Se ordena al COI dar prioridad a posibles sedes que tengan construidas ya instalaciones deportivas e infraestructuras, mientras que aquellas que prometan futuras obras “solo se tendrán en cuenta sobre la base de planes de legado sostenible”.
Por otro lado, las comisiones de evaluación de las ciudades candidatas que existían hasta ahora, y que visitaban las posibles sedes para analizar la viabilidad de unos Juegos en ellas, serán sustituidas por dos Comisiones de Sedes Futuras, una para los Juegos estivales y otra para los invernales.
La reforma se aprobó por unanimidad en un momento de cierta crisis en el olimpismo a la hora de conseguir que haya ciudades interesadas en organizar futuros Juegos Olímpicos, debido al alto coste que suponen.
Por ejemplo, en 2017 solo se presentaran dos candidatas a los Juegos Olímpicos de 2024, París y Los Ángeles, lo que llevó al COI a otorgar a la capital francesa esa edición y a ofrecer a la ciudad estadounidense la de 2028, cosa que aceptó. Los Juegos de invierno de 2022 y, hace solo dos días, 2026 también se eligieron entre dos únicas candidatas.
Esta reforma en el proceso de elección es la más importante desde la que se acometió tras el escándalo de los Juegos de Invierno de 2002 (en Salt Lake City), cuya designación estuvo rodeada de polémica por los sobornos a los miembros del COI que iban a votar. Además de expulsar a los implicados, el organismo prohibió los viajes que todos los miembros hacían a las ciudades candidatas pagados por estas, práctica habitual hasta entonces.
Durante el debate de hoy en el seno del COI para aprobar los cambios, uno de sus miembros, el dominicano Luis Mejía Oviedo, destacó que
Si bien la reforma ayuda a la propuesta catalana, también puede hacer que otras candidatas se animen a participar en la puja, asociadas a otras ciudades ya sea del mismo país como de otros vecinos, lo que traería más competencia a la opción de Pirineus-Barcelona 2030.
Por otra parte el COI podría solicitar que las ciudades que quieran optar a organizar unos Juegos Olímpico, realizasen un referéndum antes de presentar la candidatura oficialmente, para evitar que consultas posteriores acaben con la retirada. No sería el caso de países como China donde no hay tradición electoral o la de Pirineus-Barcelona donde tampoco creen adecuado realizar un referéndum.