roja Baffaure Panorama que transita por el bosque y que completa la bajada desde Sella Brunech a Pozza di Fassa es de una belleza espectacular, pudiendo ver llegando a su final como al fondo se perfila el macizo del Catinaccio. Un descenso muy recomendable por su longitud y belleza. Después hicimos el recorrido en sentido inverso para tomarnos un bombardino en un refugio de la zona y bajar después a Alba di Canazei por la espectacular pista negra Ciampac de 2,5 kms de longitud y donde suele entrenar durante la temporada de esquí la escuadra italiana de la FIS World Cup.















Por la tarde solíamos ir al centro acuático de Canazei donde nos relajábamos con las aguas termales y el jacuzzi. Es un placer estar en un día nublado y frío al aire libre, metido en una piscina de agua caliente. En Alba di Canazei nos sentimos como en casa, después de esquiar prácticamente no salíamos del apartamento, donde se estaba muy confortable.
Acabamos nuestro periplo volviendo a Milán donde estuvimos un par de días descansando de tan intenso viaje, viendo pasar la gente por la céntrica vía Dante, tomando un Campari soda en la terraza del Café Milano. Nos gusta esta ciudad y todas las montañas que la rodean.





Hasta otra aventura amigos...