Edad: 81 años
Otras profesiones: Monitor de Montaña y Licenciado en Ciencias Políticias.
Supera en 40 años a los profesores más experimentados y en 60 a los chavales que han empezado a dar sus primeras clases de esquí. Todos le conocen como Guili, que es el diminutivo de su apellido. Nadie, viéndole esquiar, podría pensar que ya ha superado la barrera de los 80 años. Hace más de dos décadas que se estableció en Andorra. Su vida es cuanto menos apasionante. Pero mejor que la cuente el propio protagonista. Todo empezó en Irán.
--Un profesor de esquí no tiene fecha de caducidad.
--Tengo 81 años y, mientras el cuerpo aguante, trataré de ser todas las mañanas el primero en la escuela.
--Hay que dar ejemplo.
--Me gusta levantarme muy temprano, antes del amanecer. Vivo en Soldeu y, si puedo, muchos días subo andando a la estación.
--Para que la gente se haga a la idea, esto supone que usted asciende una pista de esquí de dificultad media en sentido contrario.
--Sí. Me gusta caminar. Si puedo, a las 8.15 de la mañana ya estoy en la escuela. Me gusta ser también el primero en poder esquiar, sin gente... hasta las 10 de la mañana, en que empiezo a impartir clases.
--Usted no tendrá dificultad con los idiomas, ¿verdad?
--Mi lengua materna es el persa, que ahí se llama farsi. Pero hablo perfectamente francés, inglés, castellano, ruso, alemán, turco...
--¿Y catalán?
--Lo entiendo, pero me cuesta un poco porque los andorranos tienen la costumbre de hablarlo deprisa.
--Todo empezó en Irán.
--Yo nací en Irán y permanecí allí hasta la Revolución Islámica. Fui a la universidad, luego edité un periódico durante muchos años después de acabar mis estudios de Ciencias Políticas.
--¿Hay pasión por la nieve en Teherán?
--Hay unas pistas que son magníficas. Sé, aunque yo ya no voy por Irán, que tienen unas instalaciones modernas. Sólo hay un problema. No permiten a los chicos y a las chicas esquiar juntos. No tiene sentido.
--¿Y qué hacen los jóvenes?
--Los chicos van completamente tapados para parecer chicas y poder esquiar con ellas.
--¿Allí aprendió a esquiar?
--Sí, cuando estudiaba Ciencias Políticas. Luego me hice profesor. ¿Sabe una cosa? Yo enseñé a esquiar a Soraya y a Farah Diba.
-¿Conoció a la familia real persa?
--Ya lo creo. Ya le dije que editaba un periódico, que luego se continuó en Londres. Ahora es un semanario que lleva mi hija. Era el monitor de la familia del sha de Persia en Teherán. También di clases a una hermana suya.
--Y, cuando salió de Irán, ¿siguió con el esquí?
--Me especialicé todavía más en Chamonix, donde permanecí unos años. Pasé primero por los Alpes antes de instalarme en Andorra.
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