Este lunes 11 de julio Rusia ha parado el suministro de gas a Alemania a través del oleoducto Nord Stream 1. Las razones son técnicas. Cada año por estas fechas se hace una revisión que suele durar entre 10 y 11 días. Pero en esta ocasión hay nervios por si Putin decide no volver a ponerlo en marcha.
De todas manera el Parlamento Europeo ya advirtió hace dos meses que querían dejar de comprar gas y petroleo a Rusia antes de finales de año. Pero parece que mientras Putin se ha buscado nuevos clientes para las materias fósiles que nos vendía, la Unión Europea no ha hecho bien los deberes y no solo no tiene claro poder cumplir su promesa antes de diciembre, sino que está incrementando la compra a los rusos.
Ya está echada la cuenta atrás para saber que pasará tras la parada por tareas de mantenimiento del Nord Stream. Rusia ya ha anunciado hoy que le sigue saliendo muy rentable venderle a Europa, y que seguirá haciéndolo mientras la UE no diga o contrario.
De todas maneras hay nervios entre los diferentes gobiernos. Las reservas de gas para el invierno no se han completado, y Putin tampoco está ayudando mucho a que se puedan cumplir las sanciones a su país.
Se espera un invierno complicado a no ser que Putin no quiera humillar a los políticos europeos y abra los oleoductos para que haya gas este invierno. Pero la duda está ahí, así que en muchos países cunden los nervios. En Alemania se han convocado las primeras protestas de los agricultores mientras su gobierno empieza a planificar medidas de racionamiento eléctrico. No hay que olvidar que el frío llegará por allí en poco más de dos meses.
La situación de nervios da lugar a declaraciones surrealistas como la de Franz Hörl, portavoz de turismo del PP austriaco (Österreichische Volkspartei - ÖVP), quién aseguró durante la inauguración de un teleférico en St. Gallenkirchen (Vorarlberg -Austria), que las estaciones de esquí tienen prioridad sobre las ciudades y que no aceptará que se paren remontes o no se pueda fabricar nieve artificial en caso de emergencia energética para dar cobertura a las grandes ciudades.
En su opinión, la electricidad generada por las aguas de los valles de las montañas deben servir para dar servicio priorotario a las poblaciones de las montañas a un precio razonable y después "que las aguas sigan su curso a las ciudades".
Actualmente, Austria genera unos 55 TWh de electricidad verde, principalmente gracias a las plantas hidroeléctricas, lo que supone aproximadamente el 77 % del consumo del país. El Parlamento austriaco aprobó hace exactamente un año una ley con el objetivo de que en 2030 el suministro eléctrico del país provenga exclusivamente de energía renovables. Para ello deberá encontrar mecanismos para doblar la producción actual por estas vías que es del 50% (en España es del 37%). Pero el 21% de la electricidad de Austria se sigue generando en plantas de gas.
Franz Hörl es conocido por sus polémicas declaraciones. Cuando tiene un micrófono en la mano puede soltar perlas como las de hace un par de años en plena pandemia de COVID, cuando criticó que el Gobierno detuviera los remontes de las estaciones de esquí. Acusó al entonces ministro de Salud Wolfgang Mückstein y a los Verdes en general de "hostilidad económica" porque las instalaciones de los complejos invernales debían de quedar exentas de las restricciones.
Y esto cuando precisamente una estación de esquí en Austria, la de Ischgl, se convirtió en uno de los principales propagadores de COVID de Europa.
Las últimas declaraciones de Franz Hörl han sido difundidas rápidamente tanto por las redes sociales como en los telediarios de Austria.