Esta temporada también ha ido muy bien, las nevadas han permitido mantener casi todo el dominio abierto todo el invierno, pero aún así, se ha vuelto a repetir la misma cifra de esquiadores que el año pasado: 140.000. Para Patrice Vuillaume, alcalde de Esquièze-Sère y presidente de Luz-Ardiden, se ha tocado techo y es complicado atraer muchos más clientes.
De todos los que llegaron a Luz Ardiden este invierno, 21.000 lo hicieron a través de un bus lanzadera. Se ha incrementado la frecuencia, pero el Alcalde estima también que no se pueden poner más vehiculos, por lo que reclama ahora volver a plantear la conexión a su vecina Cauterets, un proyecto largamente hablado que incluso en algún momento se dio como prácticamente hecho.
La conexión se haría mediante un telecabina para transportar pasajeros en ambos sentidos y crearía un dominio esquiable de poco más de 100 kilómetros esquiables, 300 empleos y 14 millones anuales de facturación.
En Cauterets la idea de la conexión tampoco ha sido nunca abandonada. Pese a que tiene la mitad de kilómetros esquiable, acoge cada año al doble de esquiadores que Luz Ardiden. Sin duda los números son mejores, entre otras cosas gracias a que tiene muchos alojamientos (25.000 camas en un radio de 35 km frente a las 17.000 de Luz) y un telecabina de conexión a pistas desde el mismo pueblo. Pero poder ofrecer a sus clientes 100 km en lugar de los 35 km actuale, sin duda le pondrían mucho mejor en el mercado nacional y competiría de tú a tú con los grandes dominios del Pirineo.
El último telecabina que montaron les costó 21 millones de euros, pero lo acabarán de pagar dentro de 3 años. Libres de deudas y sin grandes préstamos que pagar, estarán en disposición de embarcarse en un nuevo proyecto. El coste del remonte propuesto para la conexión es el mismo, por lo que según los responsables de Cauterets, se ha demostrado que son capaces de encontrar un equilibrio financiero pese a meterse en grandes proyectos.
Irónicamente en este caso es el pequeño (Cauterets) el que se comería al grande (Luz Ardiden) y por tanto quien tiene la última palabra.