El área esquiable se componía de cuatro estaciones. La propia Big Sky, y de otras tres que hicieron fallida: Spanish Peaks, Moonlight Basin y Yellowstone Ski Club. Las dos primeras pasaron a ser propiedad de la propia Boyne Resorts, mientras que la tercera, una estación privada a la que solo pueden acceder los socios, fue comprada por otra compañía y se pudo volver a abrir este invierno. Existe un forfait con el que los miembros pueden pasar a Big Sky, pero viceversa no.
Superada este entramado de quiebras y estaciones, Boyne Resort ha anunciado que ha llegado la hora de empezar a modernizar sus remontes. Lo primero que ha hecho es la compra de un telesilla de seis plazas con capota panorámica que sustituye al Lone Peak de tres asientos. Se trata del sexto remonte de este tipo en Norteamérica. Los otros cinco están en Park City, Sunshine Village, Okemo y el Club Privado Hermitage Club, en Vermont.
El nuevo telesilla viene firmado por Doppelmyr, y estará dotado de todos los modernos sistemas que se implementan actualmente. Es decir, asientos calefactados, barra protectora automática, y un sistema de cámaras que detecta si está vacío el telesilla para bajar la capota automáticamente. Esto va bien porque en caso de que esté nevando, las sillas quedan protegidas y el operario no tiene que ir limpiándolas cuando llegan abajo antes de que se suba el cliente.
Mientras en Europa, sobretodo en los Alpes, es muy común ver telesillas con capotas panorámicas, en Estados Unidos apenas se ven de este tipo de remontes. Si en nuestro continente se instalan a un ritmo de 30 al año, en Norteamérica solo se montaron 16 unidades desde 1985. Aún se pueden encontrar algunas de estas en Whistler-Blackcomb, Sun Peaks, Mont-Saint-Anne, Big Sky, además de Canyons y Stoneham ya más recientemente. El Yellowstone Club tiene capotas en sus seis telesillas de cuatro plazas.
Copper Mountain montó uno en 1986, pero a los dos años las quitaron. Whistler también tenía uno en el Quicksilver, pero se quitó tras un accidente al que se le atribuyó la culpa. Al parecer estas 'burbujas' pesaban demasiado y hacía descarrilar las sillas. Vail, Alyeska y Steamboat se las quitaron de encima en el año 2000. En este caso porque el material con que se hacia esta capota era de policarbonato, un compuesto que tendía a rayarse con facilidad, sobretodo en ambientes de montaña, lo que provocaba incomodidad al pasajero. Las de Yellowstone, que se instalaron en 1998, estaban tan mal que lo que hizo fue comprar capotas nuevas el año pasado para todos sus remontes.
La tecnología ahora ha aumentado. Estas capotas están hechas de un compuesto más aerodinámico, que hace que el viento resbale más y no impacte en ellas haciéndolas mover. También hace que se rayen mucho menos. Eso sí, el fabricante exige, para mantener la garantía, que las sillas con sus capotas se guarden en un hangar por la noche. Canyons no la construyó y Doppelmeyr le anuló la garantía.