Un alud había arrastrado el coche del allerano contra un talud de nieve que lo libró de caer a un precipicio de varios cientos de metros, le destrozó la puerta que estaba abierta y lo sepultó. Quedó enterrado bajo dos metros de nieve. Sus cinco ocupantes tuvieron que romper una ventanilla para poder salir del coche. «Caminamos dos kilómetros bajo la nieve para encontrar una zona de cobertura y llamar por teléfono para que viniesen a buscarnos», explicó Gutiérrez.
El joven monitor se había visto obligado a intentar bajar hasta Felechosa, donde iba a trabajar por la noche en un bar de su propiedad. «De todas formas, en la estación no había ningún cartel que advirtiese de que la carretera estaba cortada, ni siquiera que era necesario usar cadenas», se quejaba ayer.
Tras el coche del profesor de esquí circulaba otro, con matrícula de Galicia, al que una tercera lengua de nieve -quizá la más fuerte de las tres- precipitó por un terraplén de unos 50 metros de altura. Sus ocupantes salvaron milagrosamente la vida ya que la misma nieve que los escupió de la carretera amortiguó su caída.
La furgoneta que Borja Gutiérrez había encontrado enterrada bajo el primer alud pertenecía a una familia portuguesa que intentaba alcanzar el puerto de San Isidro. Todos sus ocupantes consiguieron salir por su propio pie escarbando en la nieve.
El alcalde pedáneo de La Raya, Silvino Cordero, subía desde Felechosa hacia San Isidro y se encontró con el alud desde el otro lado. Avisó al 112 desde su teléfono móvil porque se temía que algún coche hubiese quedado sepultado, como luego se confirmó. «Intenté que acudiesen a limpiar la carretera lo antes posible por si alguien había quedado enterrado bajo el alud, pero me dijeron que respetarían un orden de actuaciones ya establecido», manifestó Cordero. Y es que los servicios de emergencia estaban desbordados por el caos que generó la copiosa nevada.
Una máquina quitanieves despejó la carretera ya entrada la noche y varios vehículos todo-terreno y algunos con cadenas lograron alcanzar la base de la estación a primeras horas de la madrugada de ayer.
Los tres aludes citados fueron los más significativos, pero no los únicos que se produjeron en el tramo de carretera desde Zubillaga a Riofrío. Al menos otros tres dejaron parcialmente sepultado durante varias horas este tramo del corredor del Aller, de aproximadamente un kilómetro.
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