La carretera desde Cerezo de Arriba, el municipio donde está enclavada la estación, está despejada. El tráfico es escaso pero constante, y al llegar los aparcamientos tienen una buena ocupación. El día festivo en Castilla y León permite la afluencia de clientes que de otro modo no estarían un lunes en
La Pinilla. Apuran el último día de un largo puente, durante el que la estación ha registrado la cifra nada desdeñable de
5.000 esquiadores. El esfuerzo inversor en infraestructuras para producir nieve artificial (de alrededor de 500.000 euros en los dos últimos años, con la adquisición de 30 cañones de última generación y la mejora del sistema de bombeo) ha hecho posible un arranque inédito de la temporada invernal, que no comenzaba en noviembre en La Pinilla
desde 1968. También se ha dado la conjunción de otras circunstancias. Ángel González Pieras, que el próximo enero cumplirá tres años como director de la estación de esquí, explica que
«han sido elementos vitales una nevada de 30 centímetros y la producción de mucha nieve artificial para poder abrir el 29 de noviembre, algo que no había sucedido en los últimos 45 años».
La Pinilla afronta la temporada con buenas expectativas, por más que Ángel González, sea cauto, consciente de que la actividad de la estación está siempre condicionada por la meteorología y de que las predicciones a más de tres días no son demasiado fiables. Aun así, el comienzo ha sido
«bueno», dice con la misma cautela. Pero está contento.
El primer fin de semana, el último de noviembre, tuvo una cifra «respetable» de
1.700 esquiadores individuales, sin grupos. Fueron los primeros en disfrutar de los 44.000 metros cúbicos de nieve artificial y de las 28 hectáreas de superficie esquiable abiertas, que se mantienen a pesar de que en los últimos diez días no han podido producir nieve artificial; la inversión térmica que favorece el anticiclón situado sobre la península hace que las temperaturas sean más altas en la montaña que en la meseta, y para innivar es necesaria una temperatura húmeda de 2,5 grados bajo cero, unas condiciones que no se han dado en los últimos días.
Pendientes del cielo y del frío, y
«viviendo muy al día porque aquí no caen nevadas de un metro y medio de espesor», los responsables de la estación mantienen la esperanza de que esta temporada invernal pueda ser prolongada y se
superen los 50.000 esquiadores de la anterior, que terminó antes de lo previsto por las lluvias de la segunda quincena de marzo, que dejaron limpias de nieve las pistas y limitaron una campaña que se auguraba excepcional. Y cuentan para ello con el 'Plan Amigos' y otras ofertas de fidelización que bonifican un 10% el precio de los forfait y de los abonos de temporada, además de con dos convenios para que determinados colectivos puedan acceder a la estación en condiciones ventajosas.
Convenios
Es el caso del acuerdo con el Ayuntamiento de Riaza (propietario de La Pinilla) para que los escolares del municipio puedan adquirir el forfait de temporada por
35 euros (frente a los 200 euros del precio normal), y sobre todo el que Ángel González espera firmar esta misma semana con la Fundación Municipal de Deportes del Ayuntamiento de Valladolid para que a partir de enero la campaña escolar de esquí se desarrolle en la estación segoviana.
«Este convenio puede tener dos consecuencias muy positivas para La Pinilla, una por el volumen de esquiadores ante la expectativa de concertar bastantes grupos y, sobre todo (advierte el director), porque es poner una pica en Valladolid, un mercado de origen que La Pinilla tenía un poco olvidado y que debemos potenciar porque somos la estación más cercana».
González indica que tiene
«bastantes expectativas de poder recuperar el mercado de Valladolid». De hecho, hoy por hoy el mercado de origen que predomina en la estación de La Pinilla es casi en
un 98% madrileño, si bien este puente ha contado con bastantes esquiadores del mercado 'de cercanía', de Burgos, Aranda de Duero y de Segovia fundamentalmente, y puede haberse notado que, como ayer, aun siendo temporada alta, el forfait diario de 35 euros ha tenido un precio de
26 euros, uno de los más bajos (si no el que más) de toda España, que costará entre semana 21 euros.
La estación afronta diciembre con ilusión y con
7 kilómetros esquiables en once pistas. Hoy, el telesilla Testero estará cerrado para cambiar los frenos del servicio del remonte, pero no afecta a la apertura de pistas, que tendrán servicio con el telesquí La Pinilla, desde el que por la pista Periférico se podrá acceder a Chozo, Focas y Testero.
Una temporada para consolidar resultados
Mantiene el director de La Pinilla la prudencia al hablar de las previsiones para esta temporada. No obstante, declara que
«esta temporada es la de amortizar pasivos y regularizar las cuentas», después de las inversiones realizadas en los años anteriores, y recalca que este es el segundo año desde que el Ayuntamiento de Riaza asumió la propiedad de la estación que ha tenido beneficios económicos y
«las cuentas son ahora bastante asequibles».
Con la escuela de esquí y el hotel, La Pinilla mantiene
más de 70 empleos directos mientras está abierta, y a esta ocupación se suman los indirectos de los establecimientos de hostelería, contratados en arrendamiento de servicios con otras empresas. Y en la actividad de la estación de montaña cobra cada vez más importancia la temporada estival para que La Pinilla pueda estar abierta nueve meses al año y dedicar tres a preparar las pistas. Ya tiene
«el mejor bike-park de España», que este año ha permitido el «hito» de permanecer abierto desde el 1 de junio hasta la tercera semana de octubre, y en 2014 acogerá una de las pruebas más importantes del circuito español de mountain bike.
Aunque es el esquí lo que atrae a más público. Así, a la espera de que fragüe el convenio con Valladolid, La Pinilla cuenta con los acuerdos con clubes del entorno de Madrid (Eduma, Coadecu, El Club de la Amistad o el Friki Club) para llenar las pistas. Con todo, el factor climático, el frío y la nieve, son las condiciones imprescindibles para la estación, y Ángel González recuerda que,
«como me dijo un pastor de Panticosa, zagal, cuando el viernes veas venir nubes, al día siguiente, sábado»